Si entendí bien, la parte más loquita de la dirigencia opositora argumenta la siguiente patochada:
No participa en las elecciones del 20 de mayo porque son un fraude. Jamás, o sea, nunca, es decir, en ningún momento, añade nada más. Ni una prueba. Solo profiere la sola palabra mágica fraude y punto en boca. Te me callas. Te la calas. No te creo tan inteligente como para merecer más. A lo sumo repite como loro… No, como loro no porque las cotorras son inteligentes. Hasta las cacatúas. En fin, machaca y machuca que la Constituyente no tiene autoridad para convocar elecciones pero atendieron la convocatoria de la ANC a las elecciones de gobernaciones y hasta ganaron cuatro. Y quienes las ganaron se juramentaron ante esa misma ANC. ¿Tú entiendes? Yo tampoco.
Otra afirmación sin predicado es que el 90% vota por la oposición. Así, con esa cachaza. Tampoco dan pruebas, ¿qué inteligencia merece que se le den pruebas? La tuya no, evidentemente. Cuando vociferan fraude y 90% no están dirigiéndose a nadie inteligente. Porque cualquier mollera, por módica que sea, preguntará por qué entonces no van a las elecciones para por fin «salir de esta pesadilla». O será que tampoco quieren ganar elecciones sino imponerse por la fuerza, tipo Afganistán, Irak, Libia, Pinochet, para poder mandar como les gusta, a la machimberra. Lo ideal es un sistema como el de Arabia Saudita, o sea, una satrapía oriental sin leyes, sin constitución, donde se hace la voluntad despótica de un reyezuelo, un califa, un jeque, un sultán, un gamonal, un azote de barrio. No hablaré de las condiciones en que viven las mujeres saudíes, para no proferir palabrotas. Como Temer, elegido por una camarilla ínfima e infame, aprovechando que ahí no hay 13 de Abril y que la dirigencia revolucionaria cree que la burguesía perdona. Un «presidente» como Ledezma, nombrado por 10 fantoches, ¡eso sí es democracia! O descarríos como Macri. O Francisco Franco, una vaina fascista sin contrapeso, que aún sostiene las cuchufletas del PP. ¿Viste a la Cifuentes? Más ridícula y se muere.
La tesis del fraude se desploma cuando se recuerda que han ganado varias elecciones. Pero para eso se necesita un entendimiento que solo tiene la gente inspirada por Miranda, Bolívar, Zamora y Chávez.