En la anterior entrega decía que la guerra de los ricos es de muy vieja data, que viene desde la época del llamado "descubrimiento de América", o mejor dicho el genocidio en territorio del Continente Indígena Abya Yala, si nos referimos al hoy continente americano, porque en el viejo mundo ya la guerra de los ricos era añeja.
Apenas llega Cristóbal Colón, se inicia el holocausto indígena, donde son exterminados alrededor de 80 millones de habitantes originarios en el transcurso de los años: 1492-1650, por lo que Simón Bolívar en su Carta de Jamaica expresa, al referirse a las atrocidades cometidas por la conquista española en suelo americano: "Barbaridades que la presente edad a rechazado como fabulosas, porque parecen superiores a la perversidad humana; y jamás serian creídas por los críticos modernos, sí constantes y repetidos documentos no testificasen estas infaustas verdades".
Esta guerra de los ricos del imperio español, que regentaban los Reyes Católicos, bendecida por la iglesia católica del momento, fue enfrentada por la resistencia de los heroicos indígenas, desde el mismo momento en que los conquistadores iniciaron su brutal empresa, imponiendo el terror, desatando la terrible carnicería humana, donde los indígenas obtienen importantes triunfos, silenciados por la historia oficial, al obstaculizar aquellas acciones violentas, sin embargo, más pudo la ferocidad de los invasores, con su armamentismo moderno, con que arremetieron hasta el exterminio de gran parte de los habitantes originarios.
Pero lo que aun, el capitalismo con toda su reacción violenta, no ha podido liquidar todavía, es la resistencia de los pobres, que jamás será liquidada, porque que es la resistencia del pueblo soberano, que se ha mantenido en férrea defensiva hasta nuestros días, ante un enemigo que posee todas las armas habidas y por haber, y que no descansa en su afán de acumular cuantiosos caudales, que van a las arcas del gran capital, a expensas de las riquezas que pertenecen al pueblo.
No nos vencerán porque somos hechos con sangre de estirpe guerrera, de libertadores y constructores de patria, como lo hizo el Ejército Libertador integrado por valientes guerreros venezolanos, dirigido por Simón Bolívar desde las soleadas riveras del majestuoso Orinoco hasta las elevadas cumbres andinas, desde donde fueron conformadas seis patrias latinoamericanas, que hoy forman la Patria Grande de Bolívar y Chávez.
Ayer vinieron los europeos por nuestros metales preciosos: oro, plata, perlas, las tierras fértiles, las aguas, las maderas preciosas, logrando así, fortalecer el sistema capitalista salvaje, mediante el despojo, el saqueo, el robo y la esclavitud, por la imposición forzada del hambre, la miseria y la destrucción de los pueblos originarios y su inmensa riqueza material, cultural y espiritual, llevándose por delante las culturas autóctonas, las tradiciones, dioses y religiones ancestrales.
Hoy el imperio gringo viene por muchísimos más que eso. Viene por la Faja petrolífera del Orinoco, por las inmensidad potencial del Arco Minero, por nuestras grandes reservas de agua dulce, del sur de Nuestra Patria, por lo que ahora se hace más presente la guerra de los ricos, generando en la gran masa popular, el germen de la resistencia patriótica revolucionaria, que por más de quinientos años ha estado incubada y orientada por los principios y ejemplo de las luchas heroicas de nuestros antepasados, que derramaron su sangre por defender la patria soberana que es la misma que ahora defenderemos con ahínco y arrojo, cuando a Rondón le toque el turno del combate, que no va ser otra cosa que el combate definitivo por la independencia y la libertad, bajo la doctrina de lucha por la justicia y la paz soberana. Vamos a derrotar las pretensiones imperiales el próximo 30 de julio, para darle a la Patria el voto de confianza y terminar de una vez por todas, con la manipulación y la violencia a la que nos quieren someter los lacayos del imperio. ¡LA CONSTITUYENTE SÍ VA!
¡CHAVEZ VIVE!
LA LUCHA SIQUE!
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