Es impresionante en estos tiempos de crispación política, el tsunami de "traidores" que han salido a la palestra, al menos en el lenguaje cotidiano, y fundamentalmente en la vocería oficial, entre ellos los incursos en "Traición a la Patria". Tan grave es la cosa, que el Estado venezolano diligentemente ha tenido que invocar la Constitución Bolivariana y acudir a la legislación penal, mientras tanto los cuerpos de seguridad han multiplicado sus esfuerzos para tratar de disuadir y contener tales transgresiones, que según la cúpula política en el poder, socavan las bases constitucionales de la República.
Desde niños se nos ha hablado de traidores y salta en seguida Judas, que por algunos Denarios entregó a Jesús de Nazaret, en manos de los defensores acérrimos del Orden Político y Religioso establecido, seguramente aquella ejecución llevó tranquilidad al emperador Tiberio, al apagar aquella voz que tenazmente predicaba inconcebibles ideas en la comarca del Medio Oriente (Galilea, Judea) ¡Oh, qué casualidad!, muchos siglos atrás, igualmente un acto similar había ocurrido en Atenas, con Sócrates, aquel filosofo que tampoco escribía nada, (¿?) pero que: ¡¡Cátedras Abiertas y libres ejercieron!! Uno y otro, en sus finalidades discursivas y en su tiempo, dejaron enseñanzas que otros escrituraron y que permanecen como patrimonio de la humanidad. Ambos fueron silenciados, uno "crucificado" y el otro obligado a beber la "Cicuta". El Poder una vez más descansó tranquilo, se deshizo de incómodos personajes: ¿traidores?
En los inicios de nuestra gesta independentista afloraron las contradicciones de clase entre los negros esclavos, pardos, peones y los sectores dominantes, mantuanos, hacendados. Comenzaron a derrumbarse las viejas relaciones coloniales, el asunto no se resolvía ahora con la voz del amo que ordena al antiguo peón y esclavo sumiso. La cosa había cambiado. La falta de conexión entre el propósito patriota y el pueblo de abajo le llevó su tiempo al liderazgo independentista entenderlo. En aquella atmósfera de contradicciones hizo su aparición el asturiano José Tomás Boves, quién lleno de vivencias populares, navegante, contrabandista, habitante de Puerto Cabello, pulpero en calabozo y negociante de caballos en los llanos; quién arrastró a un gentío de los sectores populares a la causa realista y echó "una gran vaina" en aquellos iníciales años de la gesta independentista. A nadie se le ocurrirá señalar de traidores a aquellos esclavos, y peones, explotados durante siglos, que siguieron al caudillo español. Esto ha sido abordado con mucho rigor profesional, por diversos historiadores.
Ante esta peligrosa epidemia de "traiciones" de estos años, que pareciera una "enfermedad política", sería prudente que la consideremos con sumo cuidado, por ser del más alto interés de la salud republicana. No albergamos dudas que, los legistas, jurisconsultos, constitucionalistas, personas honorables, virtuosas, trabajaron con dedicación en tan delicadas tareas, pues se trata "nada más y nada menos" que de la organización y protección de un Estado, con bases jurídicas estables, y esencialmente humanista.
En este sentido el buen criterio debió haber jugado un papel importante, pues de tratarse de una enfermedad política, es decir, social e histórica, cuyas causas habrá que entenderlas, para los efectos de la aplicación del tratamiento adecuado, para evitarle a la nación democrática, el estigma de haber apelado al método de la "Crucifixión y la Cicuta", (metafóricamente escribiendo) para resolver los asuntos de la Política. Este es un tema como dicen los intelectuales multidimensional, son tantas las aristas: visiones, Intereses grupales, poder político, económico, clase social, tiempo histórico, que concurren, sobre el cual hay "n" ejemplos en la historia.
Pensando en aquellos venezolanos, numerosos imberbes, que en la década del 60 insurgimos en armas contra una política, contra un poder, contra una manera de hacer las cosas, y, con una visión del mundo en un contexto nacional e internacional ¿Que
éramos?, El poder para ese entonces, fue tajante en la respuesta: ¡Castro-comunistas!, al servicio del barbudo de la isla antillana, y aliados y agentes de Moscú y de China; evidentemente "traidores a la patria". Eran tiempos del Internacionalismo Proletario, cantábamos La Internacional, Joven Guardia y Bella Ciao, y alguna ayuda económica nos llegaba en el marco de la filosofía de la solidaridad socialista con los pueblos insurgentes. Los cubanos llegaron más allá y enviaron combatientes a nuestro territorio, con algunos de ellos compartimos cárcel.
Acudiendo a la memoria reflexiva y revisando textos para intentar acercarme a este tema: Constitución Bolivariana, Código Penal, y otros, me encontré con una definición en Wikipedia, que me pareció sencilla, digerible:
"En derecho. La traición se refiere al conjunto de crímenes que engloben los actos más extremos en contra del país de cada uno".
Podría desprenderse de esto, si lo manejamos linealmente, que aquellos revoltosos, político-ideologizados O románticos de la década del 60, compañeros nuestros, amigos, camaradas, hombres y mujeres, estudiantes, profesionales, obreros: de los cuales hay una abundante lista de víctimas: prisioneros, desaparecidos, torturados, y asesinados por los aparatos de seguridad: Digepol, Sifa y en los (TO) de las Fuerzas Armadas, ¿calificaban como traidores a la Patria? Sí, es una visión lógica, coherente, también político-ideologizada atendiendo a los intereses del poder de turno……. Siguiendo con la traición según Wikipedia:
"consiste en defraudar a familia, amigos, grupo étnico, religión u otro grupo al cual pueda pertenecerse, haciendo lo contrario a lo que los otros esperan".
Como podemos observar, el tema pica y se extiende, especie de caja de Pandora que no debe escapar de nuestra reflexión pues abre interrogantes muy cercanos en nuestra vida cotidiana en la comarca que habitamos, en lo fundamental, sobre las responsabilidades, gubernamentales en todas las áreas de su competencia pero igualmente nos lleva a precisar la vida ciudadana y su hacer como comunidad constitucionalmente hablando. Si lo que ocurre en esta comarca, en la economía, la política, la seguridad, etc; se repite en el país, entonces se entiende perfectamente la crisis nacional y resultará absurdo y cuesta arriba, buscar culpables en abstracto, victimizarnos por las persistentes y tradicionales acciones y amenazas imperiales con el apoyo de sus compinches nacionales, como si viviéramos en un planeta aséptico, poblado de ángeles y de paso refugiarnos en el manido discurso político cupular, obviando las propias responsabilidades…… Seguiremos escribiendo sobre la comarca.
LA REVOLUCION ES CULTURAL