Que difícil escribirte hoy, comandante, padre y amigo. Son 365 días de dolor, de tristeza, pero del que nos llenamos de fuerza y energía para continuar con la obra y con la lucha que nos has legado.
Hoy te recordé como nunca, y hasta con la dicha, como me lo señalaste alguna vez, de compartir del amor, del afecto y del cariño de los míos. Encontrándome y conversando con tantas personas a las que tenía tiempo que no veía, a la que tenía tiempo que no saludaba.
Comandante, a un año de tu siembre, en este 5 de marzo, en que te escribo estas líneas, vaya cuantas dificultades, vaya cuantos problemas, vaya cuantas conspiraciones nos ha tocado enfrentar y neutralizar, pero pese a que tu presencia física nos hace falta, tu sigues con nosotros. Hoy te vi en el Cachamay, en el árbol, en el río orinoco, en el caroní, en el capananaparo, en la luz del nuevo amanecer y la era en la que entramos gracias a ti líder infinito.
Pero pese a todas las circunstancias, si puedo decirte jefe, seguimos teniendo Patria, pese a los obstáculos, pese a las dificultades, pese a las amenazas y asechanzas, la Patria sigue y tu legado permanece.
De mi parte, he cumplido con la parte de tu legado que me corresponde. Con mucho compromiso, con mucha entrega, con mucha pasión y dando lo mejor de mí. Como siempre me lo dijiste y encomendaste, desde mi trinchera de lucha y batalla. Entendiendo que yo, y muchos en lo individual somos la gota de lluvia, pero cuando nos unimos y juntos, somos el torrencial aguacero, que podemos lograr más cosas y más rápido, y por eso nos señalaste aquellas 4 imborrables palabras aquel 8 de diciembre: Unidad, Lucha, Batalla y Victoria.
Que orgullo escuchar a Nicolás Maduro, tu hijo, finalmente dando la orden no solo a los cuerpos de seguridad y al pueblo, a que juntos "candelita que se prenda, candelita que se apaga". Y que además de un pueblo pacífico, somos un pueblo arrecho. Nadie quiere la violencia, ni el enfrentamiento del pueblo contra pueblo. Pero tampoco podemos hacer el papel de pendejos, y si somos agredidos, estamos en el legitimo derecho de defendernos. Además, hay que imponer la autoridad, porque somos Gobierno.
Comandante eterno, cuando hemos sido duros en la crítica a nuestro hermano mayor, Nicolás, siempre ha sido en aras de ayudarlo en sus nada fáciles tareas. Prometo también poner mi empeño en comprenderlo más. Ya que no le ha tocado fácil la tarea, y solo le pediría a él que, ante las amenazas contra tu legado, lidere la radicalización de la Revolución. A veces el látigo de la contrarrevolución, lo que logra es eso, radicalizar nuestra Revolución, y eso, más bien la saludamos.
Por eso, mi comandante eterno y Presidente siempre invicto, no quise pasar este primer aniversario de no prensencia más no de ausencia. Porque sé que tu sigues aquí, con nosotros, acompañándonos en esta lucha, viviendo junto a nosotros, luchando con nosotros, y venciendo junto a nosotros.
¡Hasta la Victoria Siempre Comandante!
¡Chávez y Bolívar Viven, y sus luchas y la Patria que nos legaron sigue!
¡Independencia y Patria Socialista!
¡Viviremos y Venceremos!