A Maduro pudo habérsele antojado que un Petro valía lo mismo que dos o tres o diez o cien barriles de petróleo. Qué importa… Al fin y al cabo, en su fantasía, él es una autoridad muy creíble. De hecho anoche lo dijo,.. “El pueblo cree en su presidente”. “Los agentes económicos creen en nosotros.”
De modo que cuando Ud. se percata de que el Petro es una “criptomoneda” cuyo valor fue asignado arbitraria y caprichosamente nada más y nada menos que por el propio Nicolás Maduro, presidente de la más ruinosa de todas las economías existentes en la bolita del mundo, sin fundamento alguno más allá de sus “conocimientos” en materia económica, y Ud. observa que todo cuanto constituye su “Programa de Recuperación, Crecimiento y Prosperidad Económica ” está asociado a la idea de que todo el mundo ama al Petro lo acepta y está deseoso de transar con esta nueva superdivisa, más estable que todas las preexistentes; que lo ama a él y a su gobierno, puede entonces comprender la credibilidad con la que los agentes económicos se van a tomar su nuevo “Modelo Económico Postcapitalista y de Transición al Socialismo”; (especialmente aquellos que no están sometidos a la amenaza de recibir unos batazos si no hacen lo que al tipo se le antoja); puede comprender las reales perspectivas de éxito que tienen estos anuncios y sus posibilidades reales de abatir la hiperinflación, recuperar el crecimiento económico y en general mejorar la calidad de vida de los venezolanos. O visto en otra perspectiva, puede comprender el tamaño de la catástrofe que se avecina, aunque Ud. piense que ya habíamos tocado fondo y no podía ser peor. El que le pida confianza, optimismo y que se restee con Maduro y su plan, lo que le está pidiendo es que se lance de un avión en vuelo y confíe que abajo, probablemente el piso de concreto esté tan suave como una almohada de plumas de ganso. La línea que separa el sano optimismo de la estúpida insensatez es delgadísima. Cuidado…
