El gobierno venezolano, en especial los responsables del sector educativo, deben estar trabajando ya en el diseño del protocolo de bioseguridad que se deberá aplicar en las escuelas, liceos y universidades, una vez existan las condiciones apropiadas para un retorno a las actividades educativas presenciales.
A propósito de esto, recientemente escuché un programa por Radio Nacional de Angola, con participación de los radioyentes, en el que, el común denominador en la discusión tuvo que ver con las condiciones higiénicas que deben tener los centros educativos, para que pueda haber regreso a la escuela. El elemento clave de esas condiciones higiénicas, según la mayoría de las opiniones, es el agua, es decir, que tanto docentes, como alumnos y personal administrativo y obrero, puedan contar con agua limpia.
Ahora bien, según Jeanette Vega, exsubsecretaria de salud de Chile y actual consejera de la Organización Mundial de la Salud, este año no habrá condiciones para un retorno a la escuela y estaremos en modo pandemia hasta finales del próximo año. Esta opinión, sin duda, plantea un exigente reto a la hora de pensar en la actividad educativa presencial y en el diseño de un protocolo de bioseguridad.
En tal sentido, estar en modo pandemia significará convivir con las amenazas derivadas de virus como el Covid-19, por lo que, diseñar un protocolo de bioseguridad deberá tomar cuenta diversas variables. Entre las variables a considerar se pueden mencionar las siguientes: a. Estructura de las instalaciones de los centros educativos; b. Condiciones de los baños y lavamanos; c. Acceso a agua limpia y potable; d. Cantidad de alumnos, personal docente y personal administrativo y obrero; e. Condiciones socioeconómicas de los alumnos, docentes y personal administrativo y obrero; e. Normas de protección personal y distanciamiento social que se deberán cumplir; f. Registro de la temperatura corporal y exámenes preventivos periódicos de detección de contagios. Es decir, el asunto no es fácil.
