Maduro y guaidó están unidos por una misma ideología. Los separa el estilo, la maña. Los dos son pillos, uno más disimulado que el otro: uno entrenado en la universidad, el otro en el sindicato; uno mete zancadillas con música de Beethoven, el otro las obsequia con salsa. Los dos son movidos por hilos capitalistas extranjeros. Uno tiene asesores gringos, el otro se asesora con sus panas y los rusos y chinos, uno oye consejos, el otro los oye pero no los sigue. A los dos se lo lleva la corriente capitalista, no tienen voluntad propia, la realidad se les viene encima y los domina.
Es así que después de tanto batallar, van agarraditos de la mano para la Asamblea. No les importa que ayer dijeran que estaba en desacato, no les importó las terribles acusaciones de ayer, de magnicidios, complicidad en invasiones. Hoy caminan juntos, hacia las elecciones burguesas, se reparten el cne como se repartirán el resto del gobierno y el país. Siguen el rumbo de la corriente y siguen un mandato de los imperialismos ruso y gringo, tienen miedo, los aterra un estallido social que abra posibilidades a un nuevo salto revolucionario. Marchan contrarreloj.
La masa manipulada ya está preparada para asistir a la lucha mejicana, la primera escaramuza es el comité de postulaciones para el cne. Allí se jalan los pelos, se pellizcan y al final saldrá el acuerdo, juntos agarrado de las manos darán ese paso y los siguientes. Tienen que caminar unidos, la otra opción es la fuerza, de un golpe criollo, o de una operación gringa. Además el gobierno ya pierde el aliento para el pataleo, no sabe qué hacer, todo le salió mal, desde el dudoso petro, el lingotico, las minas para las gobernaciones; están aterrados, el país no arranca, el autobús no avanza y ellos ni la menor idea.
El plan de la traición confronta problemas: la época de elecciones son un periodo de incertidumbre, los pilares de la dominación se debilitan, siempre es así. Además, el gobierno al entregarse a las reglas de la democracia burguesa, al dar ese giro violento en su discurso se debilitará más, y puede pasar cualquier cosa.
El plan de los gringos y las oligarquías del continente marcha exitosamente: comenzó con el asesinato de Chávez, y ha seguido paso a paso hacia la restauración del capitalismo, desde las elecciones con los dos capriles, hasta el circo en preparación de las elecciones del 2020. Este circo de la elección del cne parece ser la pieza definitiva del gran plan de restauración del capitalismo de la democracia burguesa. Si este circo les falla siempre los imperios tienen en la mano la salida golpista, la fuerza.
El asesinato de Chávez abrió a los capitalistas el camino para la restauración. Ahora deben cuidarse los dirigentes chavistas auténticos, los leales a los principios chavistas, los que representen un peligro para esta restauración capitalista, los que promuevan el Plan de Chávez, el de la Patria original, esos son un peligro para los imperios, son la esperanza de que este pueblo no caerá en cien años de oscuridad socialdemócrata, son el símbolo de que no todo está perdido. Y la tentación de otro magnicidio es muy grande. Allí está el ejemplo de Trotsky, de Julio Antonio Mella, de Fabricio. Cuídense del brazo inclemente de la tiranía, y los pueblos que se cuiden de incurrir en los fusilamientos espirituales.