Raspa Cupo: Los vivos, los vividores y la moral

Es triste que en momentos de dificultad los venezolanos estemos ocupados en ver como podemos sacar ventajas personales de los problemas en vez de poner nuestros esfuerzos en crear oportunidades o idear formas para ayudar al país a superar la situación. He leído con asombro y alarma que algunas personas consideran normal que los venezolanos reclamen "sus" divisas y que le den el uso que se les venga en gana y que actuando así no se le causa ningún daño al país, que no tiene nada reprobable y por tal no hay nada que objetar.

Esta forma irresponsable y de despego de concebir lo que significa ser venezolano es, dolorosamente, extremadamente común, pero no por ello menos cuestionable; abusar, mal usar, apropiarse e incluso destruir, los bienes públicos no se considera faltas sino más bien es ser "avispado" o "tener viveza", así, no es extraño que casi todos los planes que los gobiernos implanten para favorecer el bienestar de la población, fracasen por el mal uso que le da un gran grupo de personas con el fin de lucrarse individualmente, perjudicando al país y al resto de los ciudadanos; hay cientos de ejemplos: el caso de la solicitud gigantesca de pasaportes que no fueron retirados o que no fueron usados, los miles de estudiantes que se mantienen repitiendo en las universidades ocasionando gastos improducticos y robando cupos a quienes si lo aprovecharían, el desvío de dolares oficiales, entregados para adquirir bienes necesarios para el país, hacia otros fines con el fin de lucrarse (esto ha ocurrido desde 1983 hasta hoy, en cada régimen de cambio).

Yo, en lo personal, no aspiro jamás recibir beneficios que no se deriven de mi trabajo, y rechazo firmemente la idea de que el derecho que tenemos los venezolanos de adquirir divisas para satisfacer nuestras necesidades es algo que me he ganado y debo cobrar sacandole el máximo provecho sin ninguna responsabilidad, sólo guiado por mi ambición de lucrarme de ello de forma indolente y ciega, por el contrario creo que este es un derecho que debo usar para satisfacer mis necesidades, si se me presentan, y el uso de ese derecho está limitado por la moral ciudadana y por el sentimiento de amor al país y la responsabilidad de poseer esta nacionalidad.

Es deprimente comprobar que en Venezuela los valores patrios, el amor a las leyes y a las instituciones nacionales están muy disminuidos o son inexistentes, ya lo había advertido el Libertador en 1819 en referencia a las leyes, pero lo podemos ampliar a todos los asuntos del país: "...los venezolanos aman la patria, pero no aman sus leyes; porque estas han sido nocivas y eran las fuentes del mal...".


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Jesus Requena G.


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