La universidad venezolana, tiempos ha, asumió una postura de espaldas a la realidad del país. Se proyectó siempre como portadora de la verdad y en una cápsula se cubrió de asepsia, nada la contaminaba. En su interior cultivó un discurso transformador, revolucionario, proclive a los cambios, progresista. Así, navegó cómodamente a lo largo de las últimas décadas. Siempre la creímos reflexiva. Se abordaban múltiples temas.
El puntofijismo fue creando las redes que paulatinamente se enquistarían en los puestos de mando de la universidad. Aquellas fuerzas políticas propiciaron el quiebre de la universidad pública y el fortalecimiento de la educación privada en el país. Esta fractura histórica desde los años ochenta revirtió la relación a 80 / 20, en cuanto al ingreso en las casas de estudio públicas; 80% de colegios privados y 20% de liceos públicos.
La universidad se fue tornando autista y el clamor por ingresar a sus espacios, de los excluidos del subsistema de la educación superior, fue desoído e ignorado. Siendo el Estado el que financia a las universidades públicas y habiendo la garantía constitucional del derecho al estudio hasta el pregrado universitario, esta universidad se encapsuló más y manifestó que su problema no era atender a más de medio millón de bachilleres que no podía acceder a ella.
Hoy, esta universidad reclama "libertad y democracia" y rabiosamente proclama la "defensa de la autonomía". ¿Qué ha acicateado estas banderas? El debate generado en la Asamblea Nacional por la reforma constitucional ha incorporado la modificación del Artículo 109 de la Constitución. Dicha reforma introduce unas ideas de cambio largamente esperadas en el seno de los sectores que hacen vida en la universidad pública venezolana: la democratiza.
Frente a la propuesta de cambios radicales planteados en la reforma del artículo 109, la universidad acusa al gobierno de "interventor y de querer imponer un pensamiento único". La universidad se resguarda en la "academia" y habla de que en la universidad debe prevalecer "la jerarquía del saber y los méritos académicos", y ¡oh sorpresa! dicen que "la reforma es democrática pero no conveniente". La autonomía para la universidad está garantizada. Esta universidad debe bajar su mirada.
Periodista / Prof. universitaria