Al cierre de esta columna, la ofensiva de Israel contra la Franja de Gaza—que comenzó con bombardeos aéreos y navales y ahora incluye también una invasión terrestre—arrojaba un saldo de más de 600 palestinos muertos, y un número de heridos que superaba los 2700. De los diez israelíes que han muerto desde el comienzo de la ofensiva, tres de ellos son soldados del ejército israelí que fueron alcanzados por fuego amigo. Más allá de los muertos y heridos, el pueblo de Gaza está sumido en una grave crisis humanitaria que el gobierno de Israel niega. Sin embargo, hay quienes desde el lado israelí se oponen al ataque militar.
Una de esas voces es la del profesor israelí Neve Gordon, quien ocupa el cargo de Director del Departamento de Política y Gobierno de la Universidad Ben-Gurion de Negev, en el sur de Israel, la región más golpeada por los cohetes de Hamas.
En conversación telefónica desde Beersheba, Gordon dijo: “Recién, hace menos de una hora, cayó un cohete a pocos metros de casa. Mis dos hijos duermen desde hace una semana en un refugio antibombas. Y aun así, creo que lo que está haciendo Israel es una atrocidad… El problema es que la mayoría de los israelíes sostiene que Israel abandonó la Franja de Gaza hace tres años pero que Hamas aún nos sigue lanzando cohetes. Se olvidan de ciertos detalles. Como, por ejemplo, el detalle de que Israel mantiene la soberanía. El detalle de que los Palestinos viven enjaulados. El detalle de que no pueden acceder a los alimentos básicos, que carecen de electricidad, que no tienen suministro de agua. Y cuando se ignoran este tipo de detalles, lo único que uno puede decir es: ‘Oye, nosotros nos marchamos de su territorio. ¿Por qué nos siguen disparando?’ Eso es con lo que los medios nos han estado bombardeando sin cesar, lo que nos hace llegar a la conclusión de que esta es una guerra racional. Si miráramos lo que ha estado pasando en la Franja de Gaza en los últimos tres años y viéramos lo que Israel les ha hecho a los palestinos, la conclusión a la que llegaríamos sería otra: que la resistencia palestina es racional. Y eso es lo que están omitiendo nuestros medios masivos de comunicación.”
El fin de semana, Gordon participó junto a diez mil israelíes más en una marcha multitudinaria por la paz realizada en Tel Aviv. En la marcha también estaba el activista israelí Uri Avnery, quien milita desde hace años por la paz. Avnery calificó a la invasión de “guerra criminal, porque, encima de todo lo demás, Ehud Barak y Tzipi Livni la están utilizando abierta y desvergonzadamente para hacer campaña electoral.” Avnery también dijo: “Acuso a Ehud Barak de explotar a los soldados de las IDF [Fuerzas de Defensa Israelíes] para lograr más escaños en el Knéset [Parlamento de Israel]. Acuso a Tzipi Livni de alentar a la masacre mutua para poder convertirse en Primera Ministra”. Las elecciones israelíes se realizarán en febrero.
La ofensiva fortalece al ex Primer Ministro israelí y líder del partido derechista Likud Benjamin Netanyahu, un destacado partidario de la línea dura y candidato favorito a ocupar el cargo de Primer Ministro. Mientras que Netanyahu apoya plenamente el ataque a Gaza, su sobrino, Jonathan Ben-Artzi, es un objetor de conciencia israelí que fue juzgado por un tribunal militar y sentenciado a un año y medio de prisión. Actualmente estudia en la Universidad de Brown, en Providence, Rhode Island, desde donde se comunicó conmigo.
“Hablo (…) no como el sobrino de alguien sino (…) como un israelí que apela a los estadounidenses para decirles que no tienen que apoyar ciegamente a Israel. Las acciones de Israel no son todas santas (…) a veces es necesario que ustedes se dirijan con firmeza a Israel y nos digan, le digan a nuestro gobierno que ponga fin a sus acciones.”
Gideon Levy, un periodista judío que trabaja para el periódico israelí Haaretz, me dijo: “Creo que el objetivo de Israel de proteger a sus ciudadanos en el sur del país es legítimo y que tenía el derecho legítimo a hacer algo, que es lo que todos los israelíes esperan del gobierno, pero ese derecho a hacer algo no justifica este operativo despiadado y violento. Los esfuerzos diplomáticos recién estaban comenzando y creo que podríamos haber logrado una nueva tregua sin este derramamiento de sangre. E incluso cuando se da una respuesta militar hay diversas etapas. Mandar de inmediato decenas de aviones bombarderos a arrojar cientos de bombas sobre una población civil totalmente indefensa —tan sólo en el día de hoy una familia enterraba a cinco hermanas— es algo inaudito. No podemos permitir que continúe”.
Pero continúa. La Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos (UNRWA, por sus siglas en inglés) abrió escuelas en Gaza para brindar refugio a la población, ya que los habitantes de Gaza están atrapados en esta franja angosta de territorio sin tener adonde huir. El portavoz de la UNRWA, Christopher Gunness, me informó que el organismo había proporcionado al Ejército israelí las coordenadas exactas de las escuelas: “Más de mil personas se habían refugiado en la escuela. Se había comunicado a los israelíes exactamente las coordenadas de GPS de la escuela, de todas nuestras instalaciones en Gaza. Todas nuestras instalaciones están claramente marcadas como pertenecientes a la UNRWA. Si ha habido violación del derecho humanitario internacional, y en vistas de que nuestra respuesta está muy firmemente arraigada en dicho derecho, queremos una investigación completa e imparcial”. Sin embargo, por lo menos dos escuelas han sido bombardeadas por ataques israelíes en los últimos días. Tres personas murieron en la escuela primaria Asma. El saldo en la escuela al-Fakhura del campo de refugiados Jabaliya en Gaza asciende al menos a cuarenta muertos y más de 55 heridos.
Mientras los aviones israelíes arrojan panfletos desde el aire instando a los palestinos a abandonar el territorio, los 1,5 millones de habitantes de la Franja de Gaza—una de las zonas de mayor densidad de población del planeta—no tienen donde esconderse, no tienen a donde huir. Los llamamientos a un inmediato cese del fuego son ignorados por Israel y bloqueados por el gobierno estadounidense. No está claro qué acciones tomará Obama cuando asuma la presidencia, pero el pueblo de Gaza no puede esperar al cambio de mando. Debe hacerse un alto al fuego ya. Y eso sería sólo el principio.
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Denis Moynihan colaboró en la producción periodística de esta columna.
(*)Amy Goodman es presentadora de “Democracy Now!”, un noticiero internacional diario de una hora de duración que se emite en más de 550 emisoras de radio y televisión en inglés y en 200 emisoras en español. En 2008 fue distinguida con el “Right Livelihood Award”, también conocido como el “Premio Nobel Alternativo”, otorgado en el Parlamento Sueco en diciembre.
© 2008 Amy Goodman
Texto en inglés traducido por Laura Pérez y Democracy Now! en español, spanish@democracynow.org