Año difícil este 2018: Elecciones presidenciales, "guerra económica", crisis económico-político-social, y desplome del dólar americano, el euro y otras monedas con consecuencias planetarias. Con las elecciones presidenciales, las ofertas de sirios y troyanos, llegarán a lo insólito. Ofrecerán, el cielo, las estrellas, la inmortalidad, el paraíso, seguridad, trabajo, comida, caña, sexo y todo al menor costo. Sólo vote a mi favor en las elecciones, y lo tendrá todo en casa. Los contrincantes saben que en el marco del capitalismo los problemas estructurales no tienen solución. Pero ellos; los de allá y los de acá, trabajan para que continuemos en este sistema. Que todo cambie para que nada cambie. Unos dirán que van a humanizar al capitalismo, otros, que las cosas ocurren porque ya están establecidas: "El que nace barrigón ni que lo fajen chiquito". Por favor no se le oponga a Dios…. Se insistirá en aquella vieja mentira de que siempre habrá pobres y ricos, como si la historia no fuera dialéctica.
El gobierno no quiere mostrarnos el verdadero rostro de "La guerra económica": el capitalismo. Tampoco tiene un proyecto revolucionario, menos se propone direccionar el país hacia el socialismo. Todo se reduce a repartir dinero para continuar gobernando. La corrupción (Alerto al país: Tedd Robinson, Encargado de Negocios de los Estados Unidos en Venezuela, es especialista en desprestigio y golpes de Estado, usando la corrupción para desestabilizar), el burocratismo y la ineficiencia están haciendo metástasis. El madurismo pacta con la burguesía, fundamentalmente para mantenerse en Miraflores. Este pacto desarma políticamente al chavismo. Detrás de esta burguesía está el imperialismo; los dos seguirán haciendo esfuerzos por sacar al madurismo del poder, previamente arrancando el chavismo del imaginario popular. El capital quiere un camino futuro despejado, para sus andanzas. El gobierno pierde credibilidad y apela a sus funcionarios públicos. Los comerciantes de todo cuño, irrespetan al gobierno, porque lo saben frágil. Las decisiones de Miraflores contrastan con la realidad de la calle. Con dinero, creen callar a la calle; esto no resuelve problemas estructurales, pero envilecen al pueblo. El gobierno ni tiene, ni maneja razones profundamente espirituales, que expliquen y convenzan de la necesidad revolucionaria. No entiende el poder de la cultura. Las circunstancias lo azotan, y sólo lucha por quitarse los fardos que lo apabullan. Vuelven a Chávez, porque el madurismo no es el chavismo. Esta "chirriando la economía", pero el gobierno lerdo e impotente, solo responde a billetazo diario y gigantesco. SU INTERÉS ES SEGUIR EN MIRAFLORES. PACTARIA CON EL DIABLO SI FUERA NECESARIO, Y LO ESTÁ HACIENDO.
Falseando la teoría política marxista sostiene, que el tránsito por el capitalismo es una necesidad para llegar al "socialismo", por eso lo oxigenan. Sabemos que ésta crisis es inherente a la naturaleza y lógica del capital. El dinero inorgánico allá y acá, débilmente sostiene a sus gobiernos; es pan para hoy y hambre para mañana. El Papa Francisco hace pocos días señaló, que estamos a un paso de una guerra nuclear. Equivocado, el gobierno está dedicado a gerenciar la pobreza, no ha extirparla, no quiere tocar al capital (causante de los problemas estructurales) ni con el pétalo de una rosa.
¿Qué hacer? "SER TAN RADICAL COMO LA REALIDAD" nos enseñó Vladimir Lenin. LA REALIDAD NOS LLAMA; LA MESA ESTÁ SERVIDA. Ésta ira popular, transformémosla en ira revolucionaria. El pueblo está desorganizado y sin liderazgos propios. El PsuV está agarrado de la brocha. Sus líderes ven un país que no es el real. Izquierdas y derechas están fragmentadas. La socialdemocracia se acomoda a las circunstancias para hábilmente defender al capital. Los militares, muchos de ellos corruptos, se ubicaran a conveniencia. La fiera imperialista está severamente afectada, su economía se desploman, esto la hace más peligrosa. Anarquizado y radicalizado, el pueblo irá para el fascismo o para la revolución. ESCOGAMOS.
Se hace urgente e imprescindible un análisis marxistas de la realidad venezolana; esto es, UN ANÁLISIS DE CLASES: Lumpen, proletarios, pequeña burguesía, clase media y media y alta burguesía. Los manuales "marxistas" y los reformismos socialdemócratas han hecho mucho daño. A la historia como despliegue dialéctico de las contradicciones entre clases e intereses opuestos, se le ha buscado acomodo. Se enseña y difunden falacias, como que el desarrollo del capitalismo es inevitable para poder llegar al socialismo, que la historia es un continuo (evolución), que la institucionalidad burguesa es camino viable hacia la revolución, que "los modos de producción" son los pasos evolutivos de toda historia humana, que la dialéctica no es necesaria en los análisis políticos clasistas, que la alianza con la burguesía es necesaria, que el capitalismo morirá de vejez, que el camino electoral es el único, que "la paz perpetua" debe respetarse. Cuantas galimatías, cuántas mentiras, cuántas traiciones, cuántos acomodos "históricos", cuántas explicaciones falaces para la perfidia.
El padre del marxismo, fue preciso y conciso: la presencia de condiciones objetivas y subjetivas, son necesarias para el hervidero revolucionario. Las objetivas, surgen en las condiciones materiales de la realidad mesurable, resultados de las contradicciones solubles e insolubles del capital. Las subjetivas, insisten en la necesidad de la consciencia social clasista, para que la lucha entre Capital y trabajo sea visible y consciente. Claro, llegar a "la consciencia para sí", requiere el conocimiento y la anulación de la alienación y la enajenación, cimentada por la ideología como "falsa consciencia". Si todo está fetichizado, todo debemos desfiticharlo. Cultura Vs contra cultura. Cultura colonizante Vs cultura liberadora. Parecería un juego de palabras, una visión romántica de la historia, pero no; es la única salida revolucionaria. Conocida en profundidad la realidad tal como es, las condiciones objetivas se hacen subjetivas, y el sujeto histórico sabe lo que debe hacer; lo que las circunstancias demandan de él. Los colectivos deben organizarse con vanguardias horizontales, los verticalismos conducen al burocratismo y a la autodestrucción de lo conquistado.
"Conocer la realidad para transformarla" advirtió "El Moro". Su famosa y bien ponderada TESIS XI es diáfana y palpitante: conocer para transformar radicalmente. Pero claro: "Sin teoría revolucionaria no hay revolución". Es la necesaria articulación de la "teoría-praxis o praxis-teórica". La correcta teoría, tendrá éxito en la práctica, a la teoría equivocada, le espera el fracaso práctico. Es el vulgar pragmatismo.
¿Por dónde andamos hoy en Venezuela? Las decisiones de Estado del Presidente Maduro, muestran claramente, que ni su gobierno ni la dirección de su partido, consideran que estos son tiempos revolucionarios. Muestran a Chávez por interés electoral, no por convicción ni deseo. Desfasados en el tiempo y en la teoría política, aplican tesis desarrollistas, keynesianas, populistas y asistencialistas, que han demostrado ser un fracaso en muchos países. Creen más en la industrialización capitalista que en la revolución popular. El socialismo queda postergado para otras generaciones. Siguen creyendo en la necesidad de la revolución democrático burguesa, en alianza con el capital criollo, como puente y vía para estadios superiores indefinidos. EL SOCIALISMO VERDADERO NO ESTÁ EN LA AGENDA DE MIRAFLORES.
Es insólito pero hoy en Venezuela, es la contra revolución la que agita las luchas de clases. "El progresismo", la socialdemocracia y la izquierda pálida, quieren LA PAZ. Paz con profundas injusticias sociales. En las próximas elecciones presidenciales, demagógicamente los contendientes, apelaran al voto popular teniendo que insuflar viejas esperanzas de justicia social. El pueblo desorganizado, aún no podrá captar la necesidad de su unidad ni de su forma de lucha. Instintivamente se expresará anárquicamente, lo que puede complicar la tarea revolucionaria. La izquierda parece no estar en condiciones de liderar estas contradicciones objetivas políticas y sociales. Más divisiones podrían fermentarse, de aquí, la necesidad de una unidad nacional revolucionaria sobre la base de un programa mínimo de lucha. La socialdemocracia se mueve hábilmente para impedir el ascenso popular; sabe fingir y engañar. ¿Qué pasará si aumentan los estallidos populares hasta hacerse nacionalmente incontenibles? "Arde la calle", nos advierte un conocido y muy respetado revolucionario. Mientras que las contradicciones avanzan, el gobierno está ocupado comprando votos.