Antes de indagar y responder hacia donde vamos con la actual reforma constitucional, miremos brevemente de donde venimos y donde estamos.
Venimos del individualismo en el que egoístamente sólo pensamos en nosotros, y cuando más, en nuestra familia. Venimos de la indiferencia social frente al excluido, venimos de una sociedad divida en clases, en la que el pobre o el de clase media soñaba con hacerse rico, y si lo lograba, se sumaba a la oligarquía que dominaba y excluía a las mayorías.
Venimos de una sociedad de privilegios y supremacías que detentaban solo unos cuantos; supremacías que hicieron las desigualdades, las que a su vez generaron las injusticias que en todos los tiempos han sufrido los pueblos al romperse la armonía social.
Estamos en la aurora del día en la que aun la oscuridad no se disipa ni las luces son suficientes para alumbrarnos el camino. Estamos en la lucha con nosotros mismos, entre el individualismo y el amor hacia los demás, entre seguir el camino que hasta ahora se nos inculcó por la religión y la ciencia como el mejor y el más seguro, aun cuando en él cada día había mas y más excluidos, o construir un mundo solidario en cuyo camino, paso a paso, se vayan sumando todos los que hasta hoy fueron excluidos.
Si bien la independencia por el impulso de una vanguardia de patriotas se declaro en 1810, se requirieron 11 años para que la mayoría del pueblo se sumara al carro de la independencia; y sin embargo, solo se rompieron las cadenas materiales que les ataba con el imperio español, quedando intactas las cadenas del mercantilismo, hoy capitalismo, las que nos arrastraron y sumieron en lo que hasta hace poco llamamos la cuarta república.
Después de casi doscientos años, la mayoría de los venezolanos nos sumamos al carro de la independencia política y económica, al que aun una minoría rezagada se opone falseando la realidad con el apoyo de transnacionales y medios de comunicación nacional y extranjeras.
Falseamiento de la realidad que nos puede confundir, aunado al hecho de que no todos los que se sumaron al carro socialista son convictos y confesos de los principios de solidaridad y complementariedad necesarios para construir una sociedad justa y equitativa, por lo que en sus acciones desdicen de esos principios, dejándose arrastrar por las inclinaciones de sus almas, por los prejuicios y conveniencias personales, recordándonos esos personajes aquel dicho de la sabiduría popular: el interés y el amor se fueron a pasear un día, mas pudo el interés que el amor que le tenía. Lo que confirma el filósofo Trincado al decir que donde entra el cálculo, la conveniencia se antepone.
Estamos en tiempos en los que aun se construye sobre las mismas bases y con los mismos materiales del pasado, por lo que lo construido en sus resultados aun se tiñe de corrupción y de burocracia. Situación ésta difícil de entender, en especial para quienes ya han alcanzado un mayor grado de conciencia revolucionaria, al no comprender estos, que esos constructores aun arrastran los paradigmas del pasado en los que fueron educados.
Nadie cambia de la noche a la mañana, de allí que no basten 8 años ni 20 para construir la sociedad que soñaron nuestros libertadores. Teóricamente se diría que se requieren de más de tres generaciones de siembra y deshierba, más en la práctica podría llevarnos más tiempo, ante el constante ataque de la derecha mundial y apatrida.
De allí la importancia de no dejar que los árboles nos impidan ver el bosque, que lo local no nos impida ver el gran mapa de la patria bolivariana. De ahí la necesidad de comprender que estamos en tiempo de transición, en los que, como ha señalado Vladimir Acosta, hay un enfrentamiento entre la parte del proceso que desarrolla un capitalismo productivo necesario para el avance del país, y la otra parte del proceso donde las clases populares exigen avances y mejoras en la revolución: Pero ambas partes se necesitan: una para el desarrollo económico nacional y la otra para evitar que el proceso se derechice.
La reforma constitucional forma parte esa transición, pero en ella encontramos nuevos elementos y mecanismos que arman legalmente al pueblo para defender y sostener el proceso revolucionario y en especial para ejercer la contraloría social que enderece los entuertos producidos por la burocracia y la corrupción y realice la prevención social necesaria para evitar que estas continúen proliferando y ocurriendo.
Elementos y mecanismos que surgen del PODER POPULAR contenido en la reforma constitucional por la que el pueblo recupera el poder constituyente y soberano que históricamente le fuera usurpado. Poder Popular que se ejerce desde lo local de los 5 poderes constituidos: ejecutivo, legislativo, judicial, electoral y ciudadano, según señalamos en articulo anterior “El Poder Popular en la Reforma Constitucional” publicado en la red por La Patria Grande, Medio Alternativo Independiente en su sección Reforma Constitucional/Poder Popular1.
Poder Popular alrededor del cual ha de girar la acción de los órganos del ejecutivo (los que hay que organizar en base a ese poder popular, no bastando el que se llamen “Ministerio del Poder Popular para la Economía Comunal, para la Cultura, para la Educación…”, lo que se logrará en la medida en la que el pueblo se organice y ejerza el poder desde los distintos entes u órganos del poder popular, constituyéndose así en el núcleo central y transversal de los poderes constituidos.
Esta es la verdadera democracia, entendida como gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo y no la mentira de la democracia meramente representativa que impera en el mundo capitalista, la que bien describiera el Presidente Hugo Chávez Frías al señalar en 1997 que, en Venezuela no había existido democracia, sino dictaduras de cogollos que decidían por el pueblo y contra el pueblo.
Del capital (dinero) nace el capitalismo que solo beneficia a la minoría que detenta el poder en las democracias meramente representativas. De lo social nace el socialismo. Construir una sociedad de bienestar social para todos, es construir el Socialismo, por ello, devolver el PODER (KRATOS ) al PUEBLO (DEMOS) es fundamental si en verdad queremos construir una sociedad justa y equitativa. ¡SI A LA REFORMA CONSTITUCIONAL!
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