Uno bien podría creer que el único y serio imperativo de la política exterior del gobierno de Donald Trump es defender a Israel. Fue elegido presidente porque prometió poner los intereses de Estados Unidos primero y resultó ser un tanto diferente a sus predecesores –cedió ante la presión de los diferentes cabildeos y asambleistas para llevar adelante sus deseos y simultáneamente pretendiendo adelantar políticas pobremente definidas de fomentar la seguridad y el bienestar del pueblo norteamericano.
Con certeza Israel posee el más poderoso cabildeo de política exterior que opera no solo en Estados Unidos sino también en Europa Occidental y Australasia. Cuando Israel plantea sus incesantes demandas, políticos desde Washington hasta Canberra y Wellington se detienen para escuchar. En Gran Bretaña el ochenta por ciento de los parlamentarios conservadores son miembros de la agrupación Conservadores Amigos de Israel.
Israel es beneficiado por una enorme, influyente y rica comunidad judía de la Diáspora que está dispuesta para llevar adelante su empeño y que también tiene fácil acceso a los medios de difusión de masas y a políticos, muchos de los cuales, están más que dispuestos a ser corrompidos por el dinero. Esto ha desembocado en la creación de una "Narrativa Israelita" muy específicamente en Estados Unidos que maquilla al estado de Israel a través de la incesante reiteración de expresiones tales como "la única democracia en el Medio Oriente" y "el mejor amigo y estrecho aliado de Estados Unidos".
Nadie debería sorprenderse que el gobierno de Trump esté atiborrado de seguidores de "Israel Primero" de arriba a abajo. Aquellos que tratan directamente con Israel –el embajador David Friedman; el Jefe Negociador para el Medio Oriente, Jason Greenblatt y el Enviado Especial y yerno, Jared Kushner, son todos judíos ortodoxos con antiguas vinculaciones con Israel y su dirección política. Ellos son grandes proveedores financieros para las "beneficencias" israelíes que incluyen proyectos en la ocupada Franja Occidental los cuales con tan ilegales ante el derecho internacional como contrarias a la largamente establecida política norteamericana. Parecería, sin tratar de ser demasiado hiperbólicos, que los intereses de Israel, por lo menos para ellos, son tan importantes como los intereses norteamericanos que ellos de manera ostensible representan y por lo cual son pagados con el dinero de los contribuyentes norteamericanos.
Pero el más destacado de los activistas a favor de Israel en el gobierno es Nikky Haley, embajadora de Estados Unidos ante la ONU quien de manera perseverante ha asumido las líneas más duras posibles contra los supuestos enemigos de Israel al tiempo que de manera total apoya las más brutales acciones llevadas a cabo por el gobierno del primer ministro Benjamín Netanyahu. La más reciente actuación de la Haley revela en realidad que Estados Unidos ha perdido el sentido del rumbo y la brújula moral. Si uno fuera religioso, podría sugerir que Estados Unidos ha perdido su alma.
La más reciente incursión de la Haley con su propio estilo en lo que podría considerarse como una condición de estadista ocurrió el pasado primero de junio. Kuwait había presentado una resolución al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas solicitando que esta cumpliera con su responsabilidad de contribuir a la protección del pueblo de Gaza que estaba siendo bombardeado, intoxicado por gas y tiroteado por franco tiradores del ejército israelí. Sin embargo Nikki Haley estaba pensando en algo totalmente diferente: una resolución que ella había redactado para denunciar a la organización Hamas por las supuestas andanadas de cohetes que habrían sido lanzadas contra las áreas adyacentes controladas por Israel en respuesta a los tiroteos y bombardeos de este.
Las votación sobre las dos resoluciones se llevó a cabo y
https://.un.org/press/en/2018/sc13362.doc.htm
resultó que la Haley no obtuvo ningún voto para su resolución aparte del suyo propio.
Una vez más la Haley votó sola cuando vetó la resolución de Kuwait para proteger al pueblo de Palestina. Y esta no fue la primera muestra del unilateralismo de la Haley. Ella se retiró de una
https://www.thenational.ae/world/the-americas/us-ambassador-walks-out-on-palesine-at-un-1.731143
reunión anterior del Consejo de Seguridad de la ONU para tratar el asesinato de manifestantes palestinos en un deliberado insulto a su representante quien se había puesto de pie para iniciar su intervención. Desgraciadamente, la Haley representa a Estados Unidos. ¿Estados Unidos, hogar de los libres y valientes? Basura.
Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona
Nota.- Sus comentarios y opiniones acerca de este artículo serán bienvenidos en