Los cambios que estamos
adelantando –y “estamos” porque por vez primera nos sentimos consustanciados
con unas políticas nacionales– han sido, y serán, muy duros ya que
se refieren a un vuelco total en las estructuras, en las leyes (faltan
muchas) y todo lo que marca el ritmo de vida todavía capitalista.
Falta, entre muchas más,
cambiar las costumbres consumistas, que alimentan la desigualdad, y
ampliar los conceptos solidarios, por años ausentes, todos propios
de una conciencia socialista, humanitaria, que es lo mismo.
Pero, ahí vamos.
Con el esfuerzo de todos los pre-socialistas (falta mucho para que todos
lo seamos) iremos formando –junto a un PSUV que se meta en la candela
de la ideologización–la gran Patria que anhelamos, la que soñamos.
La Patria hermosa que
visualizamos unos cuantos pero que, lamentablemente, se sale de los
esquemas visionarios de los pitiyanquis.
Se les han puesto cascabeles
a muchos gatos. La mayoría que, en el concepto capitalista, y de capitalismo
salvaje, que es como redundar, crecen a pura explotación de sus trabajadores
y a especulación en costos.
Falta un poco, o mucho,
por cascabelear en Bancos, en empresas aseguradoras (que son los que
más beneficios obtienen, prueba de ello que son las empresas que construyen
grandes edificaciones como sedes, claro, a costillas de nuestros aportes.
Algún día, por ejemplo,
cuando hayamos completado la formación de los profesionales de ese
campo, cuando construyamos e implantemos un sistema médico integral
y, sobre todo, cuando hayamos superado la ineficiencia burocrática,
contaremos con un buen sistema público de salud.
Deberíamos lograr que
nuestras Instituciones públicas, todas, ministerios y empresas del
Estado, invirtieran el dinero que gastan en asegurar a todos sus trabajadores
en el sistema de salud nacional. Por lo menos para el mantenimiento.
Da mucha lástima botar
esos recursos en empresas privadas. Llenar bolsillos ya muy llenos.
Así como da lástima encontrarnos en clínicas privadas y laboratorios
con funcionarios de diferentes niveles esperando consultas o exámenes
porque nos son confiables nuestros servicios. Y da mucha vergüenza.
Incluyo esta nota por
haberlo escuchado ayer 24 en una radio, de oposición, claro: urgente
investigar que ocurre en el Hospital de los Magallanes de Catia, según
los médicos, falta todo. Apliquemos una severa contraloría hospitalaria.
Se nos va la revolución por lo cotidiano.
Observar grandes montos millonarios donados por nuestros gobiernos estadales y municipales a personas que requieren de un servicio médico, siendo muy noble, aunque normal, produce escozor porque son tratados… en clínicas privadas.
Al grano. Sucede que
todos los tarjetahabientes de créditos tienen garantizado, un
poco, el que personas que no presenten sus respectivas cédulas de identidad
no pueden utilizar sus tarjetas. Yo agregaría que deberían cotejarse
las firmas del voucher con la cédula.
En el caso de que por
descuido de una empresa comercial, o sea de los cajeros raspadores de
las tarjetas de no revisar los datos del comprador todos podemos recuperar
el monto trampeado.
O sea que la entidad
bancaria, luego de una exhaustiva investigación, te devuelve el dinero.
Ah… pero, en cambio,
si la operación fraudulenta es con tu tarjeta de débito no
hay pataleo. Se considera que es tu descuido, tu pérdida, y el banco
nada puede hacer.
Según, no tienen cómo
ubicar el negocio donde fue realizada la compra.
Sin embargo, cuando uno
compra le solicitan la cédula (algunos sólo el número) pasan la tarjeta
de débito, preguntan: corriente o ahorro, marque su clave, la marcamos,
te devuelven la cédula con la tarjeta (esto puede ser al final) y sale
el papelito. Te lo entregan con bolígrafo: su cédula y su teléfono.
Y uno coloca esos números,
Anteayer encontré
a una humilde señora en el CICPC presentando su caso. La trampearon
los timadores especialistas dentro de un BANESCO, estaba adentro cuando
le llega un mensaje a su celular (importante que ocurra, como aviso,
pero…) “Ha habido un retiro de su cuenta por Bs. 300,00, sino está
conforme llame al tlf. …)”, de inmediato se dirigió a una cajera
para que le bloqueara su tarjeta, quien le respondió que esperara su
turno. Al cabo de unos segundos “Ha habido un retiro de su cuenta
por Bs. 450,00, sino está….)”
¿Y…?
O sea que te jodiste.
O me jodí, porque en estos días me trampearon la tarjeta y realizaron
una compra por Bs. 2.000,00, pero no prosperó el reclamo porque me
fue robada.
En mi caso, en Lechería
de Anzoátegui, a la semana el CICPC en una audaz operación capturó,
dentro de un buen apartamento en el mismo sector de mi caso, a una pandilla
cargada de tarjetas y de telefónicas adaptadas con las cintas magnéticas
de tarjetas de débito.
Y apresaron a unos personajes:
propietarios y trabajadores de un negocio cercano donde “pasaban las
tarjetas” de esas ventas chimbas. Personajes estos que antes estaban
protegidos, según comentarios, hasta por miembros de las policías.
Y jueces, creo. Intocables, pues.
Ya BANESCO me informó
que no prosperaba mi reclamo. Quedé súper golpeado en mis ahorros.
Ah… y la señora se
quedó sin nada. Había depositado unos esperanzadores Bs. 750,00
Recientemente he comentado
mi caso en varios negocios y me dicen que les llevan un registro de
las compras.
El reclamo con las
tarjetas de débito, me informaron en el BANESCO, telefónica y
personalmente, sólo es válido si existe algún fraude electrónico
comprobable.
Que en las de crédito
sí hay controles sobre las empresas comerciales.
Ciudadano Superintendente
de Bancos, Ciudadano Ministro, es frecuente esta situación, entonces
¿será posible dar seguridad a los tarjetahabientes de débito
toda vez que a todo poseedor de una cuenta bancaria (de nómina, de
ahorros, los más pendejos que las usamos y estamos expuestos a todo,
etc.), una mayoría, le entregan su tarjeta de débito?
Los asalariados, los
ahorristas, etc., los que menos poseemos, que andamos callejeando, usando
cajeros, estamos a la buena de los ladrones, de los estafadores (especialistas)
y dejamos a la banca y a los comercios, o correctos o perversos, sin
ninguna obligación.
¿Qué opinan?
Propongo que todos los
comercios deben exigir cédulas de identidad y comprobarlas con las
tarjetas de débito. Y los bancos que puedan ubicar a las empresas tramposas
o a las que se descuiden y, de esa manera, paguen el monto estafado
o descuidado.
Y quien solicite auxilio
a un (a) cajero (a) sea atendido de inmediato.
Los de menos recursos
son el lado débil.
Con mi variante a nuestro lema de batalla me despido, esta referida al tema:
¡Patria con controles a todos, Socialismo que es actuar solidariamente o Muerte al chanchullo!
¡Enseñando decencia y trabajando con eficiencia Venceremos!
edopasev@hotmail.com