No por simple casualidad me da por recordar cuando por aquellos años, al igual como ahora suele suceder con la revolución Bolivariana, Nicaragua, tras el Frente Sandinista hacerse con el Poder por vez primera, era sitiada y amenazada con inexorablemente ser invadida militarmente por los Estados Unidos. Amenaza que solo pudo ser oportunamente interrumpida cuando la solidaria, y también valerosa, Cuba ofreció un buen lote de AKA-47 para apertrechar al Ejército Sandinista. A partir de ese momento las "matemáticas" parecieron no convencer al "poderoso" pero calculador ejército gringo (los que antes de la entrega de estos Fusiles daban cuenta de tres soldados norteamericanos por cada soldado "Nica" mal armado). Luego de esta oportuna y determinante "entrega", a los EEUU no le quedó más "valentía" que invadir a la desarmada Granada.
Actualmente las últimas amenazantes actuaciones de los EEUU hacia Venezuela, como suele decirse, "se parecen igualitas" a lo que sucedió y tubo que enfrentar la Nicaragua de aquella época. Venezuela, por su derecho irrenunciable a defender la propia autodeterminación de su futuro, ha tenido que fortalecer un "flanco" que realmente ha venido vulnerando cualquier pretensión de lograrlo. Vulnerabilidad que el propio Chávez tenía conciencia, y con oportuna determinación trató de fortalecer cuando acuñó el término de Soberanía Alimentaria.
De manera temeraria Escipion (el Africano), demostrando los dotes militares que todavía hoy lo hacen cátedra y referencia obligada para todos los estudios sobre estrategia en el mundo, resolvió con mayor osadía la de por sí osada forma como Anibal le "roncaba en la propia cueva" a Roma, luego del paquidérmico cruce de los Alpes. Sería hacer lo propio con Cartago la forma como saldría de este acoso infernal, y la forma de hacerlo sería frenar los suministros de alimentos hacia esta ciudad que para aquella época parecía poder destronar ha Roma como Imperio hegemonico reinante.
El heredado rentismo petrolero que llevamos hasta en los tuétanos y que a pesar del "hay que sembrar el petróleo" los gobiernos de la Cuarta República, a solicitud de los planes de "desarrollo" que le obligaba el FMI y BM, estratégicamente condenaban a Venezuela a no sólo no Producir los alimentos que necesitaba, sino que la Importación y Distribución de estos alimentos se encontraba en "manos" de sectores ampliamente ligados y dependientes a los intereses hegemónicos de las potencias extranjeras. Invadir militarmente ha Venezuela debía realizarse una vez que se paralizará la industria petrolera (Guerra a los Precios del Petróleo) y, segundo, asediarla a través del hambre (Guerra Económica).
Cartago cayó como caerá Venezuela si los CLAP no logran su estratégico cometido. Nicaragua no fue invadida como tampoco lo será Venezuela si logra tomar control estratégico de la Distribución de los insumos que necesita su pueblo. Los CLAP, por eso de la "eficiencia o nada", sería la única manera cómo Venezuela podría, sin implosionar, enfrentar un conflicto bélico, en un mundo donde el pillaje a vuelto ha caracterizar las relaciones "diplomáticas" internacionales. Asumir de manera estratégica esta tarea es un imperativo para la sobrevivencia de cualquier nación responsable y soberana en el mundo de hoy en día, más cuando en su subsuelo se haya petróleo.
La existencia de una nueva burguesía es lo que ha determinado que actualmente no tengamos Soberanía Alimentaria. La burguesía tanto se debe al Capital cómo a la característica forma cómo "ganarlo" (usufructuándolo). Así como no es posible que un "camello pueda pasar por el ojo de una aguja" tampoco un revolucionario podría continuar siéndolo al asumir el comportamiento de un burgués. Aunque, es obvio que actualmente, si existen pequeño-burguesés disfrazados de revolucionarios, los que son en gran medida los principales responsables de estar como estamos, éstos deberían ser combatidos incluso de manera más implacable que los propios zánganos de la Oposición.
Mucho de lo por hacer no se está haciendo, y mucho de lo que no se debe hacer se continúa haciendo. Realidad que seriamente viene amenazando el urgente y obligado éxito de los CLAP. El agotamiento, por degeneración, del liderazgo y ascendencia de algunos militantes en las estructuras del PSUV (equipos parroquiales, municipales, CLP...) ven en los CLAP la única manera de reencontrarse con la popularidad necesaria para continuar ostentando los privilegios que hasta ahora los han venido corrompiendo. Situación que ha venido originando una verdadera y peligrosa guerra de competencias, sobre todo por parte de los equipos políticos parroquiales (apoyados por Individualidades tanto municipales como regionales) que vienen de manera despótica imponiendo según sus intereses y empatías los diferentes Cuartetos, desconociendo a los Consejos Comunales, al Frente Francisco de Miranda, como a los de UNA MUJER, descaradamente extra limitando así sus particulares y bien definidas facultades. En la mayoría de los casos indistintamente si son los más convenientes y preparados para acometer con éxito esta demandante y definitiva tarea.
Los CLAP no son más que los planes de contingencia que debe asumir en tiempos excepcionales todo gobierno que encuentre asediada la soberanía y la seguridad por fuerzas extranjeras. Alimentar un pueblo en tiempos de conflicto armado es tan obligado como alimentar sus ejércitos, y muchas veces suele ser la gran diferencia entre ganar o perder la propia Guerra. Los EEUU están convencidos que Venezuela puede lograr el éxito de los CLAP. El adelanto combatiente y organizativo del Poder Popular le será determinante para que cualquier opresor tenga que sacar mucha "matemática" para lograr intimidarlo. Apostar a Venezuela es otorgarle confianza y oportunidad al Poder Popular para que demuestre del talante histórico que corre por sus venas. y, sobre todo, no perder de vista y regular, a través de una implacable supervisión la actuación del PSUV.