(Réplica a Saúl Molina)

Ésta es la realidad

Siempre he pensado que quienes descalifican, ofenden y calumnian, en cualquier discusión o intercambio de opiniones, son seres sin argumentos que aportar en una discusión. Recientemente escribí llamando la atención del Gobierno sobre lo que consideraba, y considero, no sólo un error garrafal sino un atentado contra una buena parte de venezolanos, que requieren para vivir del alquiler de una habitación, un apartamento o una casa, obtenidos con el sudor de su frente sin explotar absolutamente a nadie. Como quienes actúan en su contra desde el Gobierno, los acusan de expoliadores de sus arrendatarios, intitulé el artículo con el nombre de “Arrendadores Oligarcas”, para evidenciar lo absurdo de la Ley.

Un tal Saúl Molina arremete contra mis argumentos en Aporrea, en la forma usual en que tristemente han mal aprendido algunos de quienes se llaman bolivarianos. Quizás se piensa que insultando y descalificando la gente se atemoriza y se calla. Mi escrito estuvo en la misma dirección que otros artículos publicados en Aporrea y constituye una simple opinión, con la que se puede estar o no de acuerdo, pero en absoluto supone la calificación de “tarifados” y “panfletarios”, ni mucho menos de escribir en medios de derecha (Últimas Noticias y Aporrea, en el caso de mi artículo), aunque uno puede escribir donde quiera siempre y cuando le dejen decir lo que uno piensa, sin restricciones de ningún tipo.

Dije y mantengo que una gran cantidad de arrendadores en el país no son empresarios con grandes complejos habitacionales para tal fin. Posiblemente no han sido contabilizados y esa información no se tenga. Esos numerosos arrendadores son gente de las capas medias y de los sectores humildes, que desde ya, antes de aprobarse la ley, están siendo víctimas de sus arrendatarios, muchos de quienes distan bastante de ser personas explotadas. Todos los juicios por desalojo han sido paralizados, cuando, si lo que Molina señala es cierto, debieron paralizar sólo aquéllos juicios de desalojo al servicio de los supuestos grandes empresarios. La ley va a servir, gústele o no a sus propulsores, no para evitar los excesos de quienes explotan las necesidades de la gente, sino para dañar a los arrendadores humildes.

Los casos que referí en mi artículo anterior no son inventados por mí; son situaciones reales que afectan a venezolanos que no son explotadores, sino que prestan un auxilio indispensable en el país, donde el déficit de 2 millones de viviendas está muy lejos de ser resuelto. Ese servicio va a dejar de prestarse por causa de una legislación concebida sólo como productora de votos. No me interesan las críticas no sustentadas de la oposición. Me motiva que las cosas se hagan bien y que algunos abandonen su arrogancia y la idea de ser infalibles. Una última cosa: Venezuela no es víctima de la herencia del capitalismo, como afirma alegremente el señor del artículo; es víctima del capitalismo existente que sigue vivito y coleando.


lft3003@yahoo.com


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Luis Fuenmayor Toro

Médico-Cirujano, Ph. D., Ex-rector y Profesor Titular de la UCV, Investigador en Neuroquímica, Neurofisiología, Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Luchador político.

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