En estos días nos sorprenden las noticias de la huelga de hambre de este oficial de la Fuerza Armada, y más nos sorprende que pocos se conmueven frente al padecimiento de este ser humano. No sabemos a ciencia cierta de qué se le acusa, si es culpable o no, no sabemos si lo sometieron al debido proceso, conociendo a este gobierno, lo más probable es que no. Lo importante es que Marín Chaparro sufre una prisión cruel, y lo lamentable es la poca solidaridad con este oficial que, desesperado, plantea una batalla personal por sus derechos más elementales.
Este gobierno hipócrita, que se preocupa por el trato a los animales, que pusieron preso a alguien acusado de maltratar a una guacamaya, y están pendiente del mal trato a los perritos, no ha sido capaz de preocuparse por este caso; este gobierno, la fiscalía, tan dada a la publicidad, ni una palabra sobre la situación preocupante del teniente coronel, cuando ayer partió lanzas por el caso del Chino Miranda.
La calidad ética de un gobierno se puede apreciar en el trato a sus prisioneros, sobre todo a los políticos. Los campos de concentración de hitler daban una clara idea del carácter de aquel gobierno. La Rotunda y el Castillo de Puerto Cabello calificaban la inhumanidad del general gómez. El asesinato de Jorge Rodríguez, de Alberto Lovera, de Fabricio Ojeda, condenan la ética de la cuarta república.
El caso del oficial Marín es definitorio de la calidad moral de este gobierno; hay otros casos, por ejemplo, el General Baduel, o Nelson Martínez, muertos (¿asesinado? en prisión). Al hablar de este oficial lo estamos haciendo por todos los presos políticos sin distingo de ideología. Conocemos que el gobierno está arrinconado, sin saber qué hacer, se desespera con el paso de las horas, y ese desaliento lo lleva a profundizar la represión y el mal trato a los adversarios, muestra sus entrañas morales. No tenemos muchas esperanzas, aunque esa certeza no nos dispensa del deber de pedir la atención a las peticiones de Marín, no lo pueden dejar morir en este combate que libra con valentía.
A los familiares del oficial Marín, a sus compañeros de armas, nuestra solidaridad en su pesar; nosotros, más allá de las diferencias ideológicas que seguro existen, abogamos por su bienestar, nadie merece ese trato. Es más, pedimos una ley de amnistía para los presos políticos y el indulto urgente para Marín Chaparro. Lo hacemos desde la rabia, la indignación de ese trato a los presos políticos, pocas veces visto en este país.
No perdemos las esperanzas de que un día no muy lejano tengamos un gobierno que respete los derechos humanos y los derechos de la humanidad, tengamos un país donde el trato a la vida sea ejemplo para el planeta, donde todos vivamos como hermanos. Ese día llegará, por eso luchamos…
La magnanimidad no desmerece a un gobierno, al contrario, lo enaltece