Chávez acaba de plantear la federación regional de los consejos comunales y su confederación nacional en una gran asamblea, con incorporación de los consejos de trabajadores y otros organismos populares. Tal llamado era necesario hace ya mucho tiempo, a pesar de que la red de consejos comunales y comunas fuese aún inmadura. Pero también hace tiempo que existen la Unión Nacional de Trabajadores (UNETE) y los frentes campesinos, que no han estado siendo consultados satisfactoriamente.
La Ley Orgánica del Trabajo (LOT) se ha redactando en la Asamblea Nacional sin que el sujeto principal de esa ley, la clase trabajadora, tuviese una participación democrática plena. Los ocasionales eventos de “parlamentarismo de calle” no significan una consulta democrática cabal del pueblo para las decisiones políticas. Todas se toman y se instrumentan a través de la burocracia. Por eso mismo resultan insuficientes o erróneas, se distorsionan, se frenan o se deterioran en el camino.
Aquí ha faltado el reconocimiento oficial de los movimientos sociales, además de los órganos de poder popular local, para ser incluidos en la conducción del gobierno como formas de agrupamiento de todos los que vivimos del trabajo y no de la explotación. Es decir; ha faltado la concreción de una instancia de gobierno del pueblo.
¿Cómo si no, podría hacerse realidad aquella consigna bolivariana de que “¡con Chávez manda el pueblo!”? En el Encuentro Nacional de Organizaciones Populares con el Presidente Chávez, que fue impulsado después del golpe de 2002 por la Asamblea Popular Revolucionaria (origen de Aporrea) junto con otras organizaciones, planteamos la creación de un Consejo Consultivo Popular con el Presidente Chávez, que estaba sentado en las butacas del Teatro Municipal. Allí le preguntamos, como lo hizo este servidor, al presentar el informe del Encuentro: “Si con Chávez manda el pueblo… ¿cómo es que el pueblo manda?” (Ver:
Acabando de salir del golpe del 11 de abril, teníamos el impulso del 13, pero fue luego de la derrota del sabotaje petrolero que surgieron organizaciones fundamentales como la UNETE. Hoy, además de los consejos comunales y comunas en formación, de los consejos de trabajadores que han venido surgiendo, existen grandes organizaciones nacionales del movimiento obrero y sindical, de los campesinos, de los que luchan. Hay aún mucha dispersión y grandes debilidades, pero es lo que existe y funciona. No por ello hay que suplantar la organización social por la burocracia que usurpa la prerrogativa de intervenir en la toma de decisiones y en el ejercicio del poder.
Para desmantelar el Estado burgués y romper con el capitalismo, para poder combatir a la burocracia, hay que dejar de gobernar con ella. Chávez tendría que dar el paso concreto de constituir un gobierno que sea la expresión directa de la clase trabajadora organizada, los movimientos sociales y los organismos de poder popular. Sólo así se podrá impulsar la verdadera profundización del proceso con un programa revolucionario y socialista.
Por un lado debemos seguir desarrollando el control obrero y comunitario. Pero un control obrero efectivo y no meramente propagandístico. Llevarlo a todos los ámbitos de la economía. Y, por supuesto, se requerirían medidas drásticas para acabar con las corruptelas y la impunidad, para reforzar la contraloría social, poniendo todo a la vista del pueblo organizado, abriendo los libros de contabilidad de todas las empresas estatales y privadas, echando, enjuiciando y encarcelando a todos los que se enquistan en el gobierno y las instituciones para hacer negocios, robar y acumular capital.
En la ecuación de las 3 R al Cuadrado, tendrían que estar factores como: Gobierno Directo Democrático y Protagónico de la Clase Trabajadora y el Poder Popular, Control Obrero y Comunitario, Estricta Contraloría Social, Medidas Drásticas Contra el Burocratismo y la Corrupción, Programa de Transición de la Revolución Hacia el Socialismo.
El gobierno tiene una prueba en los próximos días: La UNETE, que agrupa a una gran parte de los trabajadores y trabajadoras de la revolución, está llamando a movilizarse por varios puntos principales el 9 de noviembre. Entre esos puntos está la aprobación de una LOT que apunte a cambiar las relaciones de explotación. También reclama medidas de ajuste salarial con la inflación, mecanismos para el control de costos, precios y ganancias. Pide el descongelamiento de convenciones colectivas en el sector público. Exige un punto final a la criminalización de la lucha sindical y social, al sicariato y a la impunidad, ante las tristes actuaciones de los tribunales y el Ministerio del Trabajo. Apoya la extensión de las expropiaciones, bajo control obrero auténtico, sin imposición de nuevos gerentes burocráticos y con ruptura del modelo de capitalismo de Estado. La UNETE además, aspira a discutir con el gobierno un conjunto de medidas programáticas para la profundización de la revolución y la transición al socialismo.
Junto a ella hacen frente común movimientos sociales: El Frente Nacional de Inquilinos por la aplicación de los decretos contra los desalojos forzosos y por el derecho a la vivienda. La Asociación Nacional de Medios Comunitarios, Libres y Alternativos (AMCLA) por la reforma de la Ley de Telecomunicaciones y por la redistribución del espacio radioeléctrico en manos de las comunidades y los trabajadores. Los indígenas por la justa demarcación de sus tierras ancestrales y la defensa de sus caciques presos. Los cooperativistas y trabajadores de empresas de producción social, la Fuerza Socialista de Profesionales y Técnicos, entre otros, por sus reivindicaciones y/o propuestas específicas.
Entonces, para aplicar a fondo el poder popular, el presidente Chávez tendría que comenzar por recibir a las vocerías, discutir sus planteamientos, reconocerles como parte de esa instancia nacional que está llamando a federarse y confederarse, e incorporarlos en la toma de decisiones de gobierno. ¿O es que por encima de todos volverá a decidir la burocracia?
Después del 26 de septiembre estamos en una nueva y quizás definitiva encrucijada para la revolución bolivariana. La clase trabajadora y los movimientos sociales estamos obligados a recuperar con determinación y firmeza un rol activo como sujetos sociales de esta revolución.
El presidente Chávez tiene la opción de gobernar efectivamente con las organizaciones de los trabajadores y el pueblo, o permanecer atrapado por el burocratismo y el Estado burgués. Esta es la verdadera opción de la revolución anticapitalista, democrática, socialista. No dar el paso sería esperar la estocada final de la burguesía y de la 5ta columna, que está parasitando y confiscando este proceso.