Los gobiernos liberales NO se han vuelto socialistas nacionalizando bancos: sólo han saqueado de nuevo al pueblo

Setecientas evicciones están ocurriendo a diario, nada más que en el estado de California (ver vídeo: http://kcet.org/socal/2008/09/foreclosure-alley.html). Algunas familias se van a casa de sus padres, otras se reparten como pueden entre amigos, y el resto se va a la calle. Los "afortunados" que han podido continuar saldando su hipoteca han visto el precio de sus casas devaluarse hasta la mitad en un mes. En ese mismo lapso de tiempo, 479.000 personas han perdido su trabajo. Y se dice que es sólo el comienzo... Bonito cuadro para un nuevo presidente. Si gana Obama, lo cual es muy probable, muchos se dirán que "tenía que ser negro", pues siempre les toca lo más difícil. En todo caso, no hay que olvidar que todo tiene un lado positivo y que es en los peores momentos que se definen los destinos de las naciones. La actual es una situación de extrema presión, la cual, a propósito, tal vez no sea tan inoportuna para el talentoso Obama, quien a todas luces necesita un cierto "jamaqueo". El portavoz de la esperanza y del cambio, elevado por algunos fanáticos al rango de nuevo Mesías, no termina de ser lo que debiera, y anda diciendo todavía cosas muy erradas. El cuadro espantoso en que recibirá el país tal vez le hará bien, pues los momentos difíciles tienden a "producir" en las personas sus mejores obras. Decía Nietzsche, refiriéndose a las adversidades, que no hay que ayudar ciegamente al que no sabe nadar y se está ahogando, pues te hundirá con él; si en cambio lo ayudas a ahogarse, si lo tiras hacia abajo, aprenderá a nadar al instante, pues has redoblado el poder de su instinto de salvación, incluso el que yace en su memoria acuática. La presión que ejerce la historia no siempre mata. Barack Obama está crasamente equivocado respecto al rol de EE.UU. en el mundo. Definitivamente tiene que despertar, o se hundirá con su imperio. Este inteligente y carismático joven senador reproduce en sus discursos y declaraciones, al igual que todos los políticos y antiguos presidentes de ese país, el mito lamentable de la "nación elegida". Este mito constituye la medida gringa por excelencia de lo políticamente correcto. Olvida Obama, o simplemente ignora, el vínculo histórico de la revolución cubana con los líderes de la resistencia afro-estadounidense; la equivalencia o comunidad de motivos; la similitud o identidad de propósitos. Desconoce la actualidad del resto del continente, omite el despertar de los pueblos latinoamericanos, y no alcanza, en consecuencia, a establecer la conexión necesaria entre las reivindicaciones recientes de éstos y la situación de exclusión y miseria en que se encuentran millones de sus compatriotas. Se trata de una "ingenuidad" hacia el exterior no se corresponde con lo que él mismo predica con tanta vehemencia hacia el interior: la "esperanza" (hope) que producirá "cambios" (change). ¿Cambios? ¿Propone cambios Obama? De cambios, justamente, es el proceso que se vive en nuestro país... desde hace rato. Y el agua tibia, si se re-inventa, se enfría! Pero esa no es su única ingenuidad: el muy bien intencionado salvador del "sueño americano" sigue creyendo, por ejemplo, en Bin Laden y en la culpabilidad de éste en los actos terroristas del 11 de septiempre. Así, pues, planea sacar tropas de Irak para mandarlas a Afganistán. Reivindica a Israel, además, como su principal aliado en el medio oriente, el cual estaría amenazado de muerte por Irán... Palestina sería, hmm... habría que preguntarle. He allí la mediocridad de este brillante y motivado orador de la esperanza intramuros. Lamentablemente, en el plano internacional no hay diferencia entre el discurso de Condoleeza Rice y el de Barack Obama. Única variante: ha dicho éste que se reuniría con los chicos malos del mundo, pero sin olvidar el palo y la zanahoria. Pero ya veremos si está en posición de presionar a nadie: las únicas zanahorias que podrían interesarle a nuestro país ya las hemos sembrado nosotros mismos; y si nos preguntan, tenemos también un palo: dónde están nuestras peticiones sobre "pocilga" Carriles, qué novedades nos traen del embargo a Cuba, dónde están los repuestos para nuestros aviones, etc., etc., etc.. El único tipo de "palo & zanahoria" del cual Obama dispone es el que ha mostrado —así sea por demagogia electoral— a Colombia. Ha dicho que no aprobará el TLC, por el cual Uribe tanto se arrastra, a causa del trato injusto que le está dando el Gobierno colombiano a algunos sindicatos y al sector indígena. Ya veremos con qué TLC nos van a poder seducir en la República Bolivariana de Venezuela. En materia social y de derechos humanos tendrían que hacer esfuerzos tremendos. Sentaditos esperaremos por aplaudir la clausura de Guantánamo... El próximo presidente del imperio no tendrá, con las enormes dificultades con que inexorablemente va a encontrarse, mucho tiempo para jugar al príncipe arrogante a través del mundo. Para el momento en que tenga que ocuparse de su "patio trasero" ya estará más que "caído de la mata". Por lo tanto, para entonces ya estará más manso, más abierto al diálogo horizontal. Cuando aparezca el segundo BOOOMM!!! de la crisis financiera y vea que la gente no va a dejar que el Estado saquee de nuevo las arcas públicas para salvar a los bancos, y que las masas (nada más y nada menos que en Estados Unidos!) empiecen a clamar por verdaderos planes sociales para sobrevivir (es decir, cuando le digan al Gobierno: "o nacionalizas la banca o nacionalizas al pueblo"), entonces vamos a ver con qué zanahoria nos va a venir! El capitalismo (y esto es una verdad tan obvia como el sol) sigue su lógica de salvar al dinero, no a la gente. Los gobiernos liberales de derecha (que es lo único que puede haber en EE.UU.), a pesar de esconderse detrás de las medias-nacionalizaciones con que se han visto obligados a emular lo que tradicionalmente hacen los gobiernos de izquierda, lo único que saben y seguirán haciendo es continuar saqueando el erario público. El espectáculo llegará a parecerse al de las catástrofes naturales, donde los bandidos se aprovechan de la situación y roban a los sobrevivientes. El show apenas comienza. Estamos en el primer acto. En la primera escena hemos visto cómo el sistema de especulación financiero acaba de ser premiado, tanto en Estados Unidos como en Europa, con montos astronómicos por las familias que ha puesto en la calle. El acto siguiente promete ser muy "rico" en sensaciones fuertes, siendo las causas del primero las mismas que sustentarán el segundo. Pero un hecho ineluctable es que la gente no tolerará dos veces el mismo hurto. La pequeña paradoja actual donde los gobiernos liberales sucumben al ridículo imparable de tener que competir —a regañadientes— con sus oponentes socialistas en el terreno de la intervención estatal, no debe bajo ninguna instancia confundirnos: la mueca resultante es hyperbólicamente grotesca. ¡Espantosa! Y sobre todo intolerable: toda vez que mediante el uso de una práctica tan ajena a sus principios, como lo es la nacionalización, se dan el lujo de terminar perpetrando la familiar puñalada al pueblo. Nada, compañeros, nada debe confundirnos: el ridículo que puedan hacer estos funcionarios y sus "camaradas" banqueros no debe en modo alguno entretenernos, ni mucho menos hacernos cantar la victoria del socialismo, ni aun la muerte del capitalismo: nada más obvio que el colosal atropello que ha vuelto a recibir la verdadera víctima. xavierpad@gmail.com


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Xavier Padilla


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