La nueva Ley de Educación surgió de un consenso entre los entes involucrados en esta temática y su primera ponencia oficial fue en 1999, luego de registrarse una hoja de trabajo que fue elaborada, precisamente, por la oposición luego de una serie de diálogos entre la comunidad, Iglesia e instituciones que coparticipan con el hecho educativo. Por lo tanto, en ese momento fue una verdadera concertación y surgió el primer borrador oficial propiciada por cada Estado y discutida en su versión oficial por las autoridades educativas y diputados a nivel nacional.
Esta ley en su última aprobación destaca los verdaderos derechos que tienen nuestros descendientes para participar en el hecho escolar y como los padres y representantes tienen derecho a voz y voto dentro de la nueva legislación comunal al lado del personal que administra las distintas áreas en el proceso enseñaza- aprendizaje. La nueva educación esta proyectada para formular nuevos liderazgos acorde con las tecnologías formativas del país y por su naturaleza, constituye un derecho humano universal a cada género, buscando su beneficio personal y los intereses de un colectivo.
Esta nueva ley que reúne el sentimiento nacional hacia el campo del proceso enseñaza- aprendizaje se encuentra compaginada con la Constitución Bolivariana de Venezuela y solo es voluntad del universo venezolano que se aplique de una manera fundamental a toda la comunidad que arropa a niños, adolescentes, personas adultas y de la tercera edad, porque ahora todos nos encontramos incluidos en la acción educativa porque no es excluyente.
Es lógico que el poder político tenga injerencia sobre la educación porque es un asunto de Estado y las partes involucradas deben estar en un dialogo permanente para compartir cualquier competencia de transformación ciudadana y que nos lleve a tener una conciencia nacionalista y tener la oportunidad de abrir nuestra sociedad hacia una nueva era tecnológica. Por esto, debemos sentirnos plenos de tener una educación que convalidad la antigua ley y nos lleva a una verdadera toma de conciencia sobre nuestro contexto republicano.
(*) filósofo
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