La iglesia católica ha sido sometida a fuertes pruebas a lo largo de su turbulenta y luenga historia y siempre ha salido victoriosa de todas sus batallas, esperemos, por el bien de sus muchos seguidores y feligreses, que esta vez también sea así, aunque difícilmente quede en pie una corrompida jerarquía representada por los actuales obispos venezolanos, jerarquía, que ha protagonizado desde hace mas de cuatro años, uno de los mas escandalosos episodios en toda la historia eclesiástica venezolana; la dolorosa impresión que en la comunidad católica de Venezuela han causado las peripecias del el cura Baltazar Porras, con sus participación activa en el golpe de estado y en todas las guarimbas, están todavía vivas en la memoria de todos; el finado cardenal Velazco, no borró ni con su eminente partida al otro mundo, la mancha negra que llevará para siempre, al firmar, a nombre de la jerarquía, el decreto de Carmona el 12 de Abril de 2002 que intentó disolver los derechos de todos los venezolanos.
No conforme con todo eso, la jerarquía se ha descalificado así misma por el permanente ataque que los obispos de la Conferencia Episcopal, prevalidos en su condición de vicarios de Cristo, y escudados tras la sotana y la cruz, han hecho contra el nuestro proceso de cambios democráticos, y a favor de la oposición golpista y degenerada, pero el escabroso caso del asesinato del Padre Piñango, conspíscuo representante de esa alta jerarquía, en las condiciones en que ocurrió, es definitivamente la gota que derrama la copa; no nos compete a nosotros hacer juicios que corresponden a las autoridades competentes, pero los hechos están a la vista, y ya la gente sabe exactamente que fue lo que paso, que el cura tenia sus debilidades homosexuales, eso es entendible, pero lo que si debe tener un terminante rechazo de todos, son las pretensiones de la misma jerarquía en desvirtuar y mediatizar la verdad, tratando de enlodar la figura de el máximo representante del Ministerio Publico, quien, por lo demás ha dado en el ejercicio de sus funciones muestras de un coraje, una entereza y una dignidad, pocas veces vistas, y que debe tener todo el respaldo de los ciudadanos de este país.