Y como más sabe el diablo por viejo que por diablo, es que aconsejamos vernos en el espejo de la MUD, cuando nos cato a coba ofreciendo que haríamos la última cola y que los anaqueles amanecería full. De modo que debe haber cierta seriedad con los ofrecimientos hechos al electorado, porque en las actuales circunstancias, volver a mentirle a la gente seria como una bomba de tiempo que traería consigo consecuencias catastróficas para la vida institucional.
Una vez juramentada la Asamblea Plenipotenciaria, lo primero que debe hacer es poner de paticas en la calle a quienes demuestren su inocencia, y directo a la cárcel a esos indignos diputados que cobran todos los meses por hacerle el juego a los enemigos de nuestra soberanía nacional. Por esta razón, en términos de la distancia, la Comisión de la Verdad está en el deber de solicitar al nuevo Titular del Ministerio Publico para que investigue a fondo las fechorías de quienes nos han causado más de cien muertos y cuantiosos daños al patrimonio público y privado.
También esperamos que el Poder Constituyente decrete una exhaustiva auditoria de los bienes de aquellos funcionarios públicos que estén rayados por estar presuntamente incursos en delitos contra la cosa pública. Para nadie es secreto que el alto costo de la vida, la especulación y los dólares caros son la única causa del malestar generalizado. Hasta las piedras saben que el flagelo de la corrupción administrativa es otra causal de la quiebra moral del sistema político, que los ciudadanos quieren ver que la justicia castigue a los que metan las manos en el tesoro público. O combatimos la corrupción, o la Quinta República tendrá sus días contados, porque una cosa es enfrentar la guerra económica, y otra tener que soportar la hedentina a choros. Ojalas que no estemos soñando, que esta vez el paquete de oferta no sea puro buche y pluma, y que a partir del 30 de julio el Poder Judicial obligue a que los corruptos pongan sus barbas en remojo.
