Infinitas manifestaciones de dolor, de amor y de compromiso han servido para demostrar al mundo hediondo a azufre quien fuera en vida, y seguirá siendo en el imaginario colectivo, ese ser extraordinario llamado Hugo Chávez: Presidente de los venezolanos, Comandante de la transformación revolucionaria de América Latina y El Caribe y líder de los parias de esta Tierra.
Nacionales y foráneos residentes en nuestro país lloramos también la pérdida de un Padre. La pérdida de un padre muy particular: un Padre –Madre omnímodo, visionario, sabio y amoroso, militar y maternal, maestro y aprendiz, socialista y cristiano, exigente y condescendiente, disciplinado y espontaneo, arbitrario y tierno, nostálgico, pelotero, declamador y cantante. Un padre – madre fuente de orientaciones, proveedor y protector que lamentablemente ya no está.
Como buen padre –madre, Chávez hizo todo lo que pudo por dejarnos amparados. Triunfó electoralmente para darle viabilidad a la nueva etapa del proceso, exigió a sus colaboradores y al poder popular un golpe de timón, nos legó el Plan de la Patria 2013 – 2019 y nos propuso un candidato para sucederlo en la Presidencia.
Ahora nos toca a nosotros asumir adultamente nuestro destino. Nos toca reconocer y valorizar nuestro poder para garantizar la continuidad del proceso. Nos toca honrar el juramento que hiciéramos el 10 de enero y nos toca unirnos en función de los aportes que desde nuestra diversidad podemos hacer para la materialización del socialismo bolivariano.
Y lo estamos haciendo. Apoyamos a nuestro hermano Nicolás Maduro como candidato y nos comprometemos a acompañarlo en su campaña y posterior ejercicio de la Presidencia, entendiendo que en esta nueva etapa del juego a todos, pueblo y autoridades, civiles y militares, nos toca trabajar hermanados y codo a codo para defender nuestra independencia y soberanía así como para profundizar y consolidar la transformación revolucionaria de nuestro país.
Viva Chávez, Viva Maduro, Viva el Poder Popular.
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