En su obra de juventud Karl Marx escribió una serie de ensayos económico-filosóficos llamados "Los Gundrisse", dentro de ellos tenemos su "Tesis sobre Feuerbach", donde dice que "los filósofos han venido a comprender el mundo, yo he venido a transformarlo" y en su "Crítica a la Filosofía del Derecho de Hegel" nos dice el autor, "…el arma de la crítica no puede sustituir la crítica de las armas" . En estas dos monumentales frases se manifiesta lo que podríamos denominar una epistemología marxista del conocimiento y de su acción transformadora plasmada en la voluntad política o praxis de los explotados en su empeño de construir una utopía social de justicia y felicidad, donde desaparezcan la explotación y en consecuencia las clases sociales.
Sin embargo entre los escritos de juventud de Marx (Gundrisse) y su obra cumbre de economía política de madurez "El Capital", existe una inmensa brecha que se manifiesta en grandes contradicciones internas de la teoría, que algunos críticos como Louis Althusser en "La Revolución Teórica de Marx" consideran insalvables, expresando que los escritos de juventud están llenos de metafísica hegeliana y que el "viejo topo" solo hace ciencia ,(sociología y economía política), en "El Capital".
En "Los Manuscritos Económico- Filosóficos" (Gundrisse), Marx habla de la alienación del trabajador, de su miseria económica y espiritual producto del extrañamiento o enajenación que provoca en él, la expropiación del fruto de su trabajo que le infringe el capitalista. Esta apropiación o plusvalía aliena tanto al trabajador como al capitalista, quien se encuentra preso de su propia violencia, (vale recordar el hermoso ensayo de Hegel "El Amo y el Esclavo", donde el esclavo es esclavo y el amo también, ya que es víctima de su propia opresión, que no le permite ser libre). En tal sentido la tarea histórica del obrero consiste en liberarse él y al capitalista, eliminando las clases sociales y construyendo una humanidad real o reino de libertad formado por individuos no alienados.
Mientras que en "Los Gundrisse" observamos claramente el concepto de individuo, en "El Capital "dicho concepto desaparece en aras de la creación de abstracciones o categorías sociales, que dan origen a una sociología y economía política científicas, lo cual a juicio de Althusser, justifica una separación entre el Marx metafísico de juventud y el científico de la madurez. Por otra parte, desde el bando de los críticos capitalistas al marxismo, la objeción a "El Capital" es que su visión económica adolece de una teoría psicológica o de un concepto individual del ser humano, debido a que para Marx el ser humano es un ser social. Creemos que tenía que ser de esa manera, debido a que analizar el modo de producción capitalista expresado en la compleja forma D-M-D’, es una tarea sistémica de múltiples conexiones sociales, cuyo análisis solo pude ser emprendido desde una perspectiva macro y no con una visión subjetiva y microeconómica aun cuando existente, a la cual nos llevaría el camino de la psicología.
En tal sentido, muchos marxistas y sobre todo los de la llamada escuela crítica de Frankfurt, han visto una estrecha relación entre la teoría de la alienación y el psicoanálisis, entre el individuo alienado de Marx y el individuo reprimido de Freud, vinculo este que enriquece al marxismo y le abre nuevos horizontes.
Miembros destacados de esta escuela anteriormente mencionada, como Hornecker, Marcuse, From y Adorno entre otros; han desarrollado un marxismo para el siglo XX , o un capitalismo postindustrial que se proyecta prospectivamente hacia el siglo XXI y analiza los mecanismos ideológicos, culturales y axiológicos de dominación y control sobre la población a nivel global, en sus aspectos de manipulación psicológica que inciden en la creación de patrones de consumo social como las falsas necesidades de Marcuse.La escuela de Frankfurt revisa el concepto marxista de clase obrera industrial y encuentra por ejemplo, que esta ha sufrido grandes cambios y transformaciones desde la época de Marx y que hoy en día representa sólo un 20 / de la población trabajadora mundial, y el 80/ restante de los trabajadores , están empleados en el sector terciario de la economía, siendo muchos de ellos trabajadores informales por cuenta propia cuya función es realizar la plusvalía mediante la venta de mercancías, donde la explotación es mayor; en tal sentido estos neomarxistas proponen insertar a estos amplios sectores de la población explotada que subdividen en grupos minoritarios en la cual la suma termina siendo mayoría (genero, juventud, pensionados, contratados, informales, grupos raciales y religiosos, emigrantes, etc.) a la lucha de clases.
Con este nuevo arsenal teórico-práctico los neomarxistas de la escuela crítica, incursionan en el campo de la educación, inaugurando la pedagogía didáctico-crítica que ha florecido en América Latina en la figura de Paulo Freire quien plantea una educación para la liberación del individuo. En tal sentido la escuela crítica pedagógica parte de la teoría Marxista, de su materialismo histórico o ciencia de la historia alejada de las concesiones metafísicas del historicismo de Hegel, concibe una historia en movimiento y transformación producto de los cambios en los modos de producción que a su vez generan nuevas formas de pensamiento, parte de la visión holística del marxismo acerca de la realidad, viendo a esta última como una unidad o totalidad de la diversidad ( relaciones de producción material, ideas, valores y conceptos) pletórica de contradicciones, donde por ejemplo el modo de producción capitalista subsiste y se articula con formas arcaicas vivas, como el feudalismo presente en el latifundio agrario Latinoamericano, o el esclavismo vigente en las maquiladoras actuales, o el mercantilismo utilizado por el neoliberalismo financiero especulativo o el comunismo primitivo de los Yanomamis; así como con protoformas de producción, organización y pensamiento futuras como la sociedad socialista; donde estructuras materiales como las relaciones sociales de producción se imbrican con las ideas, ideologías, valores y culturas más diversas. En fin, una realidad poblada de antagonismos y luchas de clases derivadas de la explotación y el abuso de poder por parte de las clases dominantes. Se parte de una teoría revolucionaria y dialéctica (lucha de opuestos materiales y espirituales) que comparte la teoría con una praxis política volitiva de transformación-construcción de una nueva sociedad basada en la libertad y la justicia social.
Estas inmensas posibilidades para educar a los trabajadores que posee el marxismo, antes de la escuela de Frankfurt habían sido exploradas por esa brillante y abnegada revolucionaria que fue Rosa Luxemburgo, quien concebía al partido no como una entidad burocrática de dirección vertical por encima de los trabajadores, en lo que lo convirtió la mediocridad de Stalin y sus seguidores; sino en una organización para el desarrollo ideológico de la clase obrera. Ese es el camino que debe seguir todas las organizaciones revolucionarias, incluyendo a los sindicatos y consejos comunales.