En defensa de muchos

Para el Superintendente Edgar Hernández B. (SUDEBAN) y para el Ministro Samán (INDEPABIS)

¡Qué tal, camaradas! De nuevo, esperanzado, tratando de aportar alguito al proceso de cambios en revolución, extremadamente pacífica… de nuestra parte, que avanzamos gracias al líder-presidente  Chávez. 

Los cambios que estamos adelantando –y “estamos” porque por vez primera nos sentimos consustanciados con unas políticas nacionales– han sido, y serán, muy duros ya que se refieren a un vuelco total en las estructuras, en las leyes (faltan muchas) y todo lo que marca el ritmo de vida todavía capitalista.  

Falta, entre muchas más, cambiar las costumbres consumistas, que alimentan la desigualdad, y ampliar los conceptos solidarios, por años ausentes, todos propios de una conciencia socialista, humanitaria, que es lo mismo.  

Pero, ahí vamos. Con el esfuerzo de todos los pre-socialistas (falta mucho para que todos lo seamos) iremos formando –junto a un PSUV que se meta en la candela de la ideologización–la gran Patria que anhelamos, la que soñamos.  

La Patria hermosa que visualizamos unos cuantos pero que, lamentablemente, se sale de los esquemas visionarios de los pitiyanquis.   

Se les han puesto cascabeles a muchos gatos. La mayoría que, en el concepto capitalista, y de capitalismo salvaje, que es como redundar, crecen a pura explotación de sus trabajadores y a especulación en costos. 

Falta un poco, o mucho, por cascabelear en Bancos, en empresas aseguradoras (que son los que más beneficios obtienen, prueba de ello que son las empresas que construyen grandes edificaciones como sedes, claro, a costillas de nuestros aportes. 

Algún día, por ejemplo, cuando hayamos completado la formación de los profesionales de ese campo, cuando construyamos e implantemos un sistema médico integral y, sobre todo, cuando hayamos superado la ineficiencia burocrática, contaremos con un buen sistema público de salud.  

Deberíamos lograr que nuestras Instituciones públicas, todas, ministerios y empresas del Estado, invirtieran el dinero que gastan en asegurar a todos sus trabajadores en el sistema de salud nacional. Por lo menos para el mantenimiento. 

Da mucha lástima botar esos recursos en empresas privadas. Llenar bolsillos ya muy llenos. Así como da lástima encontrarnos en clínicas privadas y laboratorios con funcionarios de diferentes niveles esperando consultas o exámenes porque nos son confiables nuestros servicios. Y da mucha vergüenza. 

Incluyo esta nota por haberlo escuchado ayer 24 en una radio, de oposición, claro: urgente investigar que ocurre en el Hospital de los Magallanes de Catia, según los médicos,  falta todo. Apliquemos una severa contraloría hospitalaria. Se nos va la revolución por lo cotidiano. 

Observar grandes montos millonarios donados por nuestros gobiernos estadales y municipales a personas que requieren de un servicio médico, siendo muy noble, aunque normal, produce escozor porque son tratados… en clínicas privadas.

Al grano. Sucede que todos los tarjetahabientes de créditos tienen garantizado, un poco, el que personas que no presenten sus respectivas cédulas de identidad no pueden utilizar sus tarjetas. Yo agregaría que deberían cotejarse las firmas del voucher con la cédula. 

En el caso de que por descuido de una empresa comercial, o sea de los cajeros raspadores de las tarjetas de no revisar los datos del comprador todos podemos recuperar el monto trampeado.  

O sea que la entidad bancaria, luego de una exhaustiva investigación, te devuelve el dinero. 

Ah… pero, en cambio, si la operación fraudulenta es con tu tarjeta de débito no hay pataleo. Se considera que es tu descuido, tu pérdida, y el banco nada puede hacer.  

Según, no tienen cómo ubicar el negocio donde fue realizada la compra.   

Sin embargo, cuando uno compra le solicitan la cédula (algunos sólo el número) pasan la tarjeta de débito, preguntan: corriente o ahorro, marque su clave, la marcamos, te devuelven la cédula con la tarjeta (esto puede ser al final) y sale el papelito. Te lo entregan con bolígrafo: su cédula y su teléfono. Y uno coloca esos números, 

Anteayer encontré  a una humilde señora en el CICPC presentando su caso. La trampearon los timadores especialistas dentro de un BANESCO, estaba adentro cuando le llega un mensaje a su celular (importante que ocurra, como aviso, pero…) “Ha habido un retiro de su cuenta por Bs. 300,00, sino está conforme llame al tlf. …)”, de inmediato se dirigió a una cajera para que le bloqueara su tarjeta, quien le respondió que esperara su turno. Al cabo de unos segundos “Ha habido un retiro de su cuenta por Bs. 450,00, sino está….)”  

¿Y…? 

O sea que te jodiste. O me jodí, porque en estos días me trampearon la tarjeta y realizaron una compra por Bs. 2.000,00, pero no prosperó el reclamo porque me fue robada.  

En mi caso, en Lechería de Anzoátegui, a la semana el CICPC en una audaz operación capturó, dentro de un buen apartamento en el mismo sector de mi caso, a una pandilla cargada de tarjetas y de telefónicas adaptadas con las cintas magnéticas de tarjetas de débito. 

Y apresaron a unos personajes: propietarios y trabajadores de un negocio cercano donde “pasaban las tarjetas” de esas ventas chimbas. Personajes estos que antes estaban protegidos, según comentarios, hasta por miembros de las policías. Y jueces, creo. Intocables, pues. 

Ya BANESCO me informó  que no prosperaba mi reclamo. Quedé súper golpeado en mis ahorros. 

Ah… y la señora se quedó sin nada. Había depositado unos esperanzadores Bs. 750,00 

Recientemente he comentado mi caso en varios negocios y me dicen que les llevan un registro de las compras.  

El reclamo con las tarjetas de débito, me informaron en el BANESCO, telefónica y personalmente, sólo es válido si existe algún fraude electrónico comprobable.  

Que en las de crédito sí hay controles sobre las empresas comerciales. 

Ciudadano Superintendente de Bancos, Ciudadano Ministro, es frecuente esta situación, entonces ¿será posible dar seguridad a los tarjetahabientes de débito toda vez que a todo poseedor de una cuenta bancaria (de nómina, de ahorros, los más pendejos que las usamos y estamos expuestos a todo, etc.), una mayoría, le entregan su tarjeta de débito? 

Los asalariados, los ahorristas, etc., los que menos poseemos, que andamos callejeando, usando cajeros, estamos a la buena de los ladrones, de los estafadores (especialistas) y dejamos a la banca y a los comercios, o correctos o perversos, sin ninguna obligación.  

¿Qué opinan? 

Propongo que todos los comercios deben exigir cédulas de identidad y comprobarlas con las tarjetas de débito. Y los bancos que puedan ubicar a las empresas tramposas o a las que se descuiden y, de esa manera, paguen el monto estafado o descuidado. 

Y quien solicite auxilio a un (a) cajero (a) sea atendido de inmediato. 

Los de menos recursos son el lado débil. 

Con mi variante a nuestro lema de batalla me despido, esta referida al tema:

¡Patria con controles a todos, Socialismo que es actuar solidariamente o Muerte al chanchullo! 

¡Enseñando decencia y trabajando con eficiencia Venceremos!  


edopasev@hotmail.com




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Eduardo Palacios Sevillano

Ingeniero Civil. Escritor y caricaturista. Productor radial y locutor. Miembro de la directiva de la Orquesta Sinfónica del Estado Anzoátegui. Miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Bolivariana del Edo. Anzoátegui. Coordinador de la Red de Historia, Memoria y Patrimonio de Anzoátegui.

 edopasev@hotmail.com

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