Pudiera ser otra forma de estudiar los momentos históricos de la sociedad venezolana: los antes y los después de la desaparición física de hombres y / o mujeres que han logrado impacto con su proceder en el decursar de su vida, que cuando marchan a otro plano de existencia dejan su impronta más allá del ciclo de su edad.
Al decir de los especialista en el área –que tengo entendido que son pocos- el duelo tiene diversas manifestaciones, primero, aceptar que la persona en quien depositamos nuestro afecto y reconocimiento ya no esté en el plano de la vida como la entendemos y entre nosotros y eso desencadena expresiones varias desde el llanto, la congoja, el desconsuelo, que pudiera conducir a la parálisis paradigmática y a crisis depresivas en los y las afectadas pero también puede llevar a ese entorno afectivo a expresiones de rabia o a desatar la violencia.
Fue magistral e histórico, porque a pesar del dolor inherente de saber, admitir y comunicarle al pueblo que el líder, que el máximo exponente de la incipiente revolución, que el propulsor del proceso revolucionario había fallecido en el Hospital Militar en Caracas a las 4.25 de la tarde de ese luctuoso día, 5 de marzo y que el deber es seguir abriéndole cauce a la revolución iniciada por él era el mejor compromiso con su legado, con su trayectoria, no era fácil comunicarlo y mostrar serenidad, cuando todas y todos estábamos devastados, que el grueso de la población estaba impactados e impactadas por tan luctuosa y dolorosa noticia, donde el mismo Nicolás Maduro y dirigentes nacionales hicieron argumentaciones para la comprensión y que no hubiesen desbordamientos de sentimientos, y el acatamiento de las instrucciones fue admirable por la disciplina ejecutada por el pueblo lo cual es reflejo indubitable del ascenso de los niveles de consciencia de un pueblo que se imbricó espiritualmente con su líder.
El estado mayor de la Ultraderecha estaba pálida del miedo por el temor de lo que creía que se le podía venir encima, puesto que la ultraderecha, sectores apátridas y el mismo Imperio deslizaron salutaciones de todos los calibres para expresar su júbilo y satisfacción por la enfermedad del Comandante Supremo, si ya en vida lanzaron sobre la obra revolucionaria de Hugo Chávez toda clases de venenosos dardos hasta el pretender enlodar su vida, su reputación, vilipendiaron sobre su vida privada e íntima y hasta familiar, se sumaron a esa campaña hasta quienes le traicionaron que hoy días están hasta secos.
Aún después de muerto el Comandante Chávez no cesan en su empeño en aguijonear su imagen y simbolización que representa en el imaginario colectivo popular, todo con la innoble intención de provocación y de propaganda sucia contrarrevolucionaria por parte del Imperio y de la Ultraderecha y sus asesores propagandísticos buscando siempre sonsacar, estimular y hasta organizar por control remoto facciones en filas revolucionarias chavistas que se autocalifican fieles seguidores del ideario chavista para fraccionar y dividir y en consecuencia implosionar desde adentro, generar debates subalternos o traer a la mesa discrepancias públicas que más bien –sin olvidarlas- pero que deben esperar por su momento adecuado y oportuno, el propósito de los y las enemigas de la Revolución es alcanzar un menú de consecuencias negativas que se les estarán dando al Imperio y a la Ultraderecha como exquisito manjar si algún sector o autodenominada personalidad se presta a quebrar, a erosionar o extinguir la mística revolucionaria en toda su confusión mental e intelectual, resentimientos, o satisfacer la vanidad o en su deliberado propósito de hacerse notar aunque sea en las filas del enemigo para alimentar el ego.
La cúpula eclesiástica que pudiera jugar un papel interesante en lo que al duelo se refiere, ésta desde el primer momento del proceso revolucionario estuvo y está sin disimulo alguno como aliada fiel a la contrarrevolución.
Tenemos un reto en estos duros momentos históricos y la lucidez y el esclarecimiento del decursar de la Revolución y del pueblo es vital y es visualizar cuál es el aspecto principal de la Revolución que Revolución Bolivariana o Imperio, Capital – Trabajo, Civilización o Barbarie, el Programa y Plan de la Patria o el oposicionismo antipatria, evaluar el momento actual expresado en la lucha contrarrevolucionaria basada en lo económico para hacer llorar y humillar al pueblo de miseria y hambre.
Desde la dirección de la Revolución se deben trazar instrucciones internas para garantizar la preservación de la vida de cuadros, dirigentes, militantes del proceso –pero también de la derecha que también son y serán blanco- ante los planes orientados por el Imperio y el estado mayor de la Ultraderecha pero ejecutados por el paramilitarismo, la delincuencia organizada y el narcotráfico, pero dando siempre la apariencia de ser acciones del hampa común para confundir a los cuerpos policiales pero el propósito de fondo es originar, caos e ingobernabilidad y retrasar el curso del proceso revolucionario.
Ante lo descrito, el gobierno, su estructura y sus organismos de seguridad deben de cambiar el esquema clásico institucional heredado del capitalismo y modificar lo que se tenga que modificar y actuar antes de que se desencadenen los planes macabros del Imperio y de la Ultraderecha, pero aun así, seguir con sus planes de gobierno. Se puede decir por adelantado que hay la intención, el seguimiento de inteligencia, la expulsión de los diplomáticos gringos así lo evidencia lo cual eleva la moral y la confianza revolucionaria.
Hay experiencias en el mundo que pueden ser orientadoras.