El viernes 21 de septiembre, tuvimos la oportunidad de formar parte en Juangriego de la presentación del libro "Alberto Lovera, hermano" de Alberto Lovera Álvarez, hijo del mártir margariteño, asesinado por el gobierno del "bueno" Raúl Leoni en plena "democracia" bipartidista; crimen denunciado en su oportunidad por José Vicente Rangel, para entonces parlamentario. Luego, el periodista escribió el libro "Expediente negro" donde puso al descubierto el asesinato de Lovera y otros crímenes cometidos por el Estado en ese entonces.
El libro de Lovera toma para su título la canción de Alí Primera, "Alberto Lovera, hermano", que tantas veces escuchamos y colocamos en cualquier aparato que la reprodujera para denunciar la canallesca represión de los gobiernos de AD y Copei en los años sesenta, setenta y ochenta.
A Alberto Lovera, para entonces dirigente del Partido Comunista de Venezuela, lo secuestraron el 18 de octubre de 1965, deteniéndolo de manera ilegal. Durante 9 días lo torturaron por orden gubernamental. Lovera no habló, pero murió producto de las torturas. Mientras lo torturaban, el gobierno negaba que lo tuviese detenido. Se marcó así el nacimiento de la figura del desaparecido en América Latina.
El 27 de octubre de 1965, unos pescadores encontraron el cuerpo de Lovera flotando en la playa de Lecherías, estado Anzoátegui. Una cadena, un pico y un candado sirvieron para hundir su cuerpo, sin embargo, el cadáver se vino en las redes de un pescador. Una vez que fuw identificado, adecos y copeyanos aseguraron que Lovera se había “ablandado” en su línea política y por ello había sido ejecutado por sus propios compañeros de línea “dura”, señalamiento convertido en información oficial. Eran los Capriles Radonski y Julio Borges de la época, mintiendo como lo hacen hoy, aplicando desde siempre su "yo no fui".
En fecha reciente, el periodista José Vicente Rangel volvió a afirmar: “No me cabe la menor duda de que la autoría de la muerte de Alberto Lovera es de Raúl Leoni (presidente) y Gonzalo Barrios (ministro de Relaciones Interiores). El hecho fue denunciado oportunamente, y a los pocos días murió Lovera, torturado, a pesar de la denuncia”.
Los asesinos de esa época son los que pretenden regresar al gobierno como inocentes. Lo que fueron AD y Copei, represivos, practicantes del Terrorismo de Estado, autores intelectuales y materiales de miles de crímenes, lo son hoy Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, Proyecto Venezuela y otros más pequeños.
No es un invento, eso es parte de nuestra historia. Allí está el dolor de los familiares y amigos, las reseñas en la prensa, los expedientes que se abren de nuevo luego de ser enterrados en el olvido, la memoria de quienes vivieron de cerca los sucesos (aunque muchos teodoros y pompeyos pretendan olvidarlo para abrazarse con sus perseguidores de ayer).
Este libro de Alberto Lovera Álvarez tiene el valor de la denuncia, la memoria, la historia y la educación en nuestros jóvenes. También nos sirve para reafirmar nuestra convicción de que no podemos volver a ese pasado de represión y muerte. Nos toca mirar al futuro con un Hugo Chávez en defensa de los derechos humanos, de la vida y la esperanza.
También nos compromete con la tarjeta roja del PCV.