Los ataques en contra de las escuelas en los contextos de conflictos armados se están convirtiendo en una novedad alarmante en el mundo contemporáneo. En 2020 y 2021 se han registrado más de 5000 ataques a la educación e incidentes de tipo militar en centros educativos, habiendo sido afectados y murieron cerca de 9000 estudiantes y docentes (Bonet E, Ibarra D., 2023).
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) sostiene que países como Afganistán, pasando por Yemen, Siria, Sudán del Sur, Mali, Ucrania, República Democrática del Congo y Colombia han violado una de las reglas fundamentales de la guerra, cual es la protección de los niños. Catherine Russell, ejecutiva de Unicef, afirma que los infantes son un blanco en los conflictos, lo que no puede normalizarse, ya que el derecho a la educación de los niños no se puede salvaguardar sino se protege a los niños (Bonet E, Ibarra D., 2023).
Impedir el aprendizaje en zonas de conflicto tiene un impacto de por vida, pues limita las oportunidades e impide que ellos puedan aprender y desarrollarse, así como tener un espacio en la sociedad (Delphine Dorsi, directora de Right to Education Initiative citado por Bonet E, Ibarra D., 2023). En este sentido, los autores supra referidos, señalan que los desafíos que tiene la educación no son imposibles de resolver por lo que es necesario que los gobiernos respalden y apoyen la declaración de escuelas seguras a la que Ucrania se unió en 2019 para proteger a estudiantes y educadores del conflicto armado. No obstante, las bombas no han podido acabar con el sistema educativo de Ucrania. De hecho, el Ministerio de Educación retomó las actividades sin dejar de mencionar el apoyo institucional y financiero de las Naciones Unidas. Por ejemplo, el fondo especial de la ONU es una muestra. Su lema "la educación no puede esperar". Este último ha ofrecido cinco millones de dólares en ayuda humanitaria para los niños afectados en la guerra tanto en educación como para su salud mental (Bonet E, Ibarra D. 2023).
Otra evidencia de la educación y la guerra es el uso de universidades por parte de fuerzas y grupos armados no estatales que han aumentado de manera alarmante en 2022 y 2023. Por lo menos hay 1000 señalamientos de escuelas o universidades ocupadas en 30 países. Con respecto a ataques a la educación, en el año 2022 hubo 570 casos en naciones como Afganistán, Colombia, Nigeria, Sudán y otros. En mayo de 2024, 120 naciones se han adherido a la Declaración sobre Escuelas Seguras, siendo este un compromiso intergubernamental que busca proteger la educación en periodos de conflictos armados (Human Rights Watch, 2024).
Palestina y Ucrania están entre los países más afectados ante esta situación. En Ucrania hay un estimado de 700 ataques a escuelas y en Palestina oscilan entre 640 entre 2022 y 2023, después de la invasión de Ucrania por parte de Rusia en febrero del 2022: los bombardeos, ataque aéreos y drones dañaron escuelas, siendo el este y el sur de Ucrania las regiones más golpeadas (Human Rights Watch, 2024).
Bibliografía
Ethel Bonet, Diego Ibarra Sánchez, (2023). Escuelas, objetivo de guerra, Equal Times es una publicación en línea y trilingüe enfocada en temas laborales, de derechos humanos, cultura, desarrollo, medioambiente y economía y política, y tratados desde una perspectiva de justicia social. https://www.equaltimes.org/escuelas-objetivo-de-guerra?lang=es
Human Rights Watch (2024). Aumentan a nivel global los ataques a la educación en contextos de guerra, Palestina y otros grandes conflictos son la principal causa del incremento https://www.hrw.org/es/news/2024/06/20/aumentan-nivel-global-los-ataques-la-educacion-en-contextos-de-guerra
