"NO ES LA PRIMACIA DE LO ECONÓMICO SINO DE LA TOTALIDAD"
G. LUCKÁCS.
Entre tantos excelentes contenidos, advertencias, aclaratorias, teorías y prácticas que hemos aprendido del marxismo, están: escoger la verdad y desechar la apariencia, la verdad como sistema holístico y su método para aprehenderla, y las múltiples maneras como la dominación capitalista se reproduce en todas las instancias de nuestras vidas.
Como todo ser pensante, Carlos Marx y sus seguidores, pudieron haberse quedado cortos sobre la manera operacional del capitalismo. Es natural y bueno que esto ocurra y seguirá ocurriendo, lo que muestra que el marxismo es un constructo en permanente crecimiento, sin que esto implique dobleces, desviaciones, rupturas o traiciones. Lo único eterno es el cambio. En su resguardo, podemos señalar las limitaciones científicas de aquella época, y las terribles y múltiples dificultades con las que "El Moro" de Tréveris se topó. Sin negar los colosales avances científicos actuales, el conocimiento sigue siendo un instrumento de control social; las ciencias están ideologizadas. Por esto, el sistema capitalista "cuida" (vigila) tanto el proceso educativo oficial. Esta vigilancia también está presente en la cotidianidad. Su despliegue en el enjambre cultural, casi copa todas las instancias ambientales y humanas. Nada o casi nada, escapa a la sospecha de ser ideología (Falsa Consciencia). ES LA CULTURA COMO DOMESTICACIÓN COLECTIVA.
Ciertamente, las victimas del capital reproducen con su práctica, los intereses de su enemigo histórico. No siempre el capitalismo "se deja ver el ojo", y sabe muy bien "adobar la píldora", pero sus contradicciones que no son lógicas sino históricas, detectan cuando está en peligro su existencia, y no tiene empacho en violar abiertamente lo que sea necesario. El capitalismo no puede detener y menos eliminar sus propias contradicciones que generan sus crisis; son su oxigeno vital. Si elimina estas contradicciones desaparece. El capital admite de buena gana las democracias cuando son tuteladas por ellos, pero imponen dictaduras militares y hasta llegan al fascismo cuando sus contradicciones se aproximan al tope, y peligran sus privilegios.
La operatividad sistémica del capital es voluminosa y por supuesto holística, aunque guste presentarse fragmentado, así confundirá más a sus víctimas. Maestro del engaño, el capitalista y la misma naturaleza del capital, saben cómo ocultar la realidad y vitalizar la apariencia. La naturaleza del capital ha despojado al SER de su condición humana. Sabedores en carne propia que la etiología de la riqueza viene de manos de la plusvalía, como manifestación de la expropiación histórica a los colectivos, han logrado que el explotado no conozca la raíz de su desgracia. Con frecuencia oímos decir a los trabajadores: "pobre pero honrado". En fin de cuentas: "primero pasará un camello por el ojo de una aguja, que un rico entrar al reino de los cielos". Falacias de la iglesia católica, pues todos sabemos al servicio de quienes está. Que potentes soporíferos castrantes y adormecedores suele usar el capital para coronar su ideología, invertir la interpretación de la realidad, expresada en prácticas alienantes y enajenantes. Nada fácil es separar la verdad de la apariencia. Sin esta separación no habrá revolución y menos socialismo.
Privatizadas las ciencias, se vuelven ideologías. Por ejemplo, con frecuencia es el sistema el que produce la enfermedad. La lógica del capital dice, que en este caso, no es "lo mejor" erradicar la enfermedad, sino generar la adición medicamentosa. La adición es la permanencia del mercado. El mercado es la columna vertebral del sistema capitalista. No podemos asombrarnos que diez multinacionales controlen el 80% de los medicamentos mundiales, ni que hayan creado enfermedades en sus laboratorios, teniendo previamente el medicamento a su disposición y monopolio. El capital no tiene ética, suele burlarse hasta de sus defensores. LOS CONSAGRADOS DERECHOS RESERVADOS DE PATENTES SON LA BANDERITA DE ÉXITO SEGURO DE ESTA INVERSIÓN. La salud es convertida en mercancía. EL Estado hacer valer estos "derechos" de los pocos. En fin de cuentas, su papel principal es defender la propiedad privada. Deshumanizadas las ciencias, el sujeto se presenta frente a ella, en casi absoluta precariedad. La dominación es ancestral y se legitima desde el vientre de la madre, la asume la comunidad multiplicándola, y le da rigor y obligatoriedad institucional y cultural, el "aparato" del Estado burgués.
El tránsito de la "consciencia en sí a la consciencia para sí", es complejo y difícil pero impostergablemente necesario. He aquí las dificultades de hacer revolución socialista conviviendo con la economía política. El Estado reformulado periódicamente por los acólitos del capital, tiene poderosos mecanismos para derrotar o tragarse a sus enemigos, favorecer a sus amos, y complacer a sus fariseos. El Estado es en sí mismo la superestructura vital del capital. Pretender hacer la revolución socialista cohabitando con el Estado, trabajando con él y dentro de él, ES SENCILLAMENTE IMPOSIBLE. El Estado es por su esencia contrarrevolucionario. El Estado es el cuartel central del capital. Mercado y Estado es lo mismo. Cuanto Estado se necesite y mercado se requiera, es un auto engaño.
Nuestros padres, víctimas de nuestros abuelos y así sucesivamente desde el pretérito, nos enseñan lo que le conviene al sistema capitalista dominante, así, la dominación se reproduce y perpetua en todo el tejido social. Escapar de este acecho es difícil. "El deber ser" kantiano, la moral religiosa y la ética capitalista, tienen el mismo propósito. Tan ético y moral es para el capitalismo, invadir un país y destruirlo con toda su gente adentro, como ser el causante de cientos de millones de hambrientos que aumentan todos los años. En fin de cuentas, "dios lo dispuso así". El tránsito de la conciencia en sí a la consciencia para sí es la más efectiva manera de acortar los tiempos revolucionarios. Nuestro INMORTAL CHE (Se cumplen 50 años de su asesinato), clamó por la construcción del "El hombre y la mujer nueva", colocando al revolucionario, en el escalón más alto de la especie humana.
El capitalismo no duerme, produce mercancías y reproduce su esencia sistémica 24 horas diarias y 365 días al año. Perecería si no lo hace. Tampoco duerme su poderosísima maquinaria ideológica, para percolar y controlar nuestro cerebro, y desde allí nuestra conducta. Sólo los verdaderamente revolucionarios, escapan a estos sutiles o fuertes mecanismos de control. Una empresa trasnacional de publicidad, que operó en Venezuela, tenía por lema: "Permítame pensar por usted". Unos peluchitos pues….
Sin duda, "el capital es una relación social", y de la misma manera que el salario esclaviza a quien lo recibe y la plusvalía es la fuente de riqueza de quien no trabaja, el marxismo nos libera con su "teoría-práctica". El empirismo suele ser el refugio de los pragmáticos, de los pobres de conocimientos, de los escasos de lenguaje, de los miopes de imaginación. Fragmentada la realidad sólo queda su apariencia. La cultura copa los espacios de dominación, la contracultura le antagoniza. Simón Bolívar, vociferó la idea que aún está por verse, que "será en América donde se despejará la incógnita del hombre en libertad".
Este breve escarceo, es necesario para abordar un asunto de la mayor monta: la cultura como herramienta de control social, y la contracultura como constructo liberador y revolucionario. Hasta el próximo sábado. (Continuará)
HONOR Y GLORIA ETERNA AL INMORTAL ERNESTO CHE GUEVARA A 50 AÑOS DE SU ASESINATO. El "economicismo" NO, EL "etapismo" NO, "el hombre y la mujer nueva" SÍ