¿Quienes se meten con Venezuela, por ejemplo? Es por una duda que tengo. No enumeraré los casos porque son innumerables y porque pueden inducir a error. Por ejemplo, a pensar en cosas sobrenaturales, como que cierta dirigente de oposición es pavosa, de mal agüero, gafe —ojo oposición de redes sociales: Escribí gafe y no gafa, para que después no digan. Ciertamente cada vez que alguna dirigencia de derecha enemiga de Venezuela se desbarranca políticamente, o sea, se seca, aparece en una foto con esa rubia teñida pocos días antes del despiporre. Nunca me ha pasado ni he visto cosa que no se pueda publicar en una revista científica arbitrada. Pero en este caso da para pensar, ¿verdad? Y pienso lo siguiente:
Los rayos no los lanza el dios griego Zeus o el romano Júpiter. No hay unicornios, ni siquiera azules. No hubo Amalivaca. Ni una paloma preñó a una virgen. Respeto a la gente que cree en vainas y por eso mismo exijo el mismo respeto para mí, que no me las trago. De modo que intentaré una explicación positiva y natural al acecinamiento de la gente que se mete con Venezuela. Ojo tecladistas de oposición: No escribí asesinamiento. Les recomiendo el uso del diccionario.
Un fenómeno no tiene que ser sobrenatural para ser interesante, como ciertas tendencias históricas. A partir de la Toma de la Bastilla ocurrieron muchas cosas en una dirección que luego se revirtió parcialmente con la Restauración. De todos modos el orden del Antiguo Régimen nunca se restauró completamente y hoy hay Francia es un país bastante republicano, a pesar de la pretensión de Luis XX de ser el rey de ahí. Si así fuera, la Reina de Francia sería una venezolana hija de cierto banquero, pero eso es solo un chisme divertido. Volvamos a cosas serias:
«Flujo, reflujo, ola», decía José Ignacio Cabrujas a propósito de los vaivenes de la historia. Los imperios son flujos que desencadenan reflujos de resistencia, desde Guaicaipuro hasta quienes hoy resistimos esta hiperinflación inducida, que a su vez induce esta hiperanomia que estamos padeciendo, mírala. Es ese reflujo la tendencia histórica que anda secando gente por aquí y por allá. ¿Ves que la cosa no es sobrenatural sino bien natural? Quod erat demonstrandum.