Es indudable que las recientes medidas económicas anunciadas y ejecutadas por el Presidente Nicolás Maduro a través de los órganos competentes creados para tal fin, constituyen un certero golpe al hígado de la burguesía comercial usurera -- especulativa y un alivio para la población afectada por la vorágine inflacionaria que estos degenerados habían creado artificialmente.

Los sobreprecios de los electrodomésticos y otros bienes y servicios es la punta del iceberg de una maquiavélica operación para apoderarse de las utilidades y beneficios económicos de la gente, quirúrgicamente planificada para crear una situación de caos general a semejanza de los sucesos del Caracazo del año 1989 y en consecuencia dar al traste con el Gobierno Bolivariano.

Pero gracias a dichas medidas tomadas oportunamente por el Estado Revolucionario se desmontó un dispositivo de violencia y al mismo tiempo se puso al descubierto un “monstruo de mil cabezas” compuesto en primer término por una élite nacida del rentismo petrolero que por más de 100 años habían controlado la economía nacional para apoderarse de las divisas que históricamente han utilizado para la importación de baratijas y colocación de recursos en cuentas en el exterior, ocasionando al país una cuantiosa sangría monetaria que parecía imposible detenerla. Todas estas marramusias se cometieron con la ayuda y el aval de una burocracia estatal (financiera- aduanera) y bancaria, de nuevo y viejo cuño, que pusieron al servicio de la mafia usurera una masa de dinero que sólo en el año 2012 sobrepasaba más de 20mil millones de dólares producto de la sobrefacturación.

Por otra parte, toda esta arquitectura de la trampa utilizó cuanto medio privado de radio, prensa, televisión e internet, para justificar tales delitos y conductas vinculadas a la fechoría comercial, además de ejecutar toda una campaña a través de un proceso de alienación política sobre la población, sobre todo en sectores medio, para hacer creer que el gobierno era el responsable del alza de los precios, que en caso de los electrodoméstico, llegó a alcanzar hasta un grosero 2000% de incremento.

Con mi Daka no te metas, era el grito de estos alienados que por las redes sociales intentaban victimizar a los especuladores, seguramente horrorizados al enterarse de que en las colas también había pueblo chavista esperando su turno para obtener los beneficios de estas medidas y no para saquear los productos como sus mentes perversas lo imaginaban.

En ese mismo sentido los dirigentes de oposición con sus respectivas siglas políticas salieron en defensa de los especuladores y de sus oscuros intereses, poniendo en duda la efectividad de las medidas económicas y en una clara actitud de amenaza de incendiar al país si el gobierno no retrocedía en el firme propósito de aprobar la ley habilitante como efectivamente se aprobó. Tanta insistencia de la oposición en defensa del delito tenía su explicación: las medidas económicas también golpeaban los oscuros intereses económicos de algunos candidatos de la MUD vinculados a la usura, como el Rey de la Madera allá en valencia y del ex candidato biperdedor defensor ahora de los centros comerciales sobre todos los regentados por la colonia judía, sin mencionar al susodicho que especulaba pero daba trabajo en la reventa fraudulenta de vehículos.

Ante tanta delincuencia “bien perfumada” se hace necesario resaltar la fortaleza y la conciencia de este pueblo para batirse en las grandes coyunturas y no caer en las provocaciones o peines montados por esta burguesía inescrupulosa que desde hace 14 años ha minado sin éxito-- por supuesto-- este complejo pero determinante proceso de transformación.

Por ello el llamado es de alerta, pero también de calma. Controlemos nuestras ansias consumistas y evitemos así la caotización involuntaria de la dinámica cotidiana que es lo que precisamente persigue el enemigo.

La guerra económica no ha terminado, que nadie se llame a engaño. Esta guerra es histórica,que ha nadie le quede dudas.

Entonces: que nadie se equivoque, rodilla en tierra con los candidatos de Maduro.


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