Los que tenemos que recordar a cada instante, que ya no somos los mismos; nos damos cuenta que el destino, no es el mismo que una vez soñamos para nuestra vejez.
Dice nuestra carta magna en el artículo número 21, lo siguiente:
Todas las personas son iguales ante la ley; en consecuencia:
1. No se permitirán discriminaciones fundadas en la raza, el sexo, el credo, la condición social o aquellas que, en general, tengan por objeto o por resultado anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio en condiciones de igualdad, de los derechos y libertades de toda persona.
2. La ley garantizará las condiciones jurídicas y administrativas para que la igualdad ante la ley sea real y efectiva; adoptará medidas positivas a favor de personas o grupos que puedan ser discriminados, marginados o vulnerables; protegerá especialmente a aquellas personas que por alguna de las condiciones antes especificadas, se encuentren en circunstancia de debilidad manifiesta y sancionará los abusos o maltratos que contra ellas se cometan.
Eso es lo que nuestros legisladores constituyentitas “en su preñez de buenas intenciones” trataron de hacer realidad, pero en la realidad, así como lo describe Hegel: “Los seres son un "momento del proceso que está viviendo la totalidad" y que cada "ser" está comprometido dentro del devenir del todo”.
Es decir, hay quienes pretender hacer realidad un sueño y están los otros “unos” que no desean permitir que los sueños de esos otros se hagan realidad.
A toda esta bendita retorica estéril senil, que me ha dado por expresar en este escrito (claro está, esperando que con el gran favor de dios, a nadie se le ocurra pensar que, solo soy un viejo resentido y que solo estoy respirando o resollando por la herida), solo espero que, alguien en su sano juicio me explique o me responda en palabras simples y muy sencillas, el siguiente cuestionario:
En algunas instituciones gubernamentales o del estado, cuando una persona de edad sobre los 40 años de edad, va a buscar empleo, para tratar de solventar algunas necesidades, las persona encargadas de recibir, la documentación correspondiente; solo se limitan en decirles a esas personas que; según la política o las normas internas de la institución, no les permiten la contratación de personas con esas edades. Pregunto.
¿Cómo podemos entender esos estatutos, en donde se violenta flagrantemente nuestra carta magna?
¿Cómo entender que en nuestra vejez, algunas, solo sirva en las instituciones, que se arriesgan en contratar a personas de edad avanzadas, solo sirvan para trapear o hacer mantenimiento, mientras que otras vejez, más afortunadas, puedan ejercer los cargos de ministros, alcaldes, presidentes, gobernadores etc., etc.?
¿En qué lugar del planeta revolucionario que se han inventados los eruditos estrategas socialistas, irán a colocar, a los miles de compatriotas de las misiones educativas que sobre pasan la edad promedio, según sus reglamentos, cuando nos graduemos de esas misiones?
¿Estaremos perdiendo nuestro tiempo, las personas que pasamos de 50 años de edad en la MISIÓN SUCRE, por lo menos, gastando recursos que no tenemos?
Es posible que no me haya explicado muy bien y lo más probable, es que, nadie me haya entendido, pero dios quiera, que este escrito, retumbe en la conciencia de los que están ahí, por la voluntad popular y se percaten que:
Los olvidados también tenemos derecho y en nuestra historia republicana, desde 1810 a esta fecha 12 de mayo de 2010, los olvidados de siempre, hemos sostenido y conquistado los espacios que nos han querido arrebatar. Hay ancianos que tenemos necesidades; y si esos reglamentos, forman parte de un 11, seguro, segurito que les podemos dar un buen 13.
CHAVEZ, es el camino
CHAVEZ, es la razón
Sin CHAVEZ, no habrá ¡Patria! ni Revolución
cabacote@gmail.com