Los procesos de unión entre nuestros pueblos del Sur (América), que yacen del hontanar de la geopolítica bolivariana conllevan a que en su visión estratégica debemos plantearnos la dinámica independencia-soberanía en términos superiores, pues en el momento histórico que transitamos dicha visión implica también un proceso de descolinazación cultural de patrones impuesto por el sistema económico.
Es por ello, que el “tropel de caballos” que despertó la historia de nuestros pueblos del Sur, reclama en su acelerado proceso político una revolución educativa que brote de nuestras entrañas, donde nuestros medios de difusión masivos se conviertan ó representen, una eficiente forma de propagar las luces que trabajen sobre nuestros (corazón-temperamento-herencia histórica) y (cerebro-ideas-carácter), para así de está manera, elevar a la grandeza la conciencia de las mujeres y hombres de nuestras naciones hermanas.
Ahora bien, en la acción constructora que proporciona la educación y la comunicación, a los procesos de liberación que viven nuestros pueblos nos permitimos elevarnos con nuestro Libertador a su delirio sobre el Chimborazo en el que designaba: “Aprende, conserva en tu mente todo lo que has visto, dibuja a los ojos de tus semejantes el cuadro del Universo físico, del Universo moral; no escondas los secretos que el cielo te ha revelado: di la verdad a los hombres”.
Si analizamos el presente designio del Libertador, valorando nuestro momento geopolítico contemporáneo, la educación y la comunicación en la UNASUR, sostienen en su visión estratégica el candente desafío de reconstruir la fibra moral e histórica de nuestros pueblos, devastada en las repercusiones del proceso de expoliación de los recursos estratégicos que por razones naturales residen en nuestras dimensiones geográficas.
En perspectivas, avanzar bajo el principio de unidad que marca la senda de la geopolítica bolivariana, implica el reconocimiento de las complejidades físico-naturales de nuestra América del Sur y los recursos estratégicos, que apoyados en el desarrollo de nuestro potencial humano constituyen en dicho proceso la visión de garantizar la defensa, y a su vez por extensión, propagar la sensación de seguridad colectiva, no debemos olvidar que bajo la dinámica depredadora del capitalismo la independencia es una construcción permanente.
En síntesis, las ideas-fuerza del Libertador nos conducen a construir una geopolítica propia desde el Sur, donde la unión apoyada en nuestros intereses comunes nos permite reencontrarnos con las luchas históricas que marcaron el rumbo de nuestra independencia, inspirando la idea de conformar todo un sistema defensivo en la región, destinado a preservar los recursos estratégicos, situación que era necesaria, en el juego de posiciones que imprime la dinámica del “ajedrez esferoidal”, por tal razón, la defensa de nuestros recursos no son simples decretos, está requiere elevar a niveles superiores la conciencia de nuestros pueblos, y bajo este designio. la educación y la comunicación, tienen la visión de propagar las luces que iluminen y desintegren las sombras culturales, que impuso el sistema económico con sus patrones de consumo y de desvinculo.