¡Qué tal, camaradas!
Siempre lleno de pasión revolucionaria, por mi mismo y por el liderazgo
de Chávez. Por más nada.
Nuevamente el presidente
Chávez ha tenido que echarse una campaña al hombro. Sabe que sin él
la situación es harto cuesta arriba. Aunque crea, si es que lo cree,
que todos los dirigentes y patrulleros andan casa por casa haciendo
su trabajo proselitista.
Igual cuando en un mitin
Chávez expresa: ¡Bien, hay que dormir poco, visitar más a nuestros
compatriotas para mostrarles nuestra obra de gobierno en revolución!
Nos causa tristeza que eso no ocurra, como tampoco cuando se dirige
a los presentes, en especial a los que tienen responsabilidades de campaña
y los despide: ¡De aquí a recorrer las calles diariamente; a contactar
a los compatriotas directamente, a hablarles!
Después, muchos se van
a sus casas y más de uno a echarse unos palos. Sin embargo, pido excusas
a los comprometidos que cumplen sus tareas y obligaciones partidistas.
Entre ellos algunos candidatos, como Roberto Serra, entre otros,
y a quien le escuché que velaría por legislar medidas contra el flagelo
de la delincuencia callejera. La elitesca, la gubernamental con la Contraloría
¿? y con Indepabis la privada.
Bravo por ellos. Por
todo eso aplaudimos a Chávez que está defendiendo su Revolución a
capa y espada y así defiende la nuestra, que es la misma.
Bien. Aunque latinoamericano
y mundial en muchas ciudades, es gravísimo el asunto de la inseguridad
por excesos de delincuencia. Desatada, pues. Digo excesos porque, como
otras situaciones humanas como drogadicción, corrupción, etc., son
sumamente difíciles que se superen por completo. Bastaría con reducirlos.
No volveré a recordar
detalles de los orígenes de la masiva delincuencia en Venezuela, salvo
que fue producto del descuido democrático que por años nos aplicaron
en la IV. Abandono a las provincias con el consabido éxodo hacia donde
se encuentren, y ni siquiera mejores, simplemente oportunidades y generaron
los cordones de marginalidad con sus angustias y miserias, hoy en atención
permanente, pero cuya superación será muy lenta.
Como una síntesis de
mi vieja proposición para solucionar el problemón de la delincuencia
–por ello solicito disculpas por lo extenso ya que, pienso, lo amerita–
en complementación a las varias acciones y esfuerzos gubernamentales,
recordaré que la baso en la participación de las comunidades en todos
en sus sectores, y su exportación a otros sectores y al resto de las
ciudades.
Parto de que todos los
habitantes de una comunidad conocen a los delincuentes con sus actuaciones
detalladas: asesinos y matones del barrio con número de muertes, jefes
de bandas y sus integrantes con récord de asaltos y atracos, capos
de drogas, vendedores y mulas y métodos de venta (casa tal, bar tal,
discoteca tal, etc.)
Por solidaridad, por
miedo, etc. no los denuncian. En especial por lástima con sus mamás,
sus abuelas, quienes los acogen maternalmente. La propuesta define que
los vecinos los denuncien, inclusive los mismos familiares, pero a conciencia
de que estarán en sitios especialísimos para recuperación integral
de mujeres y hombres. Ah, y de jóvenes, preadolescentes y niños (hasta
ahí la influencia de malignidad, apoyada en la perdida de valores)
Bien lejos y al olvido
las actuales cárceles, universidades del delito. Salvo cárceles de
extrema seguridad para los incorregibles, que los hay a montones. Y
que se establezca, por complicado que sea, un sistema que evite, evite
no, que reduzca el delito dirigido desde los penales.
Nos entra la duda de
¿cómo se escapan los malandros? ¿Cómo entra la droga? ¿Cómo aparecen
tantas armas?, etc. De ahí a que insista en que deben realizarse tests
psicológicos por equipos de profesionales especializados para conocer
el comportamiento de todos los funcionarios.
Y pruebas a todos los
funcionarios públicos en las diferentes ubicaciones y niveles del Poder
Ejecutivo y…, como lo he planteado, a todos nosotros para medio conocernos,
lo que evitaría grandes problemas y menores, también. Hasta en los
hogares.
Y a los delincuentes
desde la primera detención, chamitos inclusive.
Lo de las cárceles –en
lo personal he escuchado, igual que muchos, cuentos de cuentos– y
los mecanismos de poder interno, según, lo conocen las autoridades
hasta de los más altos niveles. ¿Por qué no actúan? Y el resto de
los reos, una gran mayoría, aparece sin uniformes jodiendo, sin hacer
casi nada, etc.
Bueno, en esos sitios
de recuperación prevalecerá entonces que sean psicológicamente
tratados, con afecto, hasta estar aptos a su reinserción en la sociedad.
Pero serán sitios bien ordenados y ambientados para una buena calidad
de vida durante el proceso. Y con permanentes controles posteriores
hasta su completa normalización.
Quiero complementar esta
proposición publicada hace unos meses esperando que puedan estar de
acuerdo conmigo, mejor si lo evalúan los responsables directos, y si
no, por favor, no olviden en mi caso, que “errare humanun est”:
Primero, de las tantas
maneras como el gobierno revolucionario viene atendiendo dicha problemática
con el mejoramiento de los penales, llevando cultura, deportes, etc.,
que exija al Poder Judicial que mejore la eficiencia: varios jueces
por caso para evitar parcializaciones o amañamiento de juicios, agilización
y publicación permanente por Internet del estado de cada juicio, salvo
a los que en verdad aplique lo del secreto sumarial.
Ahora espero que esta
próxima propuesta no la consideren como antiderechos humanos, sino
que es producto de la desesperación que se ha desatado en cuanto a
la inseguridad personal.
Bien. Sabemos que cuando
alguien se salta las leyes en grandes proporciones como asesinatos,
reiterados robos, violaciones de menores y/o ancianas, etc., vulnerando
los Derechos Humanos de cientos de algunos compatriotas, pierde los
privilegios que el vivir en sociedad, respetando, representa,
Por ello, y como son
causa de conflictos, de tráfico de variado tipo, según hemos escuchado,
etc., con sus respectivas excepciones, claro, y como a los penados no
los aíslan parcialmente de sus afectos, que de paso a veces ellos no
los cuidan mientras están libres delinquiendo, sino que “la cárcel
los une”, estimo que las visitas de familiares deben ser reducidas
al máximo. Es un privilegio que también se pierde.
Por otra parte, nos preguntamos
por qué esas mismas abuelas, madres, esposas, concubinas, hermanas,
primas, tías –porque vemos más mujeres en las visitas– no se preocuparon
e hicieron alguito por evitar el delinquir de sus “queridos” familiares.
Aunque sabemos que algunas sufren en silencio, otras, por el contrario,
fueron cómplices, por lo menos aguantadoras, como llaman a los que
esconden artículos robados. O cómplices ante asesinatos. O por esconder
armas de todo calibre, o drogas, etcétera. Que me disculpen las preocupadas
y hasta víctimas.
Exceptuando casos como
asesinatos por respuesta emocional incontrolada, no premeditada.
Entonces, además de
continuar con la fuerte campaña antidelincuencial y aplicar –si vale–
mi propuesta para la recuperación que mencioné, habrá que legislar
–tomando en cuenta la participación comunitaria que velará
por su cumplimiento- para que todos los cómplices, en mayor o
menor grado, tengan penas proporcionales: entre otros, distintos tipos
de trabajos comunitarios, imposibilidad de visitar a quienes mataron
y enlutaron hogares, que angustiaron a familias enteras con asaltos
y robos a viviendas, a sus vehículos, o produjeron traumas y tristeza
por la vejación por violación a menores o ancianos. ¿Derechos Humanos?
No destaco la soterrada
complicidad en los secuestros porque son más elaborados y creo que
ocultados.
Hasta podrían ser enjuiciados
y ser llevados a sitios de recuperación.
No sé si me medio
expliqué porque es un tema delicado y porque de una tragedia delincuencial
grupal, con influencia externa muy negativa, pasa a ser un problema
“familiar” de unas personas que ven a sus niñotes, a sus papis,
mal tratados aun cuando contribuyen a llenar las morgues y, para más
vainas, se convierten en alimento del terrorismo mediático (Pudretv,
Pudrecanal, Pudrerradio))
Otro detalle, ¿por qué
no copiamos lo que aplican en algunas de las otras ciudades del mundo,
lo vemos en las películas y en documentales, que forman parte de una
acción preventiva y/o acusatoria, como es dotar de cámaras que captan
sonidos y graban, fijos en los vehículos policiales, en los propios
agentes. Y lo extendemos a la vigilancia de tránsito en las tres versiones,
terrestre, aire y mar?.
La finalidad, como se
puede entender y se sabe, es para chequear procedimientos tratando de
reducir los abusos, la lenidad y el matraqueo que dicen se utiliza.
Para reducir, recuerden
que nada se elimina, para reducir asaltos y secuestros en los vehículos
conformar un gran sistema de comunicaciones directas con micrófonos
en autobuses, busetas, taxis, en los camiones de transporte y en general
en autos particulares. Con centrales de control sectorizadas y de respuesta
inmediata. Hasta cámaras con micrófonos, que son pequeñitas, imperceptibles.
Todos los vehículos controlados por satélite, no como un lujo sino como una respuesta al agobiante mundo del delito, por algunas bandas y por unos que otros delincuentes que actúan aisladamente.
Así como los taxistas
pagaron un taxímetro VinicioCarrera-Herrera, les financiamos sus equipos
preventivos o justicieros.
Hasta sirenas que activemos
cuando apenas ocurra o vean que ocurra un delito y alerte a todos los
usuarios de las vías.
¿Que es costoso? Costoso
es el luto en el alma, o la arrechera en el corazón o la angustia familiar
cuando roban, asaltan, secuestran o asesinan a algún pariente o amigo.
Por cierto, en las patrullas
no hemos visto instalados computadoras con pantallas que faciliten la
identificación de vehículos denunciados, placas, marca y color, etc.,
porque muchos robos, cuando se investigan aparece involucrado un vehículo
robado. Por decir en un asalto en Cumaná apareció involucrado un carro
denunciado robado en Barquisimeto.
Y las alcabalas, que
con buena intención los gobiernos colocan a diario por todas partes,
no cumplen con su cometido antidelitos –las estadísticas mundiales
mencionan sólo un 3% de efectividad– que cambien de horarios para
las noches y madrugadas que es cuando proliferan los malandros, que
sí conocen su trabajo y no van a pasar armados o a llevar droga a plena
luz; no, esperan la oscuridad o, mejor, a que llueva, donde todos estamos
guarecidos.
Ni siquiera cuentan con
perros antidrogas que deberían vigilar desde los colegios –al azar
si no hay muchos perros– hasta las discotecas y restaurantes, especialmente
los de lujo, donde cuentan que siempre han ido algunos “señorotes”
a consumir su coca.
He propuesto evaluar la posibilidad de adiestrar a los perros callejeros, resolviendo dos problemas: callejeo y delincuencia.
Ah, y las avenidas y
paseos y parques con cámaras por todas partes, sirven además, para
atender los problemas de tránsito terrestre. Vigilancia total.
Pensarán que soy un
idealista, o un nazista o un anti derechos humanos de los delincuentes
y sus víctimas, no sé.
Ah, ya sé, dirán que
ya se inventarán las trampas y los trucos para evadirlo, pero seguro
que se reducirá la delincuencia en un alto porcentaje mientras tratamos
de educar y revertir la situación que por años generó el desequilibrio
social y sus antivalores.
En cualquier caso eso se basa la Revolución bonita hacia el socialismo que apoyamos y defendemos, aunque se arrechen los escuálidos.