Odiado por todos, el ruso Philipp Budeikin es considerado el virtuoso creador del juego “La Ballena Azul”, que utiliza la popularidad de las redes sociales en la Internet, para recrear un mundo que supera la violencia virtual de la World Wide Web, y que se convierte en una puerta sin salida a la violenta realidad social, configurada por los deshumanizados Seres Humanos del siglo XXI.
El mediático juego “La Ballena Azul” surgió en Rusia, y Budeikin se encuentra privado de libertad por las investigaciones de la policía rusa, que lo señalan como responsable del suicidio masivo de jóvenes rusos, quienes eligieron la muerte por incitación directa del juego “La Ballena Azul”.
Budeikin fue expulsado de la universidad donde estudiaba Psicología, y según la elocuencia de su propio testimonio, habría creado el juego para “limpiar” a la sociedad de los inútiles.
Utilizando la red social rusa llamada Vkontakte, como instrumento tecnológico para difundir las reglas de su juego “La Ballena Azul”, Budeikin logró expandir su concepción de la vida alrededor de la Tierra, y pudo reclutar a más jugadores internacionales que se atreven a cumplir con el mortífero desafío del juego, por medio de otras populares redes sociales como Facebook, Instagram y WhatsApp.
Hoy en día, vemos que la facilidad que encuentran los jóvenes, para adquirir legalmente teléfonos inteligentes, computadoras y tabletas, sumado al vertiginoso desarrollo de las telecomunicaciones, que ofrecen una total prontitud en la emisión y recepción de los mensajes, ha posibilitado una infraestructura comunicacional que no requiere de vínculos afectivos, para poder establecer relaciones interpersonales con desconocidos.
Muchísimos niños, adolescentes y jóvenes a nivel mundial, buscan la oportunidad de participar en el juego “La Ballena Azul”, visitando hipervínculos, perfiles, fotografías, tutoriales y videos de la Web, que les permitirán entrar en el juego oficial e interactuar con otros jugadores, para transformar la experiencia en una cita multicultural que vence a las barreras geográficas.
Pero usted seguramente se pregunte: ¿Cómo jugar con la popular ballena azul?
A través de las redes sociales, el jugador de “La Ballena Azul” establece un lazo comunicativo con un “curador”, quien será la persona encargada de administrar e imponer una serie de retos, que el jugador deberá cumplir a cabalidad para realmente convertirse en una ballena azul, siendo la gran meta a conquistar por el jugador.
El juego es llamado “La Ballena Azul”, por una inexactitud basada en la creencia de que el varamiento de los cetáceos, es supuestamente la práctica del suicidio por parte de los animales, ya sea en la orilla del mar o en la arena.
Los desafíos que plantea el juego “La Ballena Azul”, se basan en una ascendente cadena de violencia física y en una constante violencia emocional, que el jugador deberá aceptar y deberá resistir sin titubeos, para ir superando la lista de desafíos que generalmente son 50 misiones a cumplir en un lapso de 50 días, y cuya realización suele ser cronometrada a las 4:20 de la madrugada.
Dibujar a una ballena en una hoja de papel, ver películas de terror, escuchar música con sonidos subliminales, chatear en línea con otros participantes, aislarse de su entorno, quedarse parado solo en un puente, ganar rápidamente un enemigo, quedarse parado solo en una vía de ferrocarril, no hablar con nadie por un tiempo indeterminado, quedarse parado solo en la azotea de un edificio, lacerarse los labios, cortarse los brazos con un cuchillo o una hojilla, incrementar el número de lesiones diarias autoinfligidas, no dormir por un tiempo indeterminado, y finalmente cometer el suicidio.
Poco a poco, se crea la fatal dependencia del jugador con su curador, quien puede suplantar el rol de un padre, y ejercer presión mientras va guiando, dialogando, interrogando, e incluso reprendiendo al desafortunado participante.
En caso de negarse a realizar uno de los desafíos, el jugador de “La Ballena Azul” podría ser víctima del ciber-acoso, que incluye ofensas verbales, mayor castigo corporal en los retos, y amenazas de ser “quemado” en las redes sociales, por medio de la exposición pública de contenido comprometedor del participante.
Lamentablemente, la popularidad de la ballena azul en las redes sociales, ha permitido que bandas de criminales en Latinoamérica, conviertan el juego ruso en un lucrativo chantaje que perjudica a los jóvenes internautas, quienes presos del miedo son robados y estafados por los delincuentes, para evitar el posible secuestro y la venganza en contra de sus familiares.
Madres y padres de las víctimas, actualmente están llorando la enfermedad y la muerte de sus hijos y de sus hijas, porque esos jóvenes decidieron jugar con la adicción de “La Ballena Azul”, aprovechando la clandestinidad, el descontrol y la impunidad, que caracteriza al escenario virtual de las redes sociales.
Budeikin es considerado por el 99,9% de los ciudadanos, como un loco, un psicópata, un fascista, un nazi, un estudiante frustrado y un cobarde.
Pero nosotros creemos que la invención de Budeikin, es una siniestra parábola que busca aleccionar a la sociedad moderna, pues su revolucionario juego nos demuestra el alto grado de borreguismo reflejado por las juventudes globales, que en pocos años serán los típicos hombres tontos y las típicas mujeres tontas, que inundarán de mediocridad a la mediocre colectividad.
Esa mediocridad que verdaderamente necesita ser “limpiada” del Mundo, para evitar la inservible suciedad y la proliferación de más gentuza, que no aportará nada nuevo ni nada bueno a nuestra Humanidad.
La intolerancia del razonamiento sectario de Budeikin, podría catalogarse como la ceniza utópica del Hombre Nuevo.
Además, sabemos que Budeikin no te apunta con una pistola en la cabeza, para que juegues con la popular ballena azul. Él simplemente utiliza el morbo, la ignorancia y la necesidad de atención de los jugadores, para generar una magnífica manipulación mental que te invita a desafiar lo prohibido.
El juego regala un apasionante sentido de osadía, cada vez que el jugador se rebela contra el Mundo mediante la valentía, representada por la superación de los retos y por la libre decisión de violentarse el cuerpo y el alma, hasta llegar al nostálgico clímax del infame suicidio perpetrado.
Muchísimos lectores pensarían que “La Ballena Azul”, es un maldito juego exclusivo de la Deep Web, pues su entretenimiento luce tan cruel como la destrucción de Daisy. Pero aunque usted no lo crea, la locura de la ballena azul nació en la bonita y tradicional Web, por lo que ya no es necesario ocultar las cebollas y las lágrimas, para propagar explícitamente la maldad y la ilegalidad.
La ballena azul es un perfecto reflejo de nuestra sociedad. Una sociedad donde el anonimato de una ficticia red social, tiene mayor poder de convencimiento en los jóvenes, que la palabra de un padre dentro de su hogar terrenal.
Un padre que muchas veces no llega a casa. Una madre que muchas veces se divorcia por orgullo. Y una pareja que muchas veces se pierde en el alcohol, en el cigarrillo, en el fútbol y en las drogas.
Casi todo es mentira en las redes sociales, pero las consecuencias del abuso son muy reales, para todos los involucrados en el juego de esas redes sociales.
Los miles de jóvenes que están jugando e hiriéndose por culpa de la ballena azul, son los mismos jóvenes que no reciben de sus progenitores: el cariño, los besos y los abrazos, que son tan necesarios para forjar una salud mental y una capacidad de discernimiento, que les permita identificar el bien y discriminar el mal.
Pero muchas veces la indiferencia se come la razón de los hogares, y es por eso que los pecados del pecaminoso mundo exterior, acaban siendo interiorizados e internalizados por el inocente individuo, quien termina hallando una macabra diversión en el juego “La Ballena Azul”.
Es más fácil culpar al “Efecto Budeikin” por el suicidio masivo de jóvenes, que pensar en el alto grado de putrefacción moral que ostenta la sociedad, donde la agresiva publicidad de un perverso sistema capitalista, te va llenando las neuronas de tantas insatisfacciones y de tantos egoísmos, que acaban por aborrecerte hasta el punto extremo de preferir morir que vivir.
Si Coca-Cola pidiera a sus fanáticos que se lanzaran al precipicio, y que se tomen una maravillosa selfie justo antes de morir, estamos seguros que millones de fanáticos se tomarían la fotogénica selfie, y con alegría se lanzarían del sangriento y famoso precipicio.
Si las estrellas del Real Madrid y del Barcelona, pidieran a sus fanáticos que se lanzaran de un precipicio, y que se tomen una maravillosa selfie justo antes de morir, estamos seguros que millones de fanáticos se tomarían la fotogénica selfie, y con alegría se lanzarían del sangriento y famoso precipicio.
Si Jesucristo pidiera a sus fanáticos que se lanzaran de un precipicio, y que se tomen una maravillosa selfie justo antes de morir, estamos seguros que millones de fanáticos se tomarían la fotogénica selfie, y con alegría se lanzarían del sangriento y famoso precipicio.
Seamos sinceros, el adoctrinamiento de masas diseñado por los medios de comunicación privados, permite que juegos tan estúpidos como “La Ballena Azul”, tengan el voto positivo y la manito levantada de sus mejores fanáticos.
Nosotros los denominamos fanáticos de lo absurdo. No son víctimas de la ballena azul, no son títeres de la ballena azul, y no son mártires de la ballena azul. Simplemente son fanáticos de lo absurdo.
Lo absurdo es ley en la actualidad, y mientras lo absurdo siga siendo ley, pues no habrá ley que nos salve de las ballenas azules.
Abrir los ojos es un proceso psicológicamente doloroso, pero muy útil para erradicar el cancerígeno gran gusano, que todos los días intoxica la sanidad de nuestro cerebro y de nuestro corazón.
La ballena azul, el tablero ouija, Charlie Charlie, el péndulo, la ruleta rusa y la mona lisa.
Trampas espirituales, promesas vacías, y perversos espejismos.
Usted debe saber que las ballenas azules, son animales acuáticos que realmente mueren en los océanos, pero NO porque se sientan deprimidos en la soledad de altamar, sino porque sufren la endiablada tormenta de industrialización del Hombre, que sigue construyendo colosales abismos con los recursos naturales, y que siempre deja cicatrices abiertas en el pensamiento de las olas.
Las olas van y las olas vienen. Las redes sociales se quedan a medio camino, y los jóvenes no saben nutrirse de sabiduría, para romper las olas del viento alisio.
Si te vas a suicidar, no lo hagas por culpa de una inofensiva ballena azul.
Si te vas a suicidar, hazlo en memoria de todos los niños africanos, que no tuvieron Internet porque no tuvieron electricidad, que no tuvieron agua porque no tuvieron alimento, que no tuvieron esperanza porque no tuvieron sueños, que no tuvieron una mascota porque no tuvieron una familia, y que no tuvieron nada porque jamás tuvieron nada.
Hoy es un buen día para salir de las profundidades de la oscuridad, y aprender a mirar la luz del sol, con los ojos de la solidaridad, de la empatía y del altruismo.