Empezó Diosdado Cabello la ofensiva política en el programa radial ‘Dando y Dando’, que se transmite por la Radio Nacional y donde dialogaba con Aristóbulo Isturiz, lanzando el primer misil de largo alcance, propuso que junto con las elecciones presidenciales del próximo 22 de abril se realizaran las elecciones parlamentarias, sorprendiendo a todo el mundo ante lo inesperado del planteamiento.
Argumentó Diosdado sólidamente su audaz e inesperada propuesta ante el estado de postración, inacción, parálisis y conducta anti popular de la AN (leyes de vivienda y privatización de los urbanismos de la GMVV, el bodrio de ley de amnistía que legalizaba y liberaba todos los delitos y crímenes imaginables etc., etc.), subversiva y golpista de la Asamblea Nacional y sus directivas adeca, fascista, derechista (Allup, Borges, Guevara) actualmente controlada por la oposición más recalcitrante, reaccionaria y fascista desde diciembre de 2015 y en estos momentos no sólo paralizada (los diputados no asisten a las sesiones y nunca hay quórum) sino absolutamente improductiva desde el punto de vista de la elaboración de leyes que el país necesita, no pseudo leyes para subvertir el orden constitucional como ha sido desde que se instaló en 2015.
El desarrollo de una correcta política revolucionaria acorde con los intereses de la Patria y del Pueblo permitió, con el acertado y oportuno giro político que significó el llamado hecho por el Presidente Nicolás Maduro al llamar a la elección de una asamblea nacional constituyente y su concreción el 30 de julio y con la masiva votación no sólo se eligió la ANC sino que de inmediato se ganó la paz, alterada desde abril del 2017 por la subversión terrorista que cobró más de 150 vidas valiosas de venezolanos e incuantificables pérdidas materiales y naturales, en una particular guerra subversiva.
A partir de allí se sella, digamoslo así, la muerte lenta y definitiva de la AN actual. La ANC, legítima constitucionalmente y mayoritariamente elegida por más de 8 millones de votantes, no pocas veces ese día memorable tuvieron que vivir los votantes la agresión de los cercos terroristas, las emboscadas y agresiones paramilitares en diversos municipios del país al pueblo votante. Asumió de inmediato, en la práctica, los plenos poderes que le consagra la Constitución Bolivariana, decretó las elecciones de Gobernadores y Alcaldes y adelantó las elecciones presidenciales. La AN no pudo evitar ni la legitimidad de la ANC ni la contundencia de sus decisiones políticas, al punto que los gobernadores y gobernadoras de derecha, algunos neofascistas como los de Mérida y Anzoátegui, se juramentaron ante la directiva de la ANC y cuando el elegido gobernado derechistar del estado Zulia se negó torpemente a juramentarse, le fue revocada la elección y se convocaron nuevas elecciones a gobernador del Zulia que esta vez ganó la Revolución.
La derecha que salió elegida a diputados y diputadas a la AN están en deuda con el pueblo venezolano porque la mayoría que votó por ellos y ellas no lo hizo para que conspirara sino para que legislara en base a los intereses del país, no contra el país como en efecto lo hizo, dando aquellos espectáculos terribles de un liderazgo abiertamente subversivo, golpista, terrorista, criminal, de intentos de entrega del país a potencias extranjeras, llamando a bloqueos económicos y cercos de hambre contra el pueblo venezolano hasta pedir la agresión militar contra el país, como lo demostró ampliamente su liderazgo con la violencia del año 2017 y los innumerables viajes al exterior a jefes de gobiernos de Europa y Estados Unidos y gobiernos cipayos latinoamericanos.
De allí que la propuesta de Diosdado de adelantar las elecciones parlamentarias, elegir una nueva AN, con nuevos y patriotas parlamentarios –aunque la derecha reventó en sus miasmas y en los cenáculos terroristas del gobierno de los Estados Unidos del Norte, de la OEA, del gobierno enemigo de Colombia y otros–. Explotó el misil de Diosdado. Y si no aceptan ni reconocen –como si los yanquis mandaran aquí y no el pueblo venezolano, para pretender darnos órdenes– sus derrotas políticas y militares del 2017, la implosión de la Mud, la desmoralización que cundió en sus filas, la desmoralización, la sumisión ante el mandato norteamericano que desde Colombia les ordenó no firmar el acuerdo de convivencia que se había acordado en Santo Domingo, allá ellos. Un error más en su infinita cadena de desaciertos. Pero las elecciones parlamentarias van.
Para remate, el Presidente Maduro, en la continuación de la ofensiva política, tomó y amplió la propuesta de Diosdado y propuso unas multielecciones, no sólo incluir las elecciones parlamentarias sino también la de los concejos municipales (concejales) y los consejos legislativos (diputados regionales). Se cerraría así el cuadro electoral de la elección de los poderes Ejecutivo y Legislativo, independientemente que vayan separadas, unas en abril otras en junio.
¿No era eso lo que quería la derecha fascista y sus amos imperiales, que se adelantaran las elecciones? La ANC así lo decidió –en parte, las presidenciales por ahora, después viene las elecciones parlamentarias– pero solo cuando lo requerían las fuerzas revolucionarias y estaban dadas todas las condiciones políticas, no cuando querían los enemigos del pueblo. El momento es este, la correlación de fuerzas cambio radicalmente a favor del pueblo a partir de dos momentos, de las guarimbas terroristas y la violencia y el rechazo generalizado que esos hechos criminales generaron en toda la población, en el pueblo chavista y en aquellos sectores populares arrastrados o confundidos por el discurso de la derecha. La victoria derechista de las elecciones parlamentarias del 2015 se volvió sal y agua. La otra fue la convocatoria y ejecución de las elecciones a la constituyente. Allí murió la violencia opositora.
Los misiles políticos de los líderes de la Revolución, Nicolás Maduro y Diosdado Cabello, han dado en el blanco y la derecha internacional y "criolla" no lo pudieron –ni pueden– evitar, salvo sus gritos destemplados, la histérica estridencia, la mediática mentirosa. Las fuerzas y liderazgos que ya se están moviendo en el campo revolucionario son impresionantes. Estamos ante un nuevo cuadro político que hará avanzar la Revolución. Muerta la Mud, dividida la oposición derechista en mil toletes, el fascismo queda reducido prácticamente a nada, a los grupos terroristas del grupúsculo voluntad (im)popular y de primero (in)justicia que ya están recibiendo palos porque quieren atentar contra líderes de la Revolución, como el descubierto intemto de secuestro del dirigente revolucionario Nelson Merentes. Ni volverán los burgueses al poder ni derrotarán la Revolución bolivariana y chavista. Al imperialismo yanqui también lo derrotaremos como lo hizo Corea, Vietnam o Cuba, si se atreve a poner la zarpa infamante en el suelo patrio. Primero iremos, el 22 de abril, a las elecciones presidenciales para reelegir a Nicolás. Después, en mayo o junio, iremos a las elecciones parlamentarias generales y regionales y las elecciones de concejales. Ya la suerte está echada, no hay punto de quiebre, sólo avance revolucionario.