Es normal que pensemos que un premio, que tenía tal envergadura o prestigio como el Nóbel –por decirlo así- se lo acrediten a quien o quienes han hecho algo positivo. Así de sencillito. El sentido común dice que si lo haces bien, puedes ser merecedor del elogio, la palmada en el hombro, el estrechón de manos, el abrazo, unas palabras que te peguen -espiritualmente hablando-, un pergamino, la placa, un certificado elogioso y hasta una constancia porque lo supiste hacer.
Eso tiene una validez incuestionable, pero no creo que Obama se sienta tan bien, con algo que él –realmente lo pensamos- no deba estar de acuerdo cuando ya mundialmente los cuestionamientos salen a la calle.
Pero es que no hay que volverse locos por algo tan elemental: ¿Qué hicisteis? ¡Esto recibisteis!
Lo torcido en todo este asunto de las organizaciones, es que están tan dañadas por el capital, el individualismo y los intereses monetarios, que siempre intentan anteponer a las cosas el dinero. Creo que todos en el mundo recuerdan un ejemplo gráfico de lo que ha sembrado la derecha capitalista mundial: la imagen de un individuo entregando billetes para conseguir información, especialmente en las películas policiales.
Entonces, es ese mundo de La Derecha y sus intereses políticos y económicos los que intervinieron –desde hace tiempo- a la organización del Premio Nóbel, algo que pensábamos nunca ocurriría.
Pero debe ser verdad, porque planteamientos parecidos contra esa y otras organizaciones se hacen evidentes no solo en la prensa escrita sino en la audiovisual como con los hechos que ocurren hoy día en Turquía, donde hay protestas terribles contra el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.
¿Cómo escondemos esas realidades? ¿Cómo no nos damos cuenta del control informativo de los medios empresariales sobre las realidades de los países, que solo les interesan las ganancias y nada más?
El problema de lo que algunos llaman la división del país en dos partes políticas, es una simple situación: una parte poblacional a la que le han vendido un mundo de fragilidad y fantasía y otra parte que despierta y adquiere conciencia y piensa en educarse. De ese modo tan elemental.
¿Cómo premian a Obama por nada? ¿Por qué no premian a las naciones donde la educación y la salud está haciendo la diferencia?
¿Saben quienes dieron el premio a Obama que, en materia de salud, Barrio Adentro ha atendido a millones de personas? ¿Qué ha hecho millones de diagnósticos? ¿Que ha salvado vidas? ¿Qué ha atendido a millones de personas en sus salas de rehabilitación integral? ¿Qué le ha salvado la vida a un gentío?
A nuestro modo de ver, palabra que no nos atreveríamos a recibir un galardón que no nos hemos ganado. No importa cuantos dólares representen, pero ¿Cómo carajo voy a sentirme feliz con algo que no me he ganado?
Creemos, por ahora, que Obama es decente y que no debe estar de acuerdo con esa jaladera, esa lisonja que han montado unos cuantos a su alrededor. Si él asume que realmente se lo merece, pues caímos en una realidad tan grave que termina por quebrar ese mundo de ensueño en el que se montaron algunos. Para nosotros, hay mucho embuste en el ambiente.
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