Un vistazo rápido a cualquier texto escolar venezolano nos revela las diferencias de clases existente en nuestra sociedad. En estos textos se refuerzan los estereotipos que se reproducen cientos de veces al día a través de la radio, la televisión y otros medios de comunicación masiva. En esta materia la burguesía y sus intelectuales no se caen a coba. Ellos tienen bien claro que a cada quien hay que mantenerlo en su sitio en la sociedad actual. Cada quien a lo suyo, los blancos a los negocios, a mandar, y los indios y los negros a servir, a obedecer. Esos esquemas de dominación que se reproducen en los textos escolares y en los medios no se limitan a las clases sociales, se aplican dentro de las clases. Me refiero por ejemplo al papel de la mujer en la sociedad, ente la burguesía, aunque se diga progresista, persiste la idea de que a la mujer le corresponden ciertas tareas en la sociedad, en general inferiores a las del hombre. Es conocido el dicho entre la clase media alta caraqueña que dice: “Los hombres van a la Universidad Metropolitana por el título de ingeniero y las mujeres van esa universidad por un marido”.
Recientemente realicé un estudio sobre la representación de la diversidad en un conjunto de textos escolares venezolanos de varias asignaturas. ¿Por qué prestarle atención a la diversidad? En el preámbulo de nuestra Constitución se declara: “El pueblo de Venezuela, (…), con el fin supremo de refundar la República para establecer una sociedad democrática, participativa y protagónica, multiétnica y pluricultural en un Estado de justicia, federal y descentralizado, que consolide los valores de la libertad, la independencia, la paz, la solidaridad, el bien común, la integridad territorial, la convivencia y el imperio de la ley para esta y las futuras generaciones; (…)”. Me interesaba entonces examinar hasta dónde los autores de los textos escolares, lo editores y las empresas asumen ese mandato, y cómo contribuyen a su logro. Los resultados fueron lamentables. Nuestros textos escolares retratan una sociedad sin diversidad. Una sociedad formada sólo por personas blancas clase media, preferiblemente hombres. En esa sociedad de los textos escolares los indígenas, los campesinos, las personas con discapacidad no existen y si existen están relegadas a papeles secundarios.
Las diferencias de clase no se expresan sólo en las imágenes incluidas en los textos escolares. Estas llegan a regular incluso el tipo de contenido que se presenta en esos libros. Tengo información que la Editorial Santillana está preparando una colección de textos escolares dirigidos especialmente a las niñas, niños y jóvenes de la burguesía venezolana y sus servidores que estudian en los colegios privados de las grandes ciudades. Al parecer le han girado instrucciones a los autores sobre el tipo de contenidos que deben incluir en dichos libros. Por ejemplo, en el caso de las matemáticas le pidieron a los autores que incluyan problemas propios de esa clase social, tales como: Si en las vacaciones pasadas fui a Miami y gasté en Disney $400,00, ¿Cuántos bolívares gasté si compré los dólares al cambio oficial? Y cosas así por el estilo. Para las editoriales el “target” es la familia típica clase media que tiene a sus hijas e hijos estudiando en los colegios privados urbanos. Por tanto, tienen que adaptar su producto y sus estrategias de mercadeo a ese segmento de la población.
Los educadores sabemos que los textos escolares juegan un papel muy importante en la enseñanza. En buena medida terminan dictando el currículo. Por lo tanto, es vital que el Gobierno Bolivariano asuma la producción de textos escolares. No se trata de sustituir una ideología con otra, no se trata de tergiversar la verdad, a nosotros no nos hace falta eso. Se trata de producir una revolución, se trata de que los libros de texto se recojan los logros de la humanidad en todos los campos (ciencias, humanidades, artes, etc.), sin menospreciar el conocimiento popular, que le permita al pueblo fortalecerse para enfrentar a la burguesía. Si hay algo a lo que la burguesía le tiene miedo es que las hijas e hijos de los trabajadores sepan matemáticas, biología, filosofía, historia, etc.
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