"Los que llegan a lo alto se quedan en la mentira". Eva Duarte.
Esta afirmación de "Evita", hasta ahora, mayoritariamente es verdad. Otros afirman que el poder corrompe, a lo que responde la burguesía: es mejor que el pueblo se quede allá en la obediencia. Todo muestra que la izquierda venezolana no tiene convicciones de poder, prefiere con frecuencia aproximarse al aparato burocrático del Estado. Algunos llegan a solazarse en estas instancias. Esto, obviamente merma su teoría y práctica revolucionaria. Saben que "Santos Luzardo no debe pactar con Doña Bárbara", pero siempre inventan explicaciones para hacerlo. El progresismo, la evolución y "la convivencia entre opuestos" está vivita y coleando. Algunas izquierdas se han vuelto cuánticas; están en la derecha y en la izquierda a la vez. "Hay alguien en mi cabeza que no soy yo". El laboratorio neoliberal del Dr. Frankenstein funciona.
"Ni escasez ni abundancia: justicialismo" exigía Eva Duarte. Que la política parta de las masas para que las vanguardias se originen en el pueblo, y desde allí se gobierne. Es el poder obediencial desde lo territorial. Las ideas revolucionarias vienen de la realidad material, pero "Cuchillo y tenedor" no son suficientes. No es solo interpretación de la realidad, hay que "transformarla", pero para esto, hay que conocerla. En la producción material se reproduce la vida, por esto, LAS RELACIONES DE PRODUCCIÓN SON HISTÓRICAS. Hoy tenemos carencias de teoría revolucionaria y la realidad se nos hace compleja. Que lo pensado sea actividad sensible. Pensar en abstracciones es ideología.
Si no consumes no te diferencias y si no te diferencias no eres nadie: el mercado manda, presiona, nos dicta conductas, controla nuestras emociones, maneja nuestros deseos, y nos crea otros artificiales. La realidad concreta son relaciones sociales, así, la conciencia es una cuestión social de clase, y la enajenación una cuestión material. La necesidad de transformar es práctica revolucionaria. Los socialdemócratas han colocado el progreso la evolución y el desarrollo como herramientas de control social, esto es ideología, lo que ha hecho posible que incautos ciudadanos sean víctimas del orden institucional del capital: el Estado burgués con toda su parafernalia. En ese piélago de contradicciones entre teoría y práctica, entre decirse revolucionario y serlo apenas progresista, ¿por cuánto tiempo se pueden ocultar estas contradicciones? Vivimos en un sistema que lo ocupa todo, los ocultamientos están por doquier (la ideología como falsa consciencia). La "pax" del capital habrá de finalizar y "Los muertos que vos matáis gozan de buena salud".
Los dueños de todo han inventado un sí se puede (ver los contenidos críticos de "La sociedad del cansancio" de Byug- Chul Han o en las trampas del positivismo teológico de origen calvinista: la eficiencia lo es todo, porque "la salvación" está vinculada al éxito y éste al trabaja), naturalizando la competencia para que haya más rendimiento con auto sumisión, y el consumo sea sinónimo de libertad; ella es también propiedad del mercado. Así, la política es hoy valor de cambio. Los candidatos se ofertan como mercancías. Como en el mercado, saber mentir les resulta imprescindible: "Cómo se vende un presidente". No es casual que cuando las mentiras quedan al desnudo, se calculen nuevas elecciones. Lo electoral ya no es alternativa transformadora, es más de lo mismo. El capitalismo tiene que repetir sus mismos propósitos, apenas con nuevos maquillajes y nuevos "socios". El capitalismo lo aprendió: "nuevos hombres, nuevas leyes, nuevos procedimientos", para que todo siga igual: El engaño funciona.
Los procesos históricos son dialécticos, su confrontación es permanente, es la marcha de lo social; el conflicto entre intereses. El desarrollo de la consciencia social es un asunto complejo y tardío, pero una vez instalada sobre el sujeto, lo social se robustece y las luchas buscan articulaciones materiales y sociales. Somos comunidad; reunidos en ella, se "abren las grandes alamedas". Si el sistema capitalista nos induce desde niños a la competencia, volvamos a nuestros orígenes: seamos convivencia entre comunes.
El poder y la mentira gustan andar juntos: la mentira gobierna. Distintos subterfugios fueron y son de su uso. Mañana, cuando la evidencia de la catástrofe y su derrota política lo obligue a cavilar, el presidente Maduro y todos sus gobernantes, aducirán que los engañaron, les mintieron, los traicionaron, se valieron de sus mejores deseos sociales, su espíritu nacionalista de solidaridad y de buenos sentimientos, en fin, ellos peluchitos pulcros no son culpables. Los corruptos acotaran que fueron seducido por las circunstancias. Tan ingenuos ello. Que no salgan solos a la calle, se pueden extraviar.
Las mentiras de los gobernantes, cuando son enemigos de la ética y de la verdad (cuánto hay para eso), causan feroces estragos en las mayorías sociales. Para desmantelar la burocracia del Estado, el presidente Maduro maneja la devaluación del bolívar (salarios fuertemente afectados), para provocar estampidas de los funcionarios públicos; es el éxodo de millones de venezolanos que tenemos hoy. El neoliberalismo le impone al presidente reducir el tamaño del Estado/NACIÓN y el con gusto lo hace. Para atraer capitales a su proyecto económico, continúa sosteniendo la devaluación de nuestra moneda para quebrar los salarios. Con un proyecto económico neoliberal, se esmera en complacer al capital. Las concesiones en EL ARCO MINERO Y LAS EXONERACIONES DE IMPUESTOS, AMEN DE OTRAS DISPOSICIONES, COLOCARON LA HACIENDA PÚBLICA A LA ASFICIA. A su paso, tal cual Atila, solo deja escombros.
Los gobernantes corruptos aprenden cuando y frente a quienes arrastrarse, y frente a cuáles erguirse despótica y soberbiamente. Estos bandidos, les han robado la comida y las escuelas a los niños, con un presente sin futuro a los jóvenes y la muerte más próxima a los viejos. Nuestra deuda "eterna", la que tenemos que pagar más duramente los que menos tenemos, es de la misma vieja data: la de la IV y la nueva de la V. Un día, este pueblo será telúrico y hará tronar la tierra y el cielo, y las mentiras de los gobernantes no podrán detenerlo. A María Antonieta de Francia, sus asistentes le dijeron que el pueblo tenía hambre a lo que ella respondió: ENTONCES QUE COMAN PASTELES. A los pocos días su cabeza rodó en el patíbulo (1793). Meses antes, su marido Luis XVI había corrido igual suerte. Viva La Francia gritaron los parisinos. Los gobernantes mentirosos corruptos e incapaces, pagaran por sus infamias.