Inaceptable el absoluto secreto en que se ha manejado la situación, así como el desconocimiento de la gente del monto que se le adeuda y del cálculo utilizado. Se acude a la convocatoria de pago sin información. Allí es cuando se sabe el monto a recibir. La indefensión es total. En el Banco de Venezuela, indicado como sitio donde acudir, no saben nada al respecto. Por lo tanto, la confusión también es total. Con los “vebonos” del pasado fue totalmente lo contrario, pues la decisión de usarlos formó parte incluso de las negociaciones con los gremios.
Es una deuda de prestaciones y de intereses sobre éstas, que han debido ser pagadas en su momento, y no repetir lo que hicieron los gobiernos adeco copeyanos. Se trata de pagos exigibles en forma inmediata y que deben ser pagados en efectivo. La deuda es de este gobierno, pues la de la “cuarta” ya fue pagada, por este mismo gobierno, en 2001 y 2002. El pago no es ningún favor, es un deber gubernamental.
Pagar sólo a unas 300 personas por semana significa que no se dispone del dinero completo y hay que esperar que se genere. De esta forma tomaría casi tres años la terminación de los pagos, lo que mantiene moroso al gobierno durante ese lapso. Cuando en el pasado se pagó con vebonos (2001 y 2002), sí se estaba en una situación financiera y política apretada y sin embargo su entrega fue simultánea a todos los acreedores. ¿Vamos para atrás? La figura de fideicomiso es una y la de bonos es otra; no se entiende el uso de ambos medios como fórmulas de pago. El pago es hasta diciembre 2011, por lo deja un remanente que volverá a acumularse.
Recientemente, el Presidente aclaró muchas cosas que se han debido saber desde antes, a menos que la falta de información fuera la forma de buscar el desagrado y la crítica, para luego “sorprender” a todos con mejores noticias y culpar a la oposición escuálida de estar sembrando el pánico y de proceder visceralmente. Un fideicomiso abierto por el Gobierno permitiría hacer efectivos los pagos en forma inmediata (¿?) o dejar el dinero ganando el interés correspondiente. Devengarán un interés anual de 18 por ciento, muy alto para una deuda de tanta magnitud, a menos que se esté pensando en una devaluación el año próximo.
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