La historia que no debemos olvidar (XXIV parte)

Año 1989, Regresa CAP: 30 años de una historia que pareciera repetirse

Y así, entre borracheras palaciegas, barraganerías, corrupción y crímenes de lesa humanidad, se lleva a cabo el quinquenio lusinchista, para darle paso a otro nefasto gobierno puntofijista: Carlos Andrés Pérez II, que mediante la solemnidad de una mascarada apoteósica, el 2 de febrero de 1989, realiza su segunda ascensión a Miraflores. Apoteosis, que sólo sirvió de fachada de proyección para engañar al mundo. Una mentira que duró muy poco tiempo. Sólo veinticinco días después, cuando el 27 de aquel mes de febrero rugió el bravo pueblo de Caracas, cuando le aplican el famoso paquete económico neoliberal que le fue impuesto al pueblo sin ninguna consideración.

Era el 26 de febrero cuando el Ministerio de Energía y Minas anuncia el alza en 30% de los precios de la gasolina y el incremento de las tarifas del transporte público urbano e inter-urbano a partir del día siguiente (27 de febrero), válido para los 3 meses siguientes, después de los cuales podrían aumentarse hasta el 100%, lo cual originó la masiva protesta que se inició en la ciudad de Guarenas, en la primeras horas de aquel día 27, que posteriormente se transforma en una rebelión popular masiva que podríamos calificar de género espontáneo, como lo plantea el periodista Earle Herrera en su obra "Ficción y realidad en el caracazo":

"Lo que empezó como una protesta popular contra el alza del pasaje del transporte público, focalizada en Guarenas, mediana ciudad cercana a Caracas, y en el terminal de pasajeros de la capital -Nuevo Circo-, termina por convertirse en un estado de anarquía general. Aunque veceros del Gobierno luego acusarían a sectores subversivos y de izquierda, lo cierto es que se trató de un estallido popular espontáneo y sin dirección alguna. Tan es así que los mismos izquierdistas ironizaban después, que el autobús de la revolución pasó y ellos no estaban en la parada. En verdad nadie estaba en la parada. Ni la izquierda ni la derecha, ni el gobierno ni la oposición". (Earle Herrera (2011) pg. 39)

Pero sin embargo el "Caracazo" es una expresión política extrema por parte de un pueblo que no soportaba el peso de la iniquidad, la injusticia y el sometimiento forzoso al hambre y la miseria por parte de los gobiernos adecos-copeyanos, fieles al neoliberalismo imperial, lo que hizo estallar en ira a las hienas sedientas de sangre humana y se produce la conocida masacre del "Caracazo", cuando el gobierno títere de CAP suspende las garantías constitucionales y ordena utilizar las armas de la Nación para aniquilar al pueblo en su justa protesta contra el hambre y las condiciones denigrantes a que lo estaban sometiendo. En esa oportunidad me tocó participar en un colectivo político denominado "Venezuela Independiente Bolivariana" en un debate donde se generaron documentos donde reflejamos esta dura realidad:

"En combate abierto por los alimentos, miles de hijos de la patria de Simón Bolívar encontraron la muerte, miles quedaron heridos, otros presos, torturados, desaparecidos, muchos huérfanos y desamparados, Los cuerpos armados y represivos actuaron como si fueran un ejército extranjero, ametrallaron al pueblo hasta en sus habitaciones, mataron seres humanos de todas las edades, para imponer la política antinacional del Capitalismo Financiero Monopolista Internacional, saqueadores de millones de dólares, de nuestra patria, ellos son los culpables de la gran crisis, económica, moral y cultural que sufre nuestro pueblo, el cual sabrá hacer justicia".

El Caracazo no era más que el efecto de la descomposición de la política en la cual se debatía el país, producto de las políticas neoliberales impuestas por el Fondo Monetario Internacional (FMI), para el beneficio de las grandes roscas imperialistas. El gobierno de Carlos Andrés Pérez ordenó liberar la economía, a través de un programa de ajustes macroeconómicos promovido por el FMI, al que se le llamó "Paquete Económico", concebido para generar cambios "rudos" en la economía del país. Se anunciaron medidas de aplicación inmediata y otras de aplicación gradual en plazos breves.

El paquete comprendía decisiones sobre política cambiaria, deuda externa, comercio exterior, sistema financiero, política fiscal, servicios públicos y política social. La liberación de precios y la eliminación del control de cambio generaron un reajuste sumamente brusco para las familias de menores ingresos.

Este paquete no solamente golpeaba a los más pobres. Golpeaba también a la llamada "clase media", a sectores de los estratos sociales intermedios y venía desgastando la propia estructura en que rodaba el pesado carruaje del capitalismo salvaje.

La corrupción en Venezuela se había convertido en un cáncer político, económico y social que no era posible curarlo con paliativos y mucho menos con represión al pueblo. En ese momento Venezuela tenía una deuda externa de más de treinta mil millones de dólares, y por el servicio de dicha deuda y el pago de intereses, Venezuela ya había pagado más de setenta y cinco mil millones de dólares, mientras la deuda permanecía en las mismas condiciones y realmente era impagable.

La fuga de capitales en dólares para el exterior, eran decenas de miles de millones; el despilfarro de los dineros públicos estaba presente en todas las instituciones. Los gobernantes preferían atender a los mandatos del capital financiero monopolista internacional y no atender las necesidades de la Nación, al contrario, imponían las políticas económicas neoliberales, para someter a la mayoría de la población a la extrema miseria en un país dominado por la corrupción, sin justicia y sin autoridad, como lo afirma Earle Herrera,

"El discurso que recibieron los venezolanos el 27 de febrero de 1989, fue el de un país sin autoridad, el de la impunidad, el del vacío de poder, el de la hora de los descamisados y los marginales, el de la posibilidad de acceder al lujo y al confort negados por la otra realidad, la cotidiana". (Op. cit. Pág. 48)

El 60% de los habitantes de Venezuela no tenían en aquel momento lo suficiente para subsistir. El 50% de la población apta para el trabajo se encontraba desempleada; más de un millón de familias necesitaban viviendas, y la posibilidad de obtenerlas era difícil, la desnutrición en los niños y adultos era incalculable por el elevado precio de los alimentos, la poca existencia de fuentes de trabajo y los bajos sueldos y salarios; cientos de miles de jóvenes sin cupos en los liceos y universidades, los pobres no podrían estudiar ya que la educación se privatizaba gradualmente, los hospitales, estaban colapsados, porque la asistencia médica hospitalaria también estaba en vías de privatización, por lo cual los pobres teníamos prohibido enfermarnos. Los pequeños y medianos productores agropecuarios en su gran mayoría fueron a la ruina. Los campesinos pobres para subsistir tuvieron que vender sus parcelas y convertirse en obreros agrícolas de sus mismas tierras en otras manos; los pequeños y medianos industriales muchos de ellos fueron a la quiebra; la carestía de la vida era asombrosa, los servicios públicos cada día eran más caros y malos; la llamada "clase media" se comenzó a proletarizar aceleradamente, todo gracias la democracia de los ricos, mejor dicho, la dictadura de los grandes millonarios, impuesta por el capitalismo financiero monopolista internacional, encabezada por el Imperialismo Norteamericano, que desgraciadamente aún hoy en revolución nos castiga de la manera más vil y aberrante, hoy debido a la crisis inducida por los enemigos de la patria.

A partir de los sucesos de Caracas el 27 y 28 de febrero, comienza el declive del sistema puntofijista, ya el pueblo comienza a despertar del profundo sueño en que reposaba sobre el lecho de una simulada conformidad que lindaba entre el hambre, la miseria y la insalubridad, en un país de casi 20 millones de habitantes, donde el 80% vivía en situación de pobreza; y de ese 80%, el 58% vivía en pobreza absoluta; y casi el 100% de la población rural vivía en condiciones de sub-alimentación; 83% de los venezolanos carecía de servicios esenciales; 75% de la población recibía el 36% del ingreso nacional, mientras el 25% de la población recibía el 64% del ingreso nacional.

AGREGADO:

A casi 30 años de aquellos acontecimientos, producto de la corrupción administrativa que marcaron en la historia nacional, uno de los más tristes episodios protagonizados por la connivencia de las cúpulas de adecos y copeyanos, aún hoy con la mayor responsabilidad podemos decir que esos hechos de corrupción, que presenciamos durante los gobiernos de la Cuarta República, que a través de estas entrega, publicadas en Aporrea, hemos venido señalando, como hechos de una historia vivida por los venezolanos en aquellos momentos, hoy se han vuelto a pronunciar aún con saña y mayor fuerza, cuando hemos observado con impaciencia, el gigantesco desfalco que le han hecho a la Nación Venezolana, los corruptos de nuevo cuño, que los podemos llamar de "cuello rojo", y que tienen en jaque al pueblo.

Ahora bien, ¿Tenemos gobierno? Sí, ciertamente, tenemos gobierno y, lo reconocemos, pero le hace FALTA EFICIENCIA PARA EJERCER LA AUTORIDAD y hacer cumplir las leyes, que también las tenemos. Leyes que si se aplicaran con eficiencia y severidad, el gobierno rescataría la autoridad perdida y, no estaríamos en la triste situación que estamos viviendo los habitantes de uno de los países más ricos del mundo, donde, quienes hacen y deshacen con la economía son los acaparadores y especuladores: sicarios de la economía, sin que sean tocados por la ley, que son hasta protegidos, mientras a diario masacran el salario mínimo de 1.800 Bs.S. decretado por el Presidente Maduro el pasado 20 de agosto.

¿Tenemos pueblo? Sí, tenemos un pueblo noble, y valiente, no lo podemos negar, porque somos de la estirpe gloriosa, que desde la colonia ha venido librando batallas en aras de la libertad y la independencia, tenemos sangre de libertadores y eso, como pueblo, nos hace grandes, pero nos falta eficiencia revolucionaria, aún todavía, para ejercer el poder popular que reclama el actual momento para dar el paso revolucionario, certero hacia la auténtica independencia y, pasar del papel de gestión comunal, a lo que nos hemos dedicado, desde los consejos comunales y las comunas, a dar el salto salvador, hacia el Estado Comunal, que en definitiva será el gran triunfo de los humildes, de los desheredados históricos, del pueblo trabajador que emprende y hace la historia cotidiana, forjando la semblanza social de un pueblo que ha de luchar por la auténtica justicia y defensa integral de nuestra soberanía y la construcción del socialismo.

¿Tenemos organización política? Sí, pues, tenemos el Partido Socialista Unido de Venezuela, uno de los más grandes partidos. Si es verdad. Tenemos también, las "Unidades de Batalla Bolívar Chávez", en cada centro electoral, a lo largo y ancho del país que son las células que fundamentan la estructura política primaria del PSUV, que sirven de sustento al gobierno, pero tampoco tienen la eficiencia necesaria para ejercer la autoridad y enfrentar la corrupción y las roscas de acaparadores y especuladores, que han destrozado la economía venezolana, que someten al pueblo al hambre y la miseria, la desunión y a la pobreza, sólo sirven para buscar y asegurar los votos al gobierno, (que tampoco es malo), ¿Por qué no dar un paso adelante con las UBCH en el ejercicio del poder, para imponer ante las roscas corruptas y especuladoras la autoridad del gobierno en defensa del pueblo?

¿Tenemos Comités locales de Alimentación y Producción CLAP? Sí, tenemos también CLAP, pero lo único que hacen es distribuir la comida que provee el gobierno para paliar el hambre del pueblo, pero no producen nada, para complementar esas entregas de alimentos, solamente esperan que lleguen la cajas o bolsas de comida para la distribución, (que no está mal), pero esa no es la idea, ¿Esperar que nos llegue la comida desde tierras lejanas, pudiendo el gobierno desarrollar grandes programas para el estímulo de la producción nacional?

Bien, Tenemos gobierno, tenemos pueblo, tenemos partido y tenemos CLAP. ¡TENEMOS PATRIA! y entonces, ¿Qué nos hace falta? ¡Eficiencia! Mucha eficiencia. La voluntad férrea, para ejercer la autoridad y hacer valer la soberanía a través de la aplicación contundente de las leyes de la República y hacer que muera lo que tiene que morir: EL CAPITALISMO, y hacer que nazca, lo que tiene que nacer: EL ESTADO COMUNAL. ¡TENEMOS GOBIERNO, TENEMOS PUEBLO, TENEMOS PATRIA!, ¿QUE ESPERAMOS? ¿QUE TODO TERMINE EN MANOS DE NUESTROS ENEMIGOS, CONNACIONALES Y/O EXTRAÑOS?

Lamentablemente se ha debilitado el poder real del gobierno y del pueblo, y nuestros enemigos en el mundo se han encargado de aprovechar nuestra impotencia doméstica, mientras las cúpulas opositoras en vez de ayudar al país, claman por una invasión extranjera, pide a gritos la guerra civil, pues ellos ya no viven en Venezuela y los que aún están, ya tienen los boletos comprados para huir como ratas, a la manera como lo hace todo cobarde, ni siquiera les importa lo que le pueda pasar a sus militantes seguidores, ya para las cúpulas opositoras, el pueblo no importa, aunque sea de su mismo partido. Chávez VIVE… LA PATRIA SIGUE.

HASTA LA PROXIMA ENTREGA.



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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