s innegable que la partida del “Comandante Eterno” Hugo Chávez Frías dejó un vacío irreparable en la dirección de la República Bolivariana de Venezuela.
El esfuerzo titánico y universal emprendido aquel 4 de febrero de 1992, para la toma del poder y cambiar el curso de la historia, con una Constituyente, en la Patria Bolívar fue alcanzado a lo largo de 14 años, los cuales se multiplicaron a la “n” potencia; como nadie lo había logrado hasta hora, en la historia de América Latina y del mundo.
No hay duda que las bases fueron sembradas y el mapa de vuelo lo dejó en buenas manos (Nicolás Maduro) y a la vista del pueblo venezolano; sobretodo, en los que habían sido excluidos y marginados por la traición oligárquica, a lo largo de la historia republicana.
La muerte del gigante - así como en el pasado lo fue Bolívar - dejó lecciones de historia y caminos por explorar, bajo el legado de uno de los hombres más brillantes del siglo XX y comienzos del XXI, con reconocimiento universal y avalado, por las más importantes organizaciones mundiales y líderes del planeta tierra.
Recoger sus banderas y enarbolar la espada de Bolívar por América Latina, no es tarea fácil; pero si un compromiso sembrado, no sólo entre los venezolanos, sino en todos los latinoamericanos deseosos de justicia y de quienes abrigamos una Patria Grande, como la concibieron nuestros libertadores desde el Río Grande hasta la Patagonia.
La semilla fue sembrada y el reto es inmensurable. Apenas comenzamos a dejar atrás su huella fresca y ya sufrimos los embates, tantas veces anunciados por el propio “Comandante Eterno”, quien con visión de futuro, nos advertía que el enemigo asechaba todos los días y no dormía maquinando como destruir la Revolución Bolivariana y sus logros; así como antes lo hicieron con nuestros libertadores y con el genio de América, El Libertador Simón Bolívar.
“El enemigo de los pueblos de América Latina, enemigo de todos los proyectos libertarios de América Latina, enemigo de las esperanzas de los pueblos de América Latina y del Caribe; es la élite imperialista de los Estados Unidos”, nos repetía el Comandante Chávez.
El “Comandante Eterno” fue arrancado de los brazos del pueblo venezolano y la historia ya determinará su destino y lo absolverá por los siglos, de los siglos. Más allá de Chávez están sus frutos hechos realidad (El Alba, UNASUR, la CELA, PetroCaribe, Merco Sur, TeleSur, leyes y símbolos patrios) y estamos sus hijos para concretar sus sueños que son nuestros sueños.
“En Venezuela – nos dijo – está en marcha un proyecto nacional que tomó forma constitucional; nuestra Constitución es mucho más que una ley magna, es el proyecto nacional de país hecho Constitución”. Nuestro reto es hacerla realidad todos los días y defenderla hasta con nuestra vida.
¡Independencia y Patria Socialista!
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