Una expresión criolla, a manera de sentencia expresa que: Una vez montado el burro hay que arrearlo. Es lo que le queda camarada presidente Nicolás Maduro, para continuar honrando y ofreciéndole lealtad al comandante eterno Hugo Rafael Chávez Frías, al pueblo que lo asumió como su conductor y a quienes en el mundo nos ven como un modelo esperanzador para la liberación de los pueblos oprimidos por la bota imperial y la dictadura financiera y el colonialismo tecnológico, que amenaza con aplastar al planeta.
Las medidas económicas tomadas han sido ejemplares sobre todo con el sometimiento a nuestras leyes a quienes por décadas venían robando, expoliando y explotando al pueblo de manera inmisericorde prevalecidos de la sociedad de cómplice que desde las alturas del poder en los tiempos de la IV República les ungieron como intocables y “Amos del valle”, con esclavos y todo.
Pero esta medidas de ajustar los precios y ocupar los centros de corrupción y robo al pueblo, ataca solo los efectos y, las raíces quedan intactas, de suerte que si no profundizamos y llegamos a la raíz del mal, nos va ocurrir, como cuando cortamos una hiedra en el patio o el jardín, que al poco tiempo está frondosa y presta a fastidiar con sus espinas al que la tropiece.
Estas medidas tienen que venir acompañadas de nuevos esquemas de la política económica y monetaria y con bases legales para evitar que se reproduzcan los males que nos aquejan y eso pasa por darle un vuelco a la cultura rentista que tenemos y regresar a la productiva, que desapareció con la llegada del petroleo, que nos convirtió en jequecitos virtuales, que abandonamos los campos agrícolas, las manualidades y otros medios de vida, para acogernos al jornal y a la economía de puerto, importando hasta el arroz y las caraota, que en otros tiempos eran base de la vida campesina. Las famosas zapaterías fundadas por los inmigrantes italianos, desaparecieron, porque las mató la zapatería importada y así sucesivamente fueron desapareciendo iniciativas importantes.
Pasa también por cerrarle el chorro de dólares a la burguesía parasitaria y que el Estado, como responsable de la buena marcha del país, asuma las importaciones fundamentales, con negociaciones de gobierno a gobierno, sin intermediarios usureros. Se requiere también potenciar las cadenas de distribución de alimentos y otros insumos, a las cuales dicho sea de paso hay que meterles lupa a lo interno, porque la carne, la leche y el pollo, se han convertido en una fuente de corrupción en Mercal, PDVAL y los supermercados bolivarianos, donde se negocian por debajo de cuerda y nunca llegan al consumidor de manera regular. Al menos aquí en Bolívar, esos productos en las ventas a cielo abierto que hacen son limitadísimos y de paso los condicionan a la compra de otros rubros que a veces el comprador no necesita o no dispone para llevarse esos acompañantes obligados del pollo, la carne o la leche.
Otra anomalía que se observa, es con la medida de sincerar los precios en linea blanca, hay familias que se meten completas en la cola, para adquirir equipos que no van a utilizar, sino para almacenarlos, porque el año venidero “Lo vamos a vender al precios que nos de la gana, porque no vienen más”, aseguraba una compradora que al parecer ha hecho su agosto en varios negocios. Lupa, con eso y apliquen control en el registro de las compras.
La comunidad debe también ejercer la contraloría social y denunciar a quienes en sus espacios sociales están propiciando estas actividades delictivas, porque se están convirtiendo en multiplicadores del acaparamiento y la usura. Aquí hay que jugar cuadro cerrado con el gobierno de eficiencia en la calle del camarada Nicolás Maduro y la alianza Cívico-militar.
El año 2014, tiene que ser el año del florecimiento del campo venezolano, de la pequeña y mediana industria, de la producción artesanal y todo ese recurso con que cuenta el pueblo con sus poderes creadores. Ese proyecto es fundamental para el avance de las comunas, sino hay organización productiva popular, para romper con las cadenas especulativas de la burguesía, es poco menos que imposible construir comunas, porque mientras dependamos de la gran industria, de los grandes empresarios y en general de nuestros enemigos histéricos, que por siglos nos han dominado, no podemos llegar a la construcción del Estado Comunal.
En esto también tiene que profundizar su acción el gobierno del presidente Maduro, poniéndole freno a las desviaciones de alcaldes y gobernadores, que de manera indecentes ven a los consejos comunales y a las comunas en nacimiento, como “Comités de focas” (Comités de aplauso”, para sus aspiraciones hegemónicas y condicionan el bajar los recursos al pueblo al apoyo incondicional, aun cuando tengan rechazo de sobra en el seno de la población.
Este inicio del avance profundo de la revolución, tiene que ser un ciclón, que ponga a temblar los vestigios del capitalismo burgués, que se mantienen en píe, gracias a muchos escuálidos colados en el seno de la revolución. La profundización y la radicalización de la revolución, tiene que ser para fortalecer el poder popular y llevarse por delante a quien se oponga esté del lado que esté. No hay de otra,cuadro cerrado entre revolucionarios y gobierno cívico-militar de eficiencia en la calle. Es la única alternativa, frente a las arremetidas de la burguesía nacional e internacional. No queda de otra. Profundice y radicalice las medidas camarada Maduro.