Apoteósico que después de muerto te velen de enredos y te metan en la urna equivocada y, en tu lápida un letrero fulminante como epitafio de consuelo que dirá: Aquí yace quien tumbará a Maduro y, sino jamás, descansará en paz.
Hay que tener una garra de mucho rencor vicioso para respirar los aires que enredan esos corazones que, buscan la maldad, a lo que se les oponga, pues sale de su inspiración el desear el mal ajeno, construir un canal de alerta que los lleve al infierno de su esplendidez pensante, lo que no pervierta su sentido común, porque hay que ver que siempre están buscando la paja en el ojo ajeno y, lo peor es que son, los que apoyan y le dan respiración artificial de boca a boca desde hace tiempo a Rafael Ramírez de salir, de su ultratumba para morir en su cielo hermoso que, son tantas sus cualidades de líder serio que, por algo vomita con mucho afán de grandeza por su herencia de ponerse de lo que no era de él, ni de su producción en Pdvsa.
Se muere un general y la jauría de trémulos oportunos sale a tratar de morder al gobierno de Nicolás Maduro y, la duda corre y se encarama como un antojo desbocado para bañar de encantos solapados, a quien no se lo merece y lo poco que se sabe de ese militar, no lo empina a llegar a la cúspide de ortodoxo demócrata. Sino todo lo contrario, hizo lo posible por tener más poder del que tuvo en el gobierno de Chávez, quien lo llevó a general como compañero de armas, sin dejar de embarcarse de tanta malicia que, finalmente se ensució como un corrupto más que, lo conflictivo lo llevó a encarar circunstancias que se lleva sin resolver, pero que se van tapizadas de malos procederes y, con eso es suficiente para no recordarlo como buen cristiano que no lo era y, además, siempre le jugó sucio a Chávez, y como un clavo saca otro clavo que él no pudo sacar, se quedó con las ganas, por lo que el infierno de su deslealtad lo espera.
El general Baduel, no fue un militar, ni honorable, ni confiable y más bien abusó de la confianza del comandante Chávez y, más bien, puso en desvelo al pueblo venezolano cuando, Chávez fue secuestrado y llevado a la isla de La Orchila.
Y por aquí pasó compadre y no llevaba nada de lo que en vida hizo sirviéndole a la Patria y, ahora que, lo disfrute otro que bastante bienes debió dejar -¿acaso murió pobre?- dentro y fuera del país.
Dicen que se lo llevó el coronavirus que dentro de la pandemia actual, no ha dejado de afectar e infestar la vida a toda la especie humana, cualquiera su clase, la infección del virus no tiene distingos que es lo peor por no decir, lo mejor que nos puede pasar, de no escoger más a los pobres que a los ricos y, tiene mucha preferencia por las personas de edad avanzada que, a veces complica situaciones y por lo que parece, el general no se le paró firme y de allí las dudas que otros felizmente explotan a su conciencia de dejar la rendija de la perversión abierta siempre tras de un culpable y, los mas osados ponen entredicho lo del covid-19 y, se acogen como una excusa que, ellos lamen en su cerebro de machos egoístas para sobornarse de gracia por la suma de sus lectores.
El coronel no tendrá quien le escriba, ni quien se preocupe po él, pero al general Baduel le sombran que, hasta de la oficina de DDHH de la ONU, abrieron las compuertas de su voz para solicitar investigación sobre su muerte, es decir, Bachelet respira oportunamente -vaya cinismo- y del pueblo Mapuche en Chile qué -¿acaso no existen?- y además, o acaso, las muertes en Colombia no tienen dolientes o son invisibles.