Que si la ignorancia, que si 300 años de barbarie, que si la domesticante cultura colonial, que si la tenencia de la tierra, que si la confabulación entre lo colonial y lo oligarca, que si la indisciplina, que si la ausencia de un ejército organizado, que si una economía maltrecha, que si el papel oscurantista del clero, que si los errores políticos, económicos y sociales de los jacobinos emancipadores, que si negros e indios al lado de los colonialistas, que si el proyecto continental de Bolívar era inviable, que si lo cultural pesó definitivamente, que si estas y otras causas más son ciertas, también es cierto, que los primeros diez años de la guerra independentista, la consciencia revolucionaria y liberadora, no ascendió a niveles del pueblo. Esta realidad muy grave, aún persiste. Tardó el mismísimo Bolívar por entender la importancia de la participación popular em igualdad de condiciones, y tarda el pueblo en comprender su papel histórico desencadenante y revolucionario. De "la consciencia en sí, a la consciencia para sí"
Las guerras hasta 1820, fueron de pueblo contra pueblo. Será con Bomboná, Bochacá, Pichincha, Junín y Carabobo, que la figura egregia de Bolívar sobre sale, y logra articular una transitoria unidad política y militar. Sus documentos políticos, muestran su aprendizaje de los errores. En cualquier circunstancia, para el año 30, año de la muerte del Libertador, había pasado el peligro para el latifundio y sus grandes propietarios; éste se había concentrado más. La mismísima guerra produjo nuevos propietarios. Si para 1810, el 5% de la población era dueña del 95 % de las mejores tierras, para 1830 está amarga realidad se había fomentado. El papel de José Antonio Páez, hecho un personaje muy rico, afectó severamente el proyecto integrador de Bolívar. Santander en Nueva Granada y otro venezolano, Juan José Flores en el Ecuador, se encargarían del descuartizamiento de la Colombia de Simón Bolívar. Parte de la dirección militar del libertador, eran ahora grandes propietarios, habían sido corrompidos por la oligarquía terrófaga. UNA NUEVA DERROTA AL PUEBLO,
Para 1810, los colonialistas dicen: "no quieren gobierno", pero los propietarios criollos sí. "Trescientos años de dominación no bastan" y los tiros, machetes, espadas y puñales rasgan el aire, cruzan cuerpos y destruyen vidas. Ningún oligarca carga ni con un rasguño. Para 1830, lacónicamente Bolívar confiesa: "he arado en el mar". La guerra se expande y se hace más cruel. De las barbaridades de Monteverde, Boves y Morillo, se pasa, a la conspiración contra el Libertador y su Proyecto Continental. Páez se declara enemigo de Bolívar: si regresa al país, será preso. "Yo los perdono"… le responde Simón. Su muerte la precipita la bala de Berruecos: "hay balazo". El latifundio lucia fortalecido, Páez licencia las tropas libertadoras y se consuma la destrucción de la unidad colombiana de Bolívar. Muere el Libertador, Páez y Miguel Peña festejan con sus amos. El proyecto bolivariano se detiene, hasta que viene Chávez a reponerlo.
El decimonónico fue siglo de esplendor para los traidores. Expatriación y ocultamiento de los restos de Bolívar.Ocultamiento de su proyecto. Carujadas, "ilustres" gobernantes corruptos, pistoletazos, corrupción abierta y descarada, generales enriquecidos, asonadas militares, invasiones internas, fusilamientos, fugas y cárceles. En el siglo XX la dominación se refina; los corruptos se disfrazan de demócratas, de decentes, de patriotas, de justiciero, "todo" lo hacen "por el bien del pueblo". Aparece nueva forma de dominación: Las elecciones controladas, "acta mata votos", "cuánto hay para eso", "Ni renuncio ni me renuncian" dice el apatrida Betancourt. "Menca mi amor, anoche tuve pesadillas, oia gritos como de torturados". "con AD se vive mejor porque roban pero dejan robar", "gracias a ti", "rolo a rolo y tolete a tolete…le echaremos pichón", "Blanca buscame otro escocés, rápido", "recibo un país hipotecado". "Gracias a ti", democracias falseadas, lucha armada, inestabilidad y muertos, menos LA PAZ. La dominación pasa por la uniformidad del mismo discurso dominador. La "pacificación" nacional de Caldera, es el puntillazo a la insurgencia de izquierda. La derrota ya venía en la práctica. "La coexistencia pacífica" se expresa en la "paz democratica" interna, reflujo y derrota del pueblo. Las elecciones venden esperanzas que no se cumplirán, para volver a ofrecerlas; lo electoral y la pobreza es el gran negocio para los políticos pillos. Se trata de controlar la mente del pueblo, para controlar sus acciones, sus gustos, sus conductas. Leyes del mercado se transfieren al campo de la política. Las elecciones burguesas son parte del mercado capitalista. Más de lo mismo: al pueblo se le contabilizan los muertos (hasta de hambre), y a la burguesía "los reales".
Lo de "nuevas leyes, nuevos hombres, nuevos procedimientos" fue efímero. A la muerte del tirano Gómez, le sobreviene una seudo democracia burguesa. Para los adecos, incipientes "socialdemócratas", el problema era Gómez: "muerto el perro se acabó la rabia". Para los comunistas, era el sistema capitalista; Gómez representaba el inicio del capitalismo en Venezuela. Los Estados Unidos impulsaron a los primeros, quienes prestos, mostraron con creces, su sumisión al amo. El reventón petrolero del 18 en "los barrosos" del Zulia, atrajo la mirada interesada de las más poderosas trasnacionales. Venezuela fue prontamente transformada en un gran mercado. Con ésta "economía de puertos", se construyó una burguesía nacional, que nace apátrida, dependiente de gringolandia e importadora. Los Estados Unidos, le dan protección al dictador a cambio de petróleo. Gómez les entrega el país en concesiones petroleras. El subsuelo nacional lo salvo un viejo decreto del Libertador. López Contreras, llama a "paz y cordura" ante las insurgencias proletarias. Medina Angarita fue un respiro fugaz de esperanza. El Maestro Gallegos, denuncia que el golpe en su contra "Huele a petróleo". Pérez Jiménez y Rómulo Betancourt, están tras bastidores; son fichas del imperialismo. La farsa del "Nuevo ideal nacional", es reemplazada por "disparen primero y averigüen después". LA PAZ no aparece por ningun lado.
El 23 de Enero del 58, una nueva inflexión de nuestras contradicciones históricas, y también una nueva derrota popular. La burguesía alerta y presta, supo manejar la crisis y preservar el poder. "La Junta de Gobierno" suplantó a la "Junta Patriótica". El pueblo volvió a poner los muertos. Del 58 al 98, el punto fijismo reaccionario, pro imperialista y profundamente anti comunista, hicieron de la represión más brutal, y el entreguismo más avieso, el mayor estandarte de aquellos gobiernos. Los presos y muertos seguían viniendo del pueblo. Por fin, un hombre del pueblo, con proyecto popular nacional y continental, llegaba a la Presidencia: "El arañero de sabaneta". Diez años de esperanzas, logros y dignidades recorrieron la patria. La muerte inducida de Chávez, ordenada desde el Pentágono, y ejecutada por hombres de su confianza, acabaron con la esperanza popular. Hoy, "El plan de la patria" se extravió, y "El Golpe de Timón" no se dio. ¿Dónde estariamos de haber seguido el rumbo planificado por Chávez? ¿Hacia dónde vamos? Hasta el próximo sábado.