El debido proceso

Como defensora de los derechos humanos, pensaba dedicar este artículo a la propuesta de la Asamblea Nacional de eliminar el derecho al debido proceso, dentro de los privilegios a suprimir en caso de estado de excepción.

Afortunadamente, los parlamentarios rectificaron a tiempo. Esa decisión hubiese podido arrojar dudas sobre el respeto que las instituciones del Estado le deben a una condición que es fundamental para todo ciudadano.

Sin embargo, sirva el espacio para recordarles a todos aquellos que por la vía cibernética, arropados en el cobarde anonimato, profieren amenazas de toda índole contra los simpatizantes del gobierno actual, que no deberían esperar indulgencias si están dispuestos a convertirse en implacables verdugos a la mínima oportunidad.

El tema me trae a la memoria a Elsa Morales, esa artista popular que fue vanguardia de un movimiento pictórico muchas veces premiado, y que falleció hace pocos meses, después de pasar varios años padeciendo las consecuencias de las agresiones que sufrió de parte de opositores virulentos en la Plaza Altamira, en diciembre de 2002. Los defensores del "debido proceso", que pareciera patente exclusiva de la gente de la derecha, apalearon a la pintora por el delito de tener cara de india y apariencia de chavista.

También me acordé durante toda la semana del dueño de un autobusete a quien le quemaron su unidad, porque se atrevió a circular por la Francisco de Miranda durante ese oprobioso paro, y a las decenas de dueños de restaurantes y abastos que debieron bajar la santamaría obligados por la fascista inquisición venezolana.

Por supuesto, no importa que me repita y lo haré tantas veces como sea necesario, resulta vergonzoso el caradurismo adeco-copeyano de exigir la no eliminación de ese privilegio, en un país que vivió un estado de excepción no decretado durante casi dos décadas, tiempo durante el cual fueron torturados y desaparecidos miles de venezolanos. Eso, sin nombrar a los centenares de campesinos y dirigentes populares asesinados por sicarios, en los últimos años. Para ellos no sólo no hubo proceso; les aplicaron la pena capital.

Los criminales andan libres y tienen el tupé de hablar de derechos.


mlinar2004@yahoo.es


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Mariadela Linares


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