Los zapatos chinos y los zapatos whitmanianos

Los zapatos chinos y los zapatos whitmanianos, es la divisa que nace del fenómeno mundial de la pandemia del coronavirus, y, a sabiendas que la prevención es la clave, quédate en casa, dícese en Venezuela. Hasta ahora se ha probado y demostrado por la vía de hecho, palabras ciertas, que la cuaresma cuarentena cuadragésima venezolana, es lo que ha mantenido la curva plana rabo‘e cochino, hoja de Descartes tanto como la lemniscata de Bernoulli, no de los chinos, sino del comandante Chávez infinito, pues, la curva exponencial estrofoide infinita ante la pandemia del coronavirus es de los gringos go home, del Brown de Nueva York, en que los ataúdes hacen la fila para ir a las fosas comunes, similaricadencia tautológica repetitiva platónica que no de otra suerte que como cuando el caracazo venezolano revolucionario contra el coronavirus FMI, y, a La Peste CAP II, de la coronación en febrero de 1989 en Venezuela, sin ataúdes y a fosas comunes, en racimos de topochos en decenas de miles de hombres y mujeres, blancos puntuales militares que no les pelaban cuando disparaban.

Los zapatos chinos. Dicen los médicos chinos que el coronavirus viaja en la suela de los zapatos. El coronavirus está en el suelo y en el cielo. En el suelo rastrero en los zapatos, en el suelo rastreado por ley de la gravedad, que agrava la humanidad, y, en el cielo en el aire, el virus canta alegre parásito pandemia nublada, tanto como el canto del aire que delataba al rey Midas, y sus orejas de burro que el pajonal entonaba cuando el viento lo peinaba, por culpa del barbero cirujano, que cortólas y echólas en el gamelote matorral, igual la suerte del coronavirus al andar por el aire cantando la rancheras el rey Midas, con Pedro Infante: "Ando volando bajo…" De esta parodia paraulata que delata, como perola de Pandora, viénese y véase la página web de Rusia Today, https://actualidad.rt.com/actualidad/349797-coronavirus-transmision-aire-zapatos: "Médicos chinos insisten en que el coronavirus puede transmitirse por el aire en sitios cerrados y también viaja en los zapatos. Recomiendan desinfectar las suelas de los zapatos, ante todo al personal sanitario y a cada persona que haya estado en las unidades donde tratan a los pacientes con covid-19. Investigadores chinos estudiaron muestras de aire y de superficies en el hospital Huoshenshan, de Wuhan, y determinaron que el nuevo coronavirus contaba con una amplia presencia tanto en el aire —hasta a unos 4 metros de los pacientes— como en el suelo, depositándose en dispositivos electrónicos, cubos de basura, barandillas de las camas y otras superficies en la unidad de cuidados intensivos y en una sala general. Los científicos, que recolectaron las muestras entre el 19 de febrero y el 2 de marzo, destacaron ante todo la alta presencia del virus en el suelo, hecho que probablemente se debió a la simple gravedad, que arrastró el flujo aéreo de gotitas infectadas hacia abajo. En la unidad de cuidados intensivos había 15 pacientes graves, mientras que la sala general del hospital acogía a 24 pacientes con síntomas más leves. "Además, mientras el personal médico camina por la sala, el virus puede ser rastreado por todo el suelo, según indicó la tasa del 100 % de positivos [en muestras tomadas] del suelo de la farmacia, donde no había pacientes", explican en el estudio, que se publicará en la edición de julio de la revista Emerging Infectious Diseases, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU. (CDC). Otro descubrimiento fue que la mitad de las muestras de las suelas de los zapatos del personal médico que trabaja en la unidad de cuidados intensivos dieron positivo al nuevo coronavirus. Los investigadores concluyeron que el calzado de médicos y enfermeros también puede ser portador del SARS-CoV-2 y vincularon con ello tres muestras positivas tomadas del piso en un vestidor. En ese sentido, recomiendan altamente que cualquier persona que entre en una sala donde haya pacientes con covid-19 desinfecte las suelas de sus zapatos antes de salir del espacio potencialmente contaminado."

Los zapatos, el calzado, el estado, y la posición, ya parado, ya sentado, a lo mas y más, que acostado, ahí, sí ahí, están los zapatos, ahora corriendo la suerte de caer en la pandemia. En la suela de los zapatos, ahora el coronavirus, por todas las medias redes y paredes, revélase y rebélase. Al oír todas estas cosas leídas, por la boca de ganso del periodista Eligio Elorga Cesar y del periodista Hermes Escalona, con sus bromas, en el botiquín y patio ‘ebola de Tiburcio, con cariñosas cervisias gélidas polarinas, a hurtadillas en cuarentena, y, de la Polar con el coronavirus hasta la coronillas a escondidas, y, la lectura de Rusia Today en Español, en San Carlos, con el curioso filósofo cojedeño, Roque Roco Pollo Ronco, que de refilón oía lo de Rusia Today en Español, expresaba, a lo que los periodistas leían, el sabio filósofo, el de matar dos piedras con un solo y sólo pájaro, a pulmón desaforado enamorado, y, canturriaba a Los Náufragos: "Mis zapatos no tienen suela, que es de tanto caminar, los tengo rotos. Tengo mis zapatos rotos, y, es de tanto caminar, lejos ya quedo mi pueblo, voy camino a la ciudad. A mí, seguía el filósofo, caeráme la pandemia por el aire, pues mis pulmones no los tengo rotos ni en tronera, pese, a que tengo el tapa jeta, hecho de una media vieja negra, perforada por el deo gordo del pie izquierdo, en que cuélase pudiera, y, por donde pudiera entrar el fulano virus retroviral AVG free 2020, o como se le llame, covid19, en que púsose a prueba la economía y la política, en que la cuaresma cuarentena cuadragésima, en Venezuela llevase la morena." Reflexiva consideración filosófica del riesgo aventurado, del filósofo, Pollo Ronco, desaforado.

Ahora, los zapatos de Whitman, Canto de Mí Mismo: "Si quieres encontrarte conmigo, búscame bajo las suelas de tus zapatos. /Apenas comprenderás quien soy yo o qué quiero decir, / Pero he darte buena salud, y a tu sangre, fuerza y pureza. / Si no me encuentras al principio no te descorazones, / Si no estoy en un lugar me hallaras en otro, / En alguna parte te espero."

"En la suela de los zapatos, han dicho los chinos, mas y más, sin poetas, siempre habrá poesía. Invita e imita Whitman a Becker y Becker a Whitman, y es lo que quiere decir. Si no estás, poeta, en la suela de mis zapatos, estás en mi sangre en mi salud. Aun y aún, en la media vieja negra rota por el deo gordo, que el filósofo solo y sólo solícito impetra, por el tapa jeta boca, por donde no ha de colarse el virus del demonio y de las gorgonas gorgojas muertas." Dijo el poeta Heriberto Vidal, que todo lo escuchaba, al entrar al botiquín, por la puerta trasera en esta cuarentena.

Si los zapatos chinos y los zapatos whitmanianos, han producido la obra del ingenio poético moral religioso. Entonces sea dicho que la filosofía del poeta cojedeño Roque Roco Pollo Ronco, no es de locos. Ergo vergo sea dicho que con el coronavirus, va primero la política y después viene la economía. Ergo vergo sea dicho que en lo social con el recogimiento y la cuarentena cuaresma cuadragésima, Venezuela lleva una morena. Ergo vergo sea dicho que la filosofía irónica cervantina quijotescas es medio por la calle de en medio, y, entorno torno contorno, la ciencia y la estética ética evangélica. Ergo vergo sea dicho que son casos límite contradictorios borrosos tocantes, endenantes y endespués, y, que con el coronavirus, el equilibrio dinámico dialéctico dialógico difuso diplomático diabético, lo político económico social, el equilibrio está, entre la política y la economía. Ergo vergo sea dicho que el mundo social, cambiará otra vez. Ergo vergo sea dicho que la unidad y lucha de contrarios sigue siendo entre el socialismo y el capitalismo. Ergo vergo sea dicho, con el poeta Heriberto Vidal, por la boca de ganso, a lo beckeriano, que podrá no haber filósofos, pero, siempre ¡habrá filosofía! Ergo vergo sea dicho que podrá no haber poetas, pero siempre ¡habrá poesía! Ergo vergo sea dicho que podrá no haber éticos, pero siempre ¡habrá ética! Ergo vergo sea dicho que podrá no haber evangélicos, pero siempre ¡habrá evangelio!



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Miguel Homero Balza Lima


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