El siglo XX venezolano, fue una tragicomedia que colocó en la palestra pública personajes de distinta calaña, que fueron a lo largo del tiempo distrayendo a nuestro pueblo mientras ellos se enriquecían a costa de los dineros públicos. Dos mujeres se destacaron entre los muchos personajes que nos distrajeron: Cecilia Matos y Blanca Ibáñez, una amante de Carlos Andrés Pérez y la otra de Jaime Lusinchi, ambas, a la sombra del poder, se enriquecieron hasta ostentar todo el lujo que les permite hoy vivir en el exterior, a cuerpo de reinas, gracias al dinero hurtado a todos los venezolanos y venezolanos, sean hoy en día chavistas u opositoras, indistintamente.
Blanca Ibáñez, y nos referiremos en exclusividad a ella, saltaría a la fama de la bragueta de Jaime Lusinchi, quien siendo presidente de la República en el período 1984-1989, la designaría como secretaria privada y, desde esa posición, “Blanquita”, como la llamaban los chupamedias de la época, se convertiría en el verdadero poder detrás del trono presidencial. No hubo caso de corrupción o de abuso de poder, para la época, en que el apellido Ibáñez no apareciera; Recadi le permitió traficar influencias, otorgar y recibir privilegios de los “amos del valle”, evadir leyes, responsabilidades y lucrarse hasta obtener la fortuna por la cual vive cómodamente en el exterior.
En 1991, es enjuiciada por los tribunales de la República y condenada a cumplir 5 años de prisión por el caso de la adquisición de unos rústicos, comprados con dinero de todos los venezolanos y venezolanas, y utilizados por el partido Acción Democrática en la campaña electoral de 1988, se recordará Ramos Allup de eso?, o se le habrá olvidado al loco ese. Valientemente “Blanquita” huyó del país, evadiendo la justicia, hasta que años después, la extinta Corte Suprema de Justicia la absuelve de sus delitos por prescribir la causa, se acordará de eso Cecilia Sosa?.
Borracha de poder, con motivo de unas inundaciones ocurridas en Maracay, “Blanquita” se viste de militar y recorre el sitio de los acontecimientos, sin que ninguno de los valientes oficiales, de esa época, alzara su voz de protesta en defensa del honor del ejército Bolivariano. Asimismo, borrachita de poder y complacida por el jalabolismo de los “amos del valle”, la universidad privada: Santa María, sin ser bachiller de la República, le otorga el título de Abogada, sin que, hasta la fecha, se conozca la veracidad de su asistencia a clases, presentación de exámenes y, menos mal que para la época no estaba desarrollado el internet, porque sino ese hubiese sido el justificativo de tamaño disparate, que dió como resultado, que de allí en adelante, en todas las solicitudes de empleo, se colocara la vergonzante frase: “Abstenerse egresados de la Universidad Santa María”...
“Hegel dice en alguna parte, que todos los grandes hechos y personajes de la historia universal aparecen, como si dijéramos dos veces. Pero se olvidó de agregar: una vez como tragedia y la otra como farsa...”, nos señala Marx en su Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte.
Quién se imaginaría que casi veinte (20) años después, curiosamente casi el mismo tiempo que tiene cursando estudios Nixon Moreno, éste repetiría la historia de la que fue testigo elocuente y seguramente duro crítico, logrando en apenas nueve (9) meses de exilio dorado en la Nunciatura Apostólica, lo que no pudo lograr en casi dos (2) décadas en la que fue alumno regular de la Universidad de los Andes (ULA). Razón tiene el Consejo Universitario en celebrar con bombos y platillos esta graduación; pocos estudiantes egresan en tanto tiempo como Nixon Moreno, por eso no comparto la opinión del Ministro Luis Acuña, desacertado como siempre, quien en el diario Vea del 15/12/07, señala: “...el hecho de que la Universidad de los Andes haya financiado los eventos protocolares es algo que nos llama la atención y será investigado, por ello en su debido momento se colocará este tema en la agenda del Consejo Nacional de Universidades...”, absurda opinión porque la corrupción no es tema que compete directamente al Consejo Nacional de Universidades (CNU) sino a la Contraloría y la Fiscalía General de la República que deben velar por el buen uso de los dineros públicos, ya Isaías Rodríguez designó, antes de abandonar el cargo, un Fiscal Especial para el caso, falta, evidentemente, que Clodosvaldo Russián se pronuncie al respecto, cosa que como es característico en él, no creemos que suceda. Estimamos, que el CNU debe ir al fondo del problema y atacarlo con lo que le compete directamente, valga decir, si se cumplió o no la Ley de Universidades en el conferimiento de dicho título, el cual es potestad única y exclusivamente del ciudadano rector Léster Rodríguez. Consideramos que el CNU está en la obligación de hacer respetar la Ley de Universidades, tan defendida por los oposicionistas universitarios para ir en contra de la Reforma Constitucional.
Ahora bien, que dice esa Ley sobre el caso Nixon Moreno veamos por ejemplo su artículo 118: “Para seguir los cursos universitarios y obtener los grados, títulos o certificados de competencia que confiere la universidad, los alumnos necesitan cumplir los requisitos (subrayado nuestro) que, sobre las condiciones de asistencia, exámenes, trabajos prácticos y, demás materias, fijen la presente Ley y los Reglamentos”, reforzando más adelante en el artículo 124: “Los alumnos están obligados (subrayado nuestro) a asistir puntualmente a las clases, trabajos prácticos y seminarios...”, concluyendo en el artículo 149 que: “El aprovechamiento y capacidad de los alumnos se evaluarán mediante exámenes y pruebas (subrayado nuestro) que se efectuarán durante el transcurso del período lectivo...”, como puede apreciarse Nixon Moreno para poder aprobar la materia que le quedaba y realizar la pasantía, debía asistir puntualmente a sus clases, como el resto de los cursantes de dicha materia, debió presentar los trabajos y evaluaciones, al igual que el resto de los cursantes de la materia, si se trata de la pasantía debió haber presentado un trabajo escrito, que es lo que se acostumbra generalmente realizar, en fin, estimamos que el CNU debe enfocar su investigación al cumplimiento de estos tres artículos de la Ley. Si no se cumplieron, evidentemente que Léster Rodríguez actuó al margen de la Ley cometiendo delito y su destitución sería procedente; en tal caso, ¿tendrá el Ministro Acuña los pantalones bien puestos para hacer cumplir la Ley?. Evidentemente, si no se cumplió con la Ley, Nixon Moreno tendría que, al igual que cualquier estudiante, cumplir con los requisitos establecidos para obtener el título que se le ha conferido, presuntamente, de manera irregular. Justicia es lo que espera el pueblo venezolano, Ministro Acuña, Fiscala Ortega Díaz y Contralor Russián, háganla cumplir... Ya basta de burlas y tanta impunidad !
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