Como comisionado de formación ideológica del Batallón 514-2 del Municipio Sotillo (Puerto la Cruz), asistí a la jornada de trabajo convocada por la Comisión Estadal, con el objeto de tratar el tema: Escuela de Formación Sociopolítica “Salvador de la Plaza”. Por razones de trabajo tuve que ausentarme de la discusión, pero puede traerme una propuesta de los camaradas del Municipio Simón Bolívar (Barcelona), cuya lectura dio paso a una reflexión que deseo compartir con los lectores de esta nota, con el ánimo de realizar un aporte en esta fundamental labor de definir los planes que vayan formulándose en todo el territorio nacional.
En esta primera entrega se presentan algunas consideraciones generales y en una segunda; el interés se coloca en el análisis de la propuesta que presentó el equipo de camaradas del Municipio Simón Bolívar, para que a partir de esa situación muy concreta, se tenga la opción de establecer ciertas orientaciones que faciliten un trabajo más efectivo en esta tarea.
Suena atractivo y es un hecho muy alentador, que los camaradas de los municipios se interesen por preparar un plan de estudio. Ese gesto le agrega valor a cualquier proyecto, porque deja de ser algo ajeno a los intereses y necesidades de los militantes. Tomar en cuenta las necesidades e intereses de los militantes de un municipio, debería ser uno de los primeros lineamientos a considerar en la propuestas de formación; no obstante, esa situación, no tiene que producir un lista de temas o asuntos yuxtapuestos, sin conexión con un propósito general que abra las posibilidades de conectar una iniciativa de trabajo con una finalidad (objetivo) de orden superior.
Es importante entonces que los planes de formación que vayan formulándose estén pedagógica y filosóficamente conectado con un propósito o finalidad superior. Tiene que argumentarse cada propuesta con un objetivo que pueda ser calificado como estratégico o medular y la ubicación de esa finalidad, debería salir de una discusión muy amplia que dirija la Comisión Nacional de Formación e Ideología. No son los temas y los contenidos, los aspectos esenciales de una propuesta de formación, por supuesto, son asuntos importante en un plan; más no son los únicos elementos que fortalecen una iniciativa. Es importante también, que el plan contenga estrategias para darle sentido y concreción a los objetivos.
Si por ejemplo, el objetivo superior de la Escuela de formación Salvador de la Plaza es fortalecer la conciencia revolucionaria de los militantes del PSUV, no es suficiente tener un contenido o definir como tal, el documento del Proyecto Nacional “Simón Bolívar” 2007/2013. Un objetivo como este, reclama incluir a las estrategias como uno de los elementos y componentes del plan, que permiten establecer (el) cómo se abordaría un tópico complejo, que no se alcanza sólo con la definición de un contenido.
No parece prudente ni aconsejable definir los contenidos a partir de textos o libros. Es decir, no suena atractivo tomar un libro, texto o plan como formando parte de un contenido; los libros son parte de los insumos que se utilizan para revisar o analizar una temática. Hay la opción de un texto básico, más no parece correcto asumirlo como contenido de un plan de formación
No debería en función de esa idea (¿lineamiento?) tomar como un contenido el libro de Nohan Chomski (hegemonía y Supervivencia) o el Proyecto Simón Bolívar. Los contenidos se deciden en función de unas necesidades o problemas, que algún libro puede tratarlas, pero no es libro la que determina esta situación, a menos que deseamos o tengamos la meta de planificar un seminario o taller sobre una obra o un autor en particular. Si pensamos en trabajar un texto o un autor en particular (el Capital, Gramsci), conviene incluir en el plan de formación, los seminarios y talleres como parte de esa propuesta, pero no es el asunto fundamental de un plan.
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