¿Ya te llegó la Leche de Magnesia? ¿Y el Glucofage?

Estoy muy de acuerdo con las medidas que ha tomado el Gobierno Nacional contra el monstruo de las mil cabezas de la especulación. Se han nombrado algunas áreas consideradas básicas: como la comida, los textiles, zapatos, electrodomésticos, etc. Pero en esa lista, como siempre, están ausentes las medicinas. Por este mismo portal he denunciado varias veces los actos criminales que realizan los laboratorios farmacéuticos. Forman parte de esa mafia gigantesca de especulación, robo y contrabando. Al igual que la comida, por la frontera del Zulia pasan las medicinas hacia Colombia como si nada, para luego tener la excusa del dólar con el fin de traerlas de regreso a precios exorbitantes, calculados con el dólar paralelo. La última moda, es que no solamente los laboratorios, sino también las droguerías y las farmacias, hacen “mejor negocio” llevando las medicinas a Colombia y creando una falsa escasez en el Zulia. Todo esto lleva a la desaparición de muchos medicamentos y a un sobreprecio inhumano. Eso sin entrar en detalles con lo del engaño en los descuentos, que al menos en el Zulia es algo ya muy viejo. Colocan un porcentaje del 100-200% o más sobre el precio al mayor, para luego decir al cliente que le dan el 40% de descuento, o sea, que todavía le sacan entre el 70 y 170% de ganancia a una medicina, si no es más. Es de recordar que el límite máximo legal permitido para las farmacias es del 30% sobre el precio al mayor (sin IVA, pues las medicinas no llevan IVA), es decir, el precio colocado por las droguerías o, en tal caso, por los laboratorios, para aquellas farmacias que compran directamente a los laboratorios. Ese porcentaje viene funcionando (y me disculpan si me equivoco con el dato histórico) desde que se promulgó la Ley del Ejercicio de la Farmacia en 1928, a la cual se le han hecho muy tímidas modificaciones desde entonces. Quizás la única fue la Ley de Medicamentos del año 2000, que no estoy segura si fue refrendada por el Comandante Eterno.

Siempre me ha llamado mucho la atención que el sector medicamentos no es controlado. Vamos para tres años esperando que el Sundecoop regule los precios de las medicinas. ¿A qué le temen? ¡Por Dios¡ ¿Qué importa más: un televisor o la comida? ¿un DVD o el anti-hipertensivo o el hipo-glicemiante que se debe tomar el/la paciente todos los días para mantenerse vivo/a? A eso se le suma la absoluta falta de control en la distribución y venta de medicamentos. Aquí en Maracaibo las medicinas están a la venta libremente y al precio que les dé la gana en las ventas de caña, en los abastos, en las panaderías, en los mercados al aire libre, en las aceras, en los supermercados, la venden los buhoneros, en las ferreterías, en los kioscos dentro de las universidades, y pare de contar. Eso implica, obviamente, que los ciudadanos se auto-medican, así que la venta de antibióticos, psicotrópicos y abortivos (ej. Cytotec, el cual requiere receta morada), entre otras, no tiene control y los “tratamientos” son inútiles, sino fatales, como sucede muchas veces.

Otra cosa. A las farmacias, como debe ser, se les exige estar inscritas en el SICM, para poder despacharles los medicamentos a través de una guía de distribución. Se requiere también el permiso de funcionamiento expedido por el Ministerio correspondiente, pagar todos los impuestos (aunque las medicinas no tienen IVA), más los servicios, farmacéutico/a regente, empleados, etc. En las farmacias que funcionan honestamente, se respetan los precios regulados. ¿Pero quién controla a los especuladores y contrabandistas? Ejemplo: una caja de Loratadina tabletas cuesta Bs.F. 5,00, y trae 10 tabletas. Los dueños de la venta de caña compran una caja, y luego revenden CADA TABLETA a Bs.F. 5,00. ¿Margen de ganancia? Aparte de que están ejerciendo una actividad ilegal, pues ellos no tienen permiso para vender medicamentos. ¿Quién controla eso? ¿Indepabis? ¿Seniat? ¿Ministerio de Salud? ¿Milco? No lo sé.

Un ejemplo calientico: acaba de llegar un cliente pidiéndome una caja de Ampicilina, porque le duele una muela. Le dije: si tiene la receta, se la vendo. Respuesta: “esta es la UNICA farmacia donde piden receta”. Mi respuesta: porque aquí se respeta la ley. Se fue malhumorado. ¿Ven? El señor se auto-diagnosticó y se auto-medicó. El piensa que el dolor de muela es por una infección. Segundo: por iluminación divina concluyó que la supuesta infección era causada por una bacteria sensible a la ampicilina, no a otro antibiótico. Consecuencias: va a otra farmacia, toma la ampicilina como le dá la gana, se mete tres cajas de cerveza porque estamos en plena “feria” de la Chinita, y el martes llega a cualquier odontólogo a que le saquen la muela o el diente. Pero el mal está hecho: un tratamiento mal cumplido con antibióticos sólo le creará resistencia ante futuras y reales infecciones. ¿y si el dolor es porque simplemente se le cayó una calza, o se le partió un diente, o qué se yo qué causa, y no una infección? Repito: ¿se fijan? Qué irresponsabilidad tan grande, y es toda una cadena: el cliente mismo, el/la dependiente de la farmacia, el/la farmacéutico/a, el Indepabis, el Seniat, el Ministerio de Salud. Con tantos módulos de Barrio Adentro, CDIs y hospitales públicos, o si tiene para pagar a un odontólogo en práctica privada, lo más recomendable es que se haga ver por un odontólogo, sea diagnosticado y se le asigne un tratamiento correctamente.

Otra cosa. Aquí en el país se puede implementar suficiente capacidad industrial, profesional (farmacéuticos, químicos, biólogos, ingenieros químicos, bioanalistas, entre otros) y de distribución, para producir y distribuir sin riesgos nuestros propios medicamentos, controlados por el Estado, no por transnacionales contrabandistas y golpistas, y de cuyo control de calidad no estamos para nada seguros. No sabemos si lo que nos venden no está vencido, descompuesto, o modificado. Todo es posible, especialmente si se quiere causar problemas de desestabilización. Las enfermedades y epidemias para desestabilizar un país por terrorismo biológico no entran sólo por armas biológicas. Estamos, pues, a años luz de un control bien ejercido en cuanto al sector farmacéutico. Y es probable que me hayan faltado muchos otros aspectos. Así como no le temieron al sector de electrodomésticos, éntrenle con toda la fuerza al sector farmacéutico. Hace rato que lo estamos esperando.


durante.paula@gmail.com


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