Corregimos o erramos

 Sin duda, el resultado que nos dejó el pasado 7 de octubre logra mantener la esperanza de seguir avanzando en la construcción de la revolución y profundización de la democracia, dándole un golpe fuerte a los sectores mezquinos de esta sociedad que no descansan en frustrar los sueños de ese colectivo humano que ha despertado y entendido la participación social como un proceso de involucramiento para la organización y transformación. De tal manera, quisiera compartir estas notas reflexivas que tienen que ver con el escenario político que se nos avecina de cara a los comicios electorales del 16 de diciembre.

Revolución dentro de la revolución

 El Presidente Chávez siempre ha alertado de las fallas internas que nos hacen vulnerables ante el ataque de la contrarrevolución. En la campaña del 7-O lo escuchamos repetir en varias oportunidades que de ser reelecto iba a corregir las fallas que se han presentado en su gestión y que se esmeraría en mejorar las políticas de su gobierno. En sus recorridos por las distintas regiones del país pudo estar más cerca al contacto con las bases y escuchar en buena parte de ellas las críticas a la gestión de los mandatarios regionales, el llamado fue tan recurrente que los medios privados de comunicación empezaron a sacarle provecho a esta situación, lo que llevo al Presidente a hacer un llamado a sus seguidores, pidiéndoles que primero había que concentrarse en la batalla más cercana que se iba a dar el 7-O y luego de la victoria nos encargaríamos de la siguiente contienda electoral, era evidente que si el Presidente profundizaba en el fenómeno social que se estaba reproduciendo debido al descontento de la gente con sus gobernantes locales, se iba a dispersar el objetivo de su campaña.

 Ya pasadas las elecciones y conocidos los resultados será vital aplicar los correctivos necesarios que garantizarán la permanencia en el tiempo del proceso revolucionario, para ello es importante pasar del dicho al hecho, es decir, atacando las faltas de manera efectiva en el momento preciso, ya no basta en reconocer los errores y ser autocrítico sino se actúa, de esta manera se mantendrá intacto el circulo vicioso quedando sin efecto toda intención de saneamiento. En la actualidad se ha hablado de las fallas funcionales que empañan la revolución, un ejemplo de ello es el documento de las Líneas Estratégicas de Acción Política presentado por el PSUV en 2011 luego de los resultados obtenidos en las elecciones parlamentarias, en el mismo se reconoce el impacto de la cultura capitalista en ciertos militantes del partido, lo que ha generado graves desviaciones que coinciden con las prácticas acostumbradas de los partidos tradicionales, tales como el burocratismo, el oportunismo, el sectarismo y el nepotismo; asimismo, se reconoce el comportamiento equivocado de algunos liderazgos que no permiten el disenso y excluyen a aquellos militantes críticos. En cuanto a la funcionalidad del partido, se alega en el documento que la misma podría convertirse en una especie de partido/iglesia, lo que equivale “a una suerte de «guía de las masas incultas», que considera a sus militantes y a las diversas formas de organización popular como simples correas de transmisión de la línea indiscutible de los nuevos sacerdotes”[1]. De igual forma, en este documento se hacen unos señalamientos desde el punto de vista electoral reconociendo que en el PSUV “se ha venido produciendo una imposición de la lógica de la maquinaria, donde se concibe el hecho electoral como un fin en sí mismo, y no como una tarea en la lucha por democratizar radicalmente la sociedad venezolana. La amplia base social termina instrumentalizada bajo la forma de «masa de maniobra» electoral en cada proceso, y lo que es peor, con formas organizativas que cada año se redefinen en función del mismo, perdiendo por ende su condición de sujeto de la revolución”[2]. Por último, se puede resaltar la afirmación que hacen acerca de los obstáculos que ponen algunos militantes con cargos de dirección o de gobierno para impedir avanzar a mejores niveles de democracia interna, los cuales “manejan recursos y gestionan cuotas de poder, para imponer a sus lealtades personales por encima de los auténticos liderazgos populares, leales a los principios revolucionarios”[3].

 Toda esta situación es lo que llevó al Presidente Chávez en el año 2011 a hablar de las 3 R², inmersas en las Líneas Estratégicas de Acción Política para evitar un alejamiento de las bases populares que respaldan al gobierno, pero ¿cuál ha sido el aporte de este documento en la actualidad? ¿realmente se han corregido las fallas que ahí se mencionan? Es importante resaltar que este material fue sometido a discusión en asambleas de patrulleros sectoriales y territoriales, donde los mismos daban sus aportes ¿Adonde fueron a parar esas propuestas? Es elemental sincerar la situación actual en cuanto al funcionamiento democrático del partido y allí el primer inconveniente, la falta de claridad y seguimiento a los aportes de esa militancia que apuesta al impulso de la organización, un partido que no incorpore a su militancia al debate no va a tener vida, y en eso el PSUV viene fallando desde su fundación al no ir más allá de su función netamente tareísta y electoral, situación que pareciera arraigarse cada vez más, las razones pudieran estar en la forma como está conformada la estructura del PSUV, completamente manejado por funcionarios del Estado desde el buró político nacional hasta los buró regionales, lo que impide el seguimiento del partido a la gestión gubernamental, es decir, la función contralora que ayudará a corregir las ineficiencias del gobierno, de tal manera, que si no avanzamos en depurar esas instancias del partido la revolución correrá sus riesgos abriéndoles el camino a la contrarrevolución.

De la autocrítica a la acción

 Si bien el Presidente ha mostrado públicamente su carácter autocrítico lo que no se termina de entender es la coherencia de la autocrítica a la acción ¿Qué pasó con aquella consigna de poder para el pueblo? sin duda para enderezar el rumbo de este proceso será de vital importancia la participación del pueblo organizado, pero al parecer hubo un retroceso hasta en la simbología que se manejó en la reciente campaña electoral, ya no se utilizaron las consignas que apuntan a la profundización de la revolución y el avance al socialismo, siendo sustituidas totalmente por mensajes rendidos al culto de la personalidad, es decir, de “mandar obedeciendo”, “poder para el pueblo”, “patria socialista o muerte”, “el gobierno del pueblo” por “Chávez corazón del pueblo”, “tú eres Chávez”, “todos somos Chávez”, estos códigos aunque parecieran ser simples coros tienen su importancia, ya que propagandísticamente te identifica el rumbo hacia dónde vamos, con esto no se quiere desconocer ni el liderazgo del Presidente y ni la importancia de su participación en este proceso político, pero una cosa es reconocer su liderazgo y otra es caer en la exageración del culto al líder siguiendo ciegamente o fanáticamente su mandato, este proceso político no puede caer en sectarismo ni en una forma de modelo acrítico y mucho menos el gobierno debe asumir una posición conductista de la sociedad. Una revolución política debe romper con esa cultura conservadora heredada del pasado, ante eso los revolucionarios y revolucionarias nos levantamos, no podemos permitir la continuidad de esa tradición política practicada por aquellos que en el pasado nos excluyeron y nos negaron toda participación en la construcción de nuestro destino. 

 Ahora bien, ¿Será entonces, qué como Chávez es el corazón del pueblo la directiva del PSUV tiene la potestad de anunciar 23 candidaturas a las gobernaciones del país sin consultar a la militancia revolucionaria? Desde todo punto de vista, esto resulta inconcebible, y mucho más, después que el Presidente se comprometiera a corregir los errores que afectan este proceso político, sin duda el partido de gobierno está dando una patada a la mesa imponiendo sus liderazgos creados sobre los líderes o lideresas naturales, acción que pone en riesgo la unidad en algunas regiones. Chávez no puede hacerse el sordo ante los reclamos del pueblo en los estados Bolívar y Trujillo (casualmente el día de ayer protestaban en las afueras de la sede administrativa de la Asamblea Nacional militantes de Trujillo pidiéndole al Comandante que corrija la postulación de Cabezas); en Carabobo el pueblo que seguía al Presidente en su caravana avalaba con gritos al alcalde de Puerto Cabello para la gobernación de ese estado, sin embargo no fue considerado; en estados como Anzoátegui, Sucre, Guárico y Aragua es positivo la no reelección de los gobernadores debido a sus pésimas gestiones pero designaron unos candidatos sin liderazgo local, es decir, unos paracaidistas; en Lara y Monagas donde están los gobernadores traidores se impuso a dos personajes que han ocupado el cargo de gobierno local y ambos han sido un fracaso; en Mérida se opta por un candidato de la región pero cuestionado por su gestión en la presidencia del Consejo Legislativo de esa entidad y en Amazonas se postula a una incompetente que no facilitó el impulso de la demarcación de los territorios indígenas. Un adulador de oficio a través de la señal de VTV decía que el Comandante había lanzado un “dream Team”, cuidadito si los que conforman ese equipo soñado, en buena parte, no despiertan del sueño de ser gobernadores o gobernadoras por la prepotencia con la que se está actuando.

 Todo este escenario demuestra que el PSUV es una organización política con muchas ambigüedades, y claro está que la dirigencia es la encargada de generar toda esa inestabilidad, una de las banderas importantes del partido fueron las elecciones primarias, que ojo, no fueron las más transparentes pero no se puede negar que era el comienzo para acabar con esa tradición de la imposición, simplemente se tenían que hacer unos correctivos a ese proceso, no eliminarlo y volver a la práctica del dedo. Sin embargo, la burocracia que lleva las riendas del partido cortó de raíz lo que podría ser para el pueblo una opción para revolucionar la revolución, y nos vendió de forma muy adornada la supuesta cooptación que no es más que regresar a la tradición partidista del pasado, aquí es importante hacer una autocrítica, y es que no podemos ser tan ingenuos, también hay que ser realistas y es que nosotros la militancia de base tenemos que organizarnos mejor, como es posible que en los dos únicos procesos de primarias que realizó el partido no fuimos capaces de impulsar candidaturas de base dejándonos arrastrar por los candidatos impulsados desde la cúpula del PSUV. Lo cierto es que esperemos que la alta dirigencia del partido entienda que la democracia es algo que va más allá del sufragio y que es necesario que se abran espacios para la participación del pueblo, además cumplir con la transferencia de poder a las comunidades organizadas es la única forma de acabar con el Estado Burgués, mientras todo recaiga en manos del aparataje estatal será muy difícil tumbar la muralla que obstaculiza el avance del proceso revolucionario, no podemos continuar con las típicas campañas demagógicas tipo burguesas pensando que así ganaremos nuevamente a nuestras filas al votante descontento, si apostamos por una revolución verdadera debemos transformarlo todo, y aquí entra hasta la forma de hacer una campaña política. Fabricio Ojeda decía lo siguiente: “Nosotros en las campañas electorales vamos a buscar los votos de las clases populares que constituyen mayoría en Venezuela; pero parece que después que tomamos las riendas del poder, no volvemos la mirada a esas clases populares sino en nuevas campañas electorales”, esas palabras fueron extraídas de una intervención que él tuvo en el parlamento venezolano el 30 de mayo de 1960, antes de renunciar a su cargo de diputado, pareciera que este comentario se mantiene vigente, encaja con la realidad actual, camaradas ¡luchemos para acabar con esto!

zonakc@gmail.com



[1] Partido Socialista Unido de Venezuela, Líneas Estratégicas de Acción Política, 2011, p. 13

[2] Ibíd., p. 15

[3] Ibíd., p. 16



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